Tuuch, óol, y poesía. Pedro Uc

El ombligo maya, óol, y poemas originales © Pedro Uc

Selección © Melissa Birkhofer y Paul Worley

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Es una alegría presentar esta selección de la obra ensayística y poética de Pedro Uc. Como escritor bilingüe (maya yucateco y español), su ejercicio de la traducción desdibuja las fronteras entre los géneros literarios y la filosofía. Aquí, traducir una palabra como “óol” o “tuuch” es un gran esfuerzo por construir un puente lingüístico entre dos modos de estar-en-el-mundo. Al buscar las palabras en las lenguas europeas para explicar los vocablos ancestrales, el traductor se interna en la analogía, en la imagen poética, y expande la realidad del lector. La siguiente selección abre con un relato-ensayo sobre el tuuch, el ombligo, la conexión del recién nacido con la tierra; continúa con una suerte de “glosario poético-intercultural” alrededor del óol, ser-ánimo; y cierra con un conjunto de poemas. 

¡Gracias al autor y a los traductores por su generosidad con Siwar Mayu! 

El ombligo maya

No puede controlar la búsqueda de sus manos, sus dedos, al no tener hilos de guano para crear su tradicional sombrero, se tejen entre sí, sus pies parecen exigirle caminar con apuro hasta el fondo del monte, no pueden sostenerse con firmeza sobre la tierra, sus ojos como un par de guardianes en el mooy1, recinto sagrado de la partera que con tanta maestría, como con tanta delicadeza, frotaba con una porción de algodón calentado, el entorno del ombligo del recién nacido que parece disfrutar el calorcito donde le comenzó la vida. El joven campesino se estrenaba como padre, nueve largos días parecían muy largos para una de las siembras más importantes de su vida, el tuuch2 de su hijo recién nacido; la complicidad en la mirada de su compañera de vida que es una nueva madre, no es cosa menor, parecen no necesitar palabras, ya que escuchan sus miradas frente al rito del póok tuuch3 celebrada por la Chiich4, todos los familiares saben que la ceremonia ha empezado y llevará algunos días, mientras tanto las hojas aromáticas preparan la purificación del camino que Yuum iik’5 empieza a señalar como el gran encuentro con Yuum K’áax6 y Yuum Cháak7, el gran día de la siembra del misterio de la vida, de la conexión con la noche para que pueda amanecer.

Jpiil, como le decían a Felipe en la comunidad, estaba listo para recibir de las manos de Chiich, la partera, el tuuch de su primer hijo para entregárselo a Yuum K’áax, sus padres le dijeron que el suyo yace en la cuenca de un cenote, debajo de una gran ceiba que parece ser la abuela de aquella gran selva, a día de hoy, es un lugar habilitado como santuario para realizar las ceremonias vinculadas a la vida de la milpa.

1 Rincón de la casa.
2 Ombligo
3 Ombligo calentado.
4 Abuela
5 Viento padre-creador.
6 Monte Padre-creador.
7 Lluvia Padre-creador.

Las abuelas y los abuelos cuentan que los mayas como ellos, no pueden entender la vida sin el monte, sin los cenotes, sin las plantas, sin la lluvia, sin el viento y sin el territorio, porque la mujer y el hombre maya son nacidos de la tierra, son como los árboles; el monte es una comunidad, los árboles viejos son los abuelos, pero ahí están también los hijos y los nietos, hasta los recién nacidos. Por eso es inevitable sembrar el táab8 que nos une a los humanos con la tierra, con el monte, con el viento y con el agua. U táabil u tuuch chan paale’ tu ts’u k’áax unaj u bisa’al mukbil ti’al u p’éelili’ital tu ka’téen yéetel le kuxtalilo’9, así aconsejan los nojoch wíinik10, las mujeres y hombres más mayores. El cordón umbilical recién desprendido del cuerpo del niño debe llevarse inmediatamente al corazón del monte para entregar a Yuumtsil, ahí se debe dejar, ahí se debe enterrar, ahí se debe sembrar para recuperar la conexión con la vida, para que la nueva creatura sea una con el monte, con la milpa, con el agua, con la tierra y con el viento.

Esta es parte de la espiritualidad de lo maya que se vive atenuando por la colonización a día de hoy, aunque sigue viva y en algunas comunidades con buena salud. Entre las familias mayas, a los niños o niñas recién nacidas se les hace el póokbil tuuch por la partera  o la misma madre, durante los primeros tres o hasta los nueve días de vida, hasta que se desprende ese pequeño cordoncito, se envuelve cuidadosamente en una tela, en una hoja de plátano, en un jolo’och11, o en una porción de algodón y se lleva por el padre, o el abuelo, a la selva más longeva para sembrar, quizá en la orilla de un cenote, o debajo de una ceiba, o de cualquier otro gran árbol simbólico.

8 Cuerda
9 El cordón umbilical del niño debe ser enterrado en el corazón de la selva para que sea uno de nuevo con la vida.
10 Persona mayor con solvencia moral.
11 Cascara de elote.

Este rito tiene por finalidad reconectar a la nueva criatura con la naturaleza, con la tierra, para que no se traicione, para que no se le lastime, para que no se le abandone, para que no se le venda, sino para vivir con ella y en ella, para respetarla, para cuidarla, para acariciarla y para hacer con ella una vida comunitaria. El niño, o niña que se ha sembrado su tuuch, se naturaliza en el territorio, es recibido, o recibida por Yuum K’áax, por Yuum iik’ y por Yuum Cháak, su carne es de maíz y su óol es su memoria. Crecerá bajo la lluvia, se levantará como el viento, se mantendrá firme como la gran ceiba, la gran abuela, la que también es un táabil tuuch de la comunidad sembrada por los Yuumtsil para ser la partera de las familias mayas, la que recibe en su regazo a los nietos que llegan como semillas sembradas entre sus enormes raíces donde los empolla como gallina que cuida a sus polluelos debajo de sus alas.

La colonia hizo una nueva versión de esta celebración, como siempre ha sido la estrategia de la “evangelización”, destruir lo originario y levantar sobre los escombros su templo, su teoría, sus creencias, su interpretación. Afirma que el ombligo del niño, o niña que se lleva a dejar, o tirar en el monte, es para combatir el miedo de la criatura a los malos espíritus, a los monstruos de la selva, para enfrentar a los fantasmas y a los malos vientos.

Nada más falso y violento que esta versión, el táab tuuch de los recién nacidos que se lleva al monte a sembrar, no es para evitar el miedo, es al revés, es para vincular, o reconectar a la creatura con la tierra y la naturaleza, para hermanarse con los pájaros, con los animales, con los árboles, con el agua, con la noche y con el silencio inteligente. Algunas familias siembran el táabil tuuch de la niña debajo de la ceniza de su fogón para reconectarla con el fuego, con la tortilla, con la comida, con la leña, con las piedras que son la casa del fuego. El táabil tuuch es la cuerda de la vida, es el kuxa’an suum12 con el que se amarra la vida humana con la no humana y con la espiritualidad, es la unión de la parte con el todo y el todo con la parte para hacer nacer la lengua maya a través de un lenguaje que comunica a todos los que habitan la casa que es el monte, la milpa y el territorio. Por eso la tierra no se vende ni se renta, es la casa de nuestro táabil k tuuch, nuestro kuxa’an suum.

El cordón umbilical es lo que Xtáab nos comparte, es la cuerda de la Xtáabwáay13, o la cuerda del misterio, de la trascendencia de la vida en la muerte, del satunsat14, de la oscuridad, de la noche, donde nace la vida y la misma luz como lo dice el Popol Vuj15, es donde está el contacto. Por eso muchas veces el tuuch del recién nacido, o nacida, se le encarga a un cazador, ese que llega al monte más antiguo, más maduro y más puro, el que conoce las veredas de Yuum iik’ y la casa de Yuum Cháak, en el corazón de Yuum K’áax, él se hace cargo de llevar ese kuxa’an suum para sembrar en el corazón de la selva, el monte más alto, tu ts’u’ k’áax16, así encuentra la energía del óol17 una nueva vía para llegar hasta el puksi’ik’ 18 del niño o niña para ponerlo en el mismo temple que la comunidad de mujeres y hombres que son de maíz. 

Las palabras que pronuncia el sembrador de la cuerda a los Yuumtsil19 al enterrar el táabil tuuch forma parte del sujuyt’aan20, de las palabras que solo se deben pronunciar cuando se toma un acuerdo con los Yuumtsil, en este caso también con Xtáab quien es la abuela que provee la cuerda con la que se teje el tuuch del niño, es el hombre o mujer que abre la tierra hasta hacer un pequeño agujero para depositar esa cuerda,  llama a nuestros padres creadores y madres creadoras para que los “vientos” conozcan y reconozcan este niño que recién se ha desprendido del cuerpo de su madre y se ha desconectado temporalmente de la energía de los Yuumtsil, ahora regresa como una semilla para que nazca en su corazón su compromiso de cuidar la tierra como la tierra lo cuidaría a él, o ella, en una perfecta conexión a través de su kuxa’an suum

12 Cuerda viva.
13 Madre-creadora misterio.
14 Laberinto o Xibalbaj.
15 Libro sagrado maya.
16 Corazón del monte.
17 Ser-ánimo.
18 Corazón.
19 Padre-Creador.
20 Palabra clave.

Son tres a nueve días que tarda en desprenderse el táabil tuuch del cuerpo del niño, por eso, Jpiil estaba desesperado, no puede esperar mucho tiempo para reconectar a su hijo con la abuela ceiba, con el ánimo de la naturaleza, con el canto de los pájaros y con la fuerza tan digna que tienen los animales del monte. Solo cuando se haya sembrado esta cuerda regresa la tranquilidad de la familia, por eso dicen con firmeza entre sí como parte de su testimonio, que una brisa especial entra hasta el mooy de la casa donde el niño yace envuelto en la hamaca para ser abrazado y amamantado por Xtáab como señal de esta conexión.

¿Dónde está el tábil u tuuch de quienes hoy venden la tierra? Se preguntan las mujeres y hombres de maíz, ¿no son estos que perdieron su tuuch en un partido político? ¿No será que lo dejaron en una fábrica textilera? ¿No será que lo extraviaron en una extraña fe colonizadora?  El tren mal llamado maya ha cavado en la tierra maya para desenterrar y destruir esa cuerda de la vida, ha tendido sus rieles criminales, ha arrancado la cuerda de la vida de muchas comunidades mayas despojándolas de su táab, yfrente a nuestras consignas, cada vuelta de sus ruedas pareciera decirnos “es por demás, es por demás, es por demás”.  

Las cenizas del fogón de la cocina están vacías, las raíces de la ceiba que estaban tejidas con el táabil tuuch, o kuxa’an suum de las niñas y niños mayas, están profanadas en muchas comunidades aplastadas por la rueda izquierda del tren, sin embargo, algunas milpas están empezando a espigar, ha sido un año de abundante lluvia, la cigarra no ha detenido su ik’ilt’aan21, las luciérnagas nos recuerdan con sus luces cómo hacer una luz grande al buscarnos, al encontrarnos y a hacernos comunidad nuevamente; el sakbej22 que surca el firmamento está lleno de estrellas, es un táabil tuuch que miramos en nuestro cielo.

21 Poesía
22 Camino blanco-vía láctea

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ÓOL

Los siguientes términos como Che’ óol, P’éek óol, Jáak’ óol, Ja’ak’saj óol, Náaysaj óol, Sa’ak’ óol, Ma’ak’ óol, Tooj óol, Yaj óol, Ok’om óol, Saatal óol, Chokoj óol, Síis óol y Ki’imak óol son sonidos comunes en el cotidiano tsikbal o diálogo de las comunidades en el territorio maya de la Península de Yucatán. Es de notar la invariabilidad de la voz óol al final de esta lista de términos que puede crecer mucho más, es una especie de señal o advertencia sobre el kuuch o carga de esta palabra antigua como le llaman los nojoch wíinik.

A día de hoy la lengua maya se percibe muy reducida, pierde presencia frente a la lengua dominante, pero no es una cuestión del presente, es resultado de más de 500 años de colonización, de evangelización y persecución de la lengua y cultura maya. En este contexto colonizador nos vemos desafiados a descolonizar nuestra lengua maya, hacer trabajo de arqueología del saber y de las palabras, remover los escombros de la historia para encontrar no solo los vestigios materiales sino los monumentos lingüísticos como es el óol que la colonia ha disfrazado de alma. Este esfuerzo es una pequeña fajina en dirección a la arqueología de las palabras y su descolonización.

Óol es uno de esos llamados intraducibles, no es posible hacerlo al español porque la lengua dominante, al parecer, carece de ese pensamiento, unos caen en la ligereza de afirmar que es espíritu, otros han dicho que es alma; buscan equipararlo con ese telón cristiano evangelizador, lo cierto es que no lo es, ni el uno ni el otro. Este pensamiento es propio del corazón maya, por sí mismo puede entenderse, dependiendo del contexto, como ánimo, energía, ser, origen, identidad, retoño, emoción, fuerza, principio, salud, etc.  Cuando se acompaña o antecede por otro término como es el caso de esta lista de arriba, ayuda a especificar el sentido en el que se usa, sin embargo no se limita, solamente abre uno de sus extensos campos simbólicos, políticos, psicológicos, espirituales o filosóficos. Comentaré brevemente el sentido que tiene cada uno de estos pensamientos sin que sea una pretensión de agotar su kuuch, es decir, de manera enunciativa mas no limitativa, aunque creo muy difícil de hacer por lo menos por una sola persona, no obstante  su dominio en la cultura y lengua maya, debido a que estos conocimientos son necesariamente construidos comunitariamente.     

En algunas ocasiones se oye a alguien decir óol pichi’ woye’, (huele a guayaba este lugar), el significado de óol en este caso, es aroma, olor. Más bien se debería entender así, este lugar tiene esencia de guayaba. Cuando se oye decir óol in chukej, convencionalmente, el óol en este caso se entiende como, casi, a punto de…  estuve a punto de atraparlo, pero lo que realmente se dice es, su ser perseguí. Como es de notar, perseguir el óol es un reto emocionante, en esta reflexión se hace un breve recorrido de algunos términos que pueden ayudar a entender la dimensión o extensión de este pensamiento.

Che’ óol es un término que se entiende regularmente como crudo, no maduro, no pleno, huele a inmadurez, bruto; pero es cuando nos queremos referir a algo en su estado natural o primitivo, sin estar impactado pero sin plenitud, esta expresión se deriva posiblemente del pensamiento de la segunda creación de la que se nos habla en el Popol Vuj, de los hombres de Che’, de madera, entonces el che’ óol, tiene esencia de madera, de esa creación frustrada o no lograda, inmadura, primitiva, quizá por eso cuando decimos che’eche’ (madera madera), que se traduce regularmente como crudo, estamos afirmando que no solo está crudo, no cocido, o inmaduro, sino que es algo tan simple, tan corriente, tan básico o primitivo que pudo llegar a ser cualitativamente valioso pero no lo ha logrado o simplemente de frustró; che’ óol es entonces algo insípido, sin aroma, sin sabor, sin esencia desarrollada o más bien con esencia ordinaria, rústica y bruta. 

P’éek óol, aunque se traduce generalmente como odio, sin embargo tiene mayor sentido si se entiende como rechazar, repeler y despreciar, toda vez que p’eek es, no aceptar o incomodar, es como decir, esta esencia es huraña, es desagradable, es intolerable.

Jáak’ óol se traduce comúnmente como susto, pero he de advertir que la traducción generalizada que tenemos a día de hoy de la lengua maya al español está atravesado por el espíritu colonial que lo reprime, lo acota, lo achica y lo limita a aspectos pragmáticos para restarle la fuerza y el poder filosófico, simbólico, artístico y espiritual a los conceptos y términos, toda vez que su temor a perder su conquistadora lengua, llevó a los primeros traductores a negar el sentido político o espiritual que lleva nuestra palabra maya.  Jáak’ óol es también admiración, es reconocimiento, es la capacidad de asombrarse frente a la realidad, es una actitud filosófica, es producto de una observación aguda, si alguien quiere hacer un acercamiento literal, sería como despertar el ser, levantar el ánimo, activar quien soy, mover mi atención, advertir el riesgo, poner mi ser frente a la realidad y muchas otras formas de entender el jáak’ óol.

Ja’ak’saj óol es un sustantivo, es el ser que ocasiona cierta reacción de asombro, de admiración o de temor. Por lo general se habla de seres inmateriales debido a la reducción que se ha hecho del término, sin embargo su kuuch abarca todo aquello, material o inmaterial capaz de causar asombro, de causar admiración o de mover las emociones más básicas del ser humano o de los animales y aves también. Un Ja’ak’saj óol puede estar en una cueva, en la oscuridad, en la selva, en la más oscura noche, en el cuerpo de un animal o de una persona, pero no solamente se relaciona con esta parte “negativa”. También está presente a plena luz del día, en las plazas, en las avenidas, en las escuelas, en las reuniones, en el arte, en la ciencia, en el pensamiento y en los lugares más comunes. Por ejemplo, en mi comunidad hay un cenote llamado Xjáak’saj óol, no porque atemorizan o amenazan, sino porque se dan fenómenos naturales que no forman parte de lo común en los demás cenotes, ahí se escuchan sonidos especiales o se aparecen aves enormes entre otras expresiones que generan asombro y admiración.

Náaysaj óol, es traducido regularmente como “descuidar, traicionar y distraer” pero tiene que ver con soñar bonito, del término náay que es soñar cosas bonitas, alegres o agradables, entonces el Náaysaj óol es la creación de un fragmento placentero en medio de una situación de riesgo, de hartura o rutina, es también como divertirse. Cuando los niños están aburridos en un espacio de adultos, lo que se recomienda es hacerles un náaysaj óol, cuando alguien hace una obra de arte fuera de su trabajo diario se dice en maya, táan u náaysik u yóol. También es crearle buenos sueños al óol, es planear, es proponer, es proyectar, es describir el futuro porque ya es pasado, es como cuando miramos a las mariposas por millones ir al sur, no adivinamos que van por la lluvia, es el pasado que nos muestra el futuro, es un náaysaj óol, es despertar la sensibilidad, la inteligencia, la creatividad.

Sa’ak’ óol, se traduce convencionalmente o colonialmente como activismo, cuando se le aplica a una persona, se le llama activista, o trabajador. El término es posible que venga de saak’ que se traduce ligeramente como comezón, pero lo que se quiere decir, es inquieto o emprendedor. Quizá venga también de Sáak’, es el nombre de la langosta, es un insecto que no para o descansa desde que amanece, siempre en vuelo y siempre alimentándose. En caso de ser así, Jsa’ak’ óol sería como una persona visionaria, inquieta, emprendedora, activa, de iniciativas tanto a nivel personal como comunitaria. Por ejemplo, es Jsa’ak’ óol la persona que no se conforma con sembrar las semillas básicas como maíz, frijol y calabaza en su milpa, sino siembra una cantidad de semillas en su milpa que pueden llegar a ser hasta sesenta tipos de semillas en una sola milpa, además siembra árboles frutales en su casa, ejerce algún oficio no relacionado directamente con la milpa, participa activamente en la organización de su comunidad y es siempre generoso en acompañar a las personas que necesitan de sus consejos y apoyo en alguna situación de dificultad en su comunidad. Sa’ak’ óol no podemos reducirlo al término actividad, es movimiento, es dinamismo, es visión amplia, es inconformarse con el tedio, con la rutina y con la misma realidad y con el ocio que le hace mucho daño a la juventud abandonada a día de hoy en los brazos de un sistema educativo que no educa, sino acota la creatividad y el sa’ak’ óol. En nuestro territorio hay poblaciones nombradas desde la importancia del agua viva como por ejemplo Sa’ak’ óol ja’ que con torpeza está registrado como Sacola por la colonia que, voluntaria o por incapacidad, ha ridiculizado estos nombres tan significativos. Sa’ak’ óol Ja’, es agua en movimiento permanente, agua creadora, agua activa, agua en desasosiego, agua impactante que excita, que desinhibe, que levanta el ánimo, que calienta. En algunas comunidades mayas se les apoda Sa’ak’ óol Ja’ a las personas con estas características.  

Ma’ak’ óol, es un término que se ha traducido ligeramente como perezoso o haragán, aunque literalmente sería “no ánimo, sin aliento, no ser”. Se aplica a las personas conformistas, triviales, antipáticas y acríticas. Es una noción fuerte, debido a que equivale a no existir, se puede entender como sin existencia, el óol es la existencia, la esencia; entonces un ma’ak’ óol es alguien que no tiene existencia, es un ser no ser, es una negación de lo fundamental, es por eso le da igual si llueve o calienta el sol, si el mar se abre o cae un rayo, si anochece o sale el sol, nada lo hace cambiar de su “prosopopeya existencia”. No es capaz de pensar ni por sí mismo, anda muy lejos del horizonte de vida de su comunidad. Quien pierde su corazón de maíz es un ma’ak’ óol, es un objeto manipulable que parece que siempre espera que le den migajas, pero no es así, no es capaz ni de esperar, ya esperar es mucho para su trivialidad. En las comunidades mayas con vitalidad, un ma’ak’ ool no es visto con buenos ojos, genera preocupación y es motivo de asamblea y discusión familiar o comunitaria para darle vida, toda vez que un joven que no es capaz de conmoverse frente a la realidad, se convierte en un desperdicio, entonces se buscan alternativas para darle vida, para despertar su óol.

Tooj óol: Aunque se traduce como salud física, va mucho más allá de ese sentido limitado, en realidad no se refiere estrictamente al cuerpo físico sino a ese ente que llamamos óol, tooj es literalmente algo sin curvas, derecho, línea recta, es un camino sin accidentes, sin baches, sin columpios, sin fangos; esto es para decir según el pensamiento maya, aquello que está en óptimas condiciones, goza de equilibrio, no tiene ningún desvío; así se entiende la salud en el pensamiento maya, en realidad lo que se enferma es el óol y se expresa en el cuerpo físico, en la carne que es una especie de sábana que viste y protege al óol. Una persona en condiciones de tooj óol, es el que tiene por lo menos tres estados, está saludable físicamente, está saludable moralmente y está saludable socialmente, no se puede considerar con tooj óolal a un ma’ak’ óol. Quien es un tooj óol es un promotor de la salud, de la buena alimentación, pero también es promotor del uts, del ki’, del ma’alob, del tooj, de eso que en castellano decimos moral, es también un promotor del tsikbal, del péektsil, del payalchi’, del k’áatchi’, del k’uben t’aan, del ki’iki’t’aan, del tsolxikin entre otras celebraciones y fiesta de la palabra. Quizá por eso nuestro saludo maya camina en otra dirección del “buenos días, buenas tardes o buenas noches”, nuestro saludo tiene una conexión directa con la salud; decimos bix a wanil, bix a beel porque nos interesa saber siempre el estado humano, espiritual y comunitario de una persona que siempre debe estar como un tooj óol.

Yaj óol: Se traduce como tristeza regularmente, es relativamente aceptable, sin embargo, va más allá de esta ligera traducción. Yaj es un término que se aplica cuando alguna persona tiene una herida en el cuerpo o sobre la piel, así mismo cuando tiene una infección, pero hay otros términos que se usan para referirse al dolor. En este caso, cuando se usa el término yaj y se acompaña con el óol se quiere comunicar que el óol está lastimado en su cuerpo o tiene un problema de contaminación o infección, de ahí que se pueda traducir como extrañar, es común escuchar a una madre decir de un hijo que ha migrado a otro país, táan in yaj óoltik un waal, estoy sufriendo una herida en mi óol, estoy triste, estoy extrañando, me duele mi lastimado óol; todo esto y más se dice cuando hay un yaj óol. Para casos de desamor, de muerte o pérdida de un familiar en la que hay un yaj óol, extrañeza o dolor que no es en el cuerpo de carne sino en el cuerpo del óol que es el verdadero ser o la esencia del ser. 

Ok’om óol: Este pensamiento se refiere a una condición de tristeza permanente, crónica; es como decir, mi ser está en permanente llanto, no deja de llorar. Cuando la vitalidad de una persona está trastocada por un dolor que puede ser la pérdida de un familiar, la pérdida de la cosecha por una contingencia o siniestro como una prolongada sequía, que haya sido consumida por langostas o cuando estaba empezando a espigar y le pega un huracán, entonces se genera un ok’om óol, empieza una tristeza o dolor permanente en el que se pierde el apetito, se pierde la alegría, se pierde la creatividad y muchas veces hasta la esperanza. El ok’om es un término de sentido profundo, no es cualquier tristeza, no es pasajera o efímera, no es leve, es una esencia impactada por una realidad temporal relativamente larga o a veces insuperable. 

Saatal óol: Aunque regularmente se traduce como como loco solamente, en realidad es mucho más que eso, aplica muy bien en una persona que ha sufrido un desmayo por alguna causa como la epilepsia, por algún golpe que ha sufrido que lo ha dejado inerte, o por una caída. Un saatal óol es alguien confundido y desubicado en su vida, en la toma de decisiones, alguien que intencionalmente se hace irresponsable ante situaciones que demandan seriedad, verticalidad y aplomo. También es aplicable de manera metafórica a una persona que usa mucho el humor al conversar y que se burla con sarcasmo de la realidad, principalmente de la actuación de quienes tiene en su entorno. Entonces el término es aplicable en términos de salud, de humor, de arte, de ética y de incertidumbre, reducir la traducción a loco, es desde mi perspectiva un uso limitado, pobre y colonial de la carga que lleva el término. 

Chokoj óol: Es uno de los términos más comunes en el cotidiano vivir de una comunidad maya derivado de su importancia en relación a muchas actividades que realizan las personas durante el día y hasta en la noche. Se traduce como el estado caluroso en el que se encuentra una persona, literalmente es caliente ser, por ejemplo, cuando se despierta un niño no se le permite levantarse inmediatamente para salir de la casa, tiene que sentarse para refrescarse por lo menos unos diez o quince minutos, es un riesgo si sale a ser batido por el viento fresco de la mañana, se puede enfermar porque está con el chokoj óol, es decir está caluroso. Después de cada actividad, incluyendo la sexual, ya sea en la milpa o en la casa, la persona entra en un estado de chokoj óol, si sale frente al viento fresco y le pega puede enfermarse debido a que los dos estados más importantes en la vida son el frío y el calor que son contrarios, si chocan en el cuerpo de la persona van a impactar directamente al óol y generan un desequilibrio, entonces se enferma, por eso es necesario que la persona espere que el chokoj o caliente baje y esté al nivel del tiempo para que realice otra actividad que esté relacionado con lo frío. Es un tema de salud, aunque también se usa metafóricamente para referirse a alguien que habla de algún tema ilógico o una falacia, un despropósito o una utopía.

Síis óol: Se dice de un estado de frescura ambiental, pero va más allá de este sentido común, es también una condición apropiada de una persona para emprender cualquier actividad sin que represente algún riesgo para su salud o más bien para su óol. Por lo general las personas al despertar después de dormir toda la noche están en un estado de chokoj óol, así como cuando llegan de la milpa, terminan de tortear, etc. Entonces es necesario se refresquen o buscar el equilibrio antes de realizar otra actividad en la que sea necesario no estar caluroso o choj óol como por ejemplo bañarse con agua fría llegando de la milpa o tomar agua helada, unaj u síiskuntik u yóol decimos, para que no sea impactado en el violento choque del calor con el frío. Se usa también para hablar de un homosexual, se dice que es un Jsíis óol, es una persona que normalmente tiene frío su óol, como decir pasivo o sin la motivación masculina, no es que sea malo ni despreciable, es solo que su condición es esa, solo es diferente, no es una desventaja no reprochable. Síis óol es un término fundamental en el contexto de la salud, es la contraparte del chokoj óol con quien debe estar en coordinación para que haya equilibrio y buena salud.  

Oksaj óol:El término creer en maya era tan peligroso para la colonia que se encargó de minimizarlo tanto que casi lo desaparece, intentó mayanizar la voz castellana, tan es así que la mayoría de quienes hablan maya a día de hoy usan el término kréex para referirse al verbo creer, pero esto no es maya, es la mayanización de creer. El colonizador quería estar seguro que el maya cree al igual que él en sus dogmas, no podía arriesgar a la libre un tema de tanta relevancia para el control de la mente que funciona más eficazmente que una cadena en las manos o un cadalso para controlar a los indios recién conquistados. La creencia es muy importante, por eso era necesario dejar de creer en lo maya para empezar a creer en los “valores” de la colonia, y como dice Javier Sicilia, “la perversión empieza por el lenguaje, una vez normalizada, entonces la perversión de los actos se asumirá como algo normal, nadie se puede ruborizar ante el horror”. No obstante, la memoria, es insumisa, es rebelde, es de resistencia, nuestros abuelos guardaron los retazos de la palabra, pero con la fuerza de un concepto en su extensión plena, nos heredaron el oksaj óol como lo registra el diccionario Cordemex; muchos de nuestros abuelos a día de hoy, cuando se sienten cuestionados desenvainan la memoria y nos muestran la afilada y relampagueante oksaj óol. Este término se puede traducir literalmente como meter el óol, aceptar como válido lo que está enfrente, compartir en un sentido de igualdad su horizontalidad, lo que no es nuestro hacerlo también nuestro, como dicen en castellano, interiorizarlo pero no como algo artificial sino como un injerto de una planta con otra para que sean una sola vida, de ahí la peligrosidad del término toda vez que lo que se cree es lo que sirve de guía para la vida, es la brújula de un supuesto buen vivir. No se cree cualquier cosa, primero tiene que ser creíble, tiene que ser real ontológicamente por lo menos, y tiene que presentar evidencias, la evangelización tiene un corazón que se llama dogma, solo entra con espada y tortura, pero cuando es retirada la espada, esa fe chorrea junto con la sangre expulsada por nuestro óol maya, por eso a día de hoy muchas comunidades indígenas cargan una imagen católica en procesión, pero el óol de esa imagen, es rostro maya de una madre creadora o un padre creador, por eso Landa hizo los autos de fe, es un hombre cobarde, inseguro, dogmático, no aprendió de la fe cristiana que propone un camino de vida, le pudo más la religión, el poder político y económico, el antievangelio, no quiso arriesgar con el oksaj óol, prefirió escuchar el kréex. A día de hoy el oksaj óol como palabra maya, como pensamiento maya, como corazón maya, goza de buena salud, empieza a salir de las cuevas, debajo de las piedras, de los cenotes, de la selva y del canto de los pájaros como el Xk’ook’

K’áat óol: Es un término que se traduce como súplica, aunque es una buena traducción, me parece que el kuuch de la palabra no se agota en el término castellano. Si se traduce por partes, parece perder su fuerza, k’áat es pedir, pero no se pide cualquier cosa, se pide el óol, el ser, la voluntad, de ahí su sentido de súplica. Este pensamiento se aplica cuando entre los mayas se solicita algo de mayor relevancia, algo trascendente, es común solamente dentro del ik’ilt’aan que pronuncia el Jmeen a los Yuumtsil al presentar una ofrenda o realizar una celebración ritual. Lo que se pide no es un favor cualquiera, no es un objeto, sino la voluntad completa de alguien de tal manera que lo que puede dar, no es en sí lo que se pide, sino el ser de él o ella, al otorgar o consentir esa petición, todo lo demás que pueda dar, es de un valor menor, porque él mismo se ha entregado al peticionario que le ha suplicado, que le ha pedido su óol.  

Alab óol: No es muy claro para mí el término alab, quizá es de una raíz perdida o quizá se ha mutilado en el tránsito colonizador. El pensamiento como tal se entiende como esperanza, no es menor cosa, lo que la cultura maya entiende por este término, es la posibilidad de que alguien se sienta acompañado y favorecido por otro ser, o el de esperar algo en quien se percibe una potencia. Aunque es común ver en los niños como nuestros alab óol por toda la actividad colaborativa y de ayuda que generan en la casa; cuando alcancen la mayoría de edad y sean los nuevos horcones del hogar, no se limita la aplicación del término a ellos. Este pensamiento se usa mucho en la relación familiar y de actividad colaborativa que tiene una persona maya con los Yuumtsil, es común escuchar a una familia campesina decir que Yuum Cháak, Yuum iik’ y Yuum K’áax son su alab óolal. Es un término que va perdiendo sonido y camino entre el pueblo maya, derivado a que el pueblo va perdiendo su esperanza como cultura y como nación después de 500 años de conquista y colonización, su alab óol está debilitado, pero a día de hoy intenta recoger sus fragmentos desparramados sobre el polvo caliente, como esperando la primera lluvia de temporada. Yaan u alab óol le alab óol ti’ Yuum Cháako’.

Ts’íib óol: Este pensamiento es de una carga muy pesada, literalmente sería escribir óol. Se traduce regularmente como deseo, pero como es de notar, el ts’íib óol es una imagen poderosa, la actitud de alguien que desea escribir sobre su propio óol, todos somos escritores, todos deseamos; en la medida que vamos deseando, llenamos páginas blancas de nuestra historia futura, aunque suene paradójico; desear, es escribir en nuestro ser, en nuestro ánimo, en nuestra energía, en nuestra emociones, en nuestros sueños, en nuestra voluntad. Lo que se desea no es algo trivial, no es superfluo, no es cursi ni efímero; se desea o se escribe lo trascendente, lo impactante, lo perenne, lo ubicuo, lo poderoso y sobre todo lo comunitario. El ts’íib óol maya solo se da en aquellas expresiones, actos y escuchas, que suman a la vida, escribir en el óol es trazar un camino, es rehabilitar nuestros senderos, es hacer comunidad, es aprender de los animales que dejan sobre la tierra sus pies, su óol, de los pájaros que llaman a Yuum iik’ cada amanecer y anochecer, es ayudar a Yuum Cháak a pintar el arcoíris.  

Ki’imak óol: Es tal vez la expresión más pronunciada, más escuchada y más circulada en las comunidades mayas, aunque se traduce ligeramente como alegría o felicidad, comunica mucho más que eso. Viene del término ki’ que significa sabroso, agradable, placentero, y el sufijo mak no me queda claro si es por mak de tapa o máak de persona, quizá es para referirse a lo que se hace o la condición en la que se encuentra determinado ser. Lo que entendemos los mayas por esta expresión es que alguien con ki’imak óol está en perfecta armonía con la vida, con la naturaleza, con su comunidad y con su propio cuerpo, es cuando decimos que está saludable. No se limita a una acción como reírse o bailar, su ámbito es una forma de vida, es por eso que nuestro saludo en cualquier momento del día en el que nos encontramos de frente con otra persona es preguntarle por su óol, bix a wanil es lo que inmediatamente le decimos, si está en armonía con la vida nos contesta, jach ma’alob  ki’imak in wóol, si está un poco enfermo, con problemas personales o comunitarios entonces dice ma’ jach ma’alobi’, ma’ jach tooj in wóoli’. El ki’mak óol no es solo un estado de ánimo, es el equilibrio, es la paz, es la responsabilidad asumida, es la correcta respuesta a la pregunta, es el cumplimiento de la misión, es la armonía con la casa, con la comunidad y con el entorno, pero principalmente con los Yuumtsilo’ob que crean el ambiente para que el ki’imak óolal sea posible. 

La colonización de la lengua maya consiste en atrapar y sujetar su óol, no busca el conquistador desaparecer sus sonidos, sino busca incautar los significados que tiene, como hacen con los móviles a día de hoy al cambiarle el semiconductor, pierde su identidad a pesar de ser aparentemente el mismo dispositivo. Una lengua maya que consiste en un cuerpo vacío de sí, solo le sirve al poder para promover su turismo, para exhibir con fines comerciales a quienes lo tartajean; a los que reivindicamos el óol de la lengua maya no nos sirve, las academias donde la ofertan por el opresor no son escuelas sino mausoleos. Urge caminar las veredas de Yuum iik’, de Yuum Cháak y de Yuum K’áax para que en medio de esta oscuridad rehabiliten el óol de nuestra lengua maya en donde la justicia, las artes, la política, pero sobre todo la filosofía o pensamiento, más bien, su óol retoñe. Solo así se restablecerá nuestra comunicación con la onomatopéyica palabra de Xk’oo’ok’ y de Yuum Báalam.

Estos son otros términos en los que aparece el óol, K’áaj óol, Jóomsaj óol, Péek óol, Xul óol, Nak óol.

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Junkóots


Máax ku yok’ol
tu tikin ja’il u yich ts’uju’uy,
te’el ku bin u júutul yóok’ol cháaltun
tu’ux ma’ tu jóok’ol u mootse’.


U polokil
u wi’ijil mejen j ma’na’ paalal.


To’ok ti’ob tumen ts’u’util
u ki’ichpamil u na’,
okla’ab ti’ob tumen tuus
u mu’uk’a’anil u k’ab u yuum.


Tu ka’analkabil yicho’ob ku jojopaankil le junkóots ts’íiba’:
“In yuum,
ba’axten mix juntéen ok’olnak a wich,
ma’tech wáa a wi’ijtal beyo’one’
wa tikin u ja’il a wich beey ts’uju’uye’.


Ba’ale’ bix jach xáanchajak u yáalal,
bíin a k’a’as le ken ku’upuk u yiik’ maya t’aan.

Fragmento


¿Quién llora
en la seca lágrima del ts’uju’uy?
Una gota va rodando sobre laja
donde nunca echará raíz.


Es la obesidad
del hambre de un niño sin madre.


La indiferencia le arrebató,
la bondad de una madre,
la mentira le escondió
los muslos de un debilitado padre.


De la cuenca de sus ojos salta un fragmento:
“Yuum,
¿por qué tus ojos nunca lloran?
¿cómo llenas tu hambre?
¿o es que no tienes lágrimas como el ts’uju’uy?


Ojalá no se tarde más esa gota,
como está faltando el viento maya”.

Náay in lu’umil


Ta paten tu yáam u k’ab juntúl xlóobayeen
ku tsolik u k’u’il u paktal beey yúuyume’.
Tu muuk’ u yóol juntúul xiib ta pulaj wenlil ti’e’
ta sakankuuntaj in wíinklil,
beey máax wi’ij ku máan tu yich jump’éel péenkuche’.


Bejla’e’ chéen p’iis u yokol in wenele’
ku t’a’ajtal in wook,
ku meyaaj in k’ab,
ku suut in wóol,
ku jóok’ol tsikbal in piixan.


Yaan máaxe’ sáansamal áak’ab u kíimil
le ken lóocha’ak tumen u k’aan,
ma’ teen yuumil le su’tsilil je’elo’,
in lu’umile’ in náay
mix bik’in bíin in p’at tu k’ab j táanxlil.

El sueño


Me formaste en una joven mano,
como yúuya que empolla su sueño.
En el vigor de un hombre hechizado
amasaste mi cuerpo,
como un hambriento por una tortilla caliente.


Ahora, tan pronto me toma el sueño,
cobran vida mis pies,
trabajan mis manos,
recupero el sentido,
mi alma libera su palabra.


Hay quien muere cada noche
cuando lo arrulla la hamaca,
no soy señor de esa vergüenza,
el sueño es mi territorio,
nunca será usufructo de la pluma del extraño.

J Kolnáal


Ta wiiche’ j maya kolnáal,
ma’ chéen je’el ba’axak u yichaankil ja’abine’,
wa kokojkil yéetel u yiche’
táan u wojik u kúunche’il a naal,
wa loba’an yéetel u le’e’,
ma’ táan u yelel ma’alob a kool,
wa ma’ piim u yiche’,
ma’ táan a najmatik a kool.


U yichaankil ja’abin tu ts’u’ yáaxk’iine’,
ma’ chéen u t’aan u mu’uk’a’anil u yóoli’
u yaayan Yumtsilo’ob ti’ teech j maya kolkaab.


Ta xikine’ j maya kolkaab,
ma’ chéen je’el ba’ax u yok’ol ts’uju’uye’,
wa yaayaj ok’ol ku beetike’,
ts’o’ok u yajtal yáaxk’iin tu yich,
wa láalaj súutuk u yok’ole’,
táan u péeksik Yuum Cháak.


Wa ma’ tóoknakeche’ j maya kolkaab,
t’ab a taajche’,
u yok’ol ts’uju’uy tu ts’u’ yáaxk’iine’,
ma’ chéen u yaayaj óolalil u tiknil u ja’il u yichi’,
u yaayan Yuumtsilo’ob ti’ teech, j maya kolkaab.

Milpero


A tus ojos, campesino maya,
no es banalidad el fruto del ja’abin,
si su fruto es abundante,
retrata tu granero,
si está lúgubre por sus hojas,
tu milpa no se quemará bien,
si es escaso su fruto,
no lograrás tu milpa.


El fruto del ja’abin en tiempo de sequía,
no es solamente la señal de su ánimo,
es la voz de los dioses alertándote.


A tus oídos campesino maya
no es banalidad el llanto del ts’uju’uy,
si hay en él mucho dolor,
la sequía le ha herido los ojos,
si su llanto es alterno,
está preparando la lluvia,
si tú no has quemado tu milpa
debes encender tu antorcha.


El llanto del ts’uju’uy en tiempo sequía,
no es solamente el dolor de su seca lágrima,
es la voz de los dioses alertándote, campesino maya.

Sujuy siip


Ba’ax bíin k kóoyt ti’ teech Yuumtsil
wa ts’o’ok u kiinsa’al u yóol k ixi’imil.


K o’och sa’e’ yéetel glifosato ch’ujukkinta’an,
k o’och iswaaje’ máaskab pak’achtik,
k o’och kaabe’ chuja’an u pu’uch tumen táanxelil mola’ay,
u le’ ja’ase’ petrolizarta’an,
le turix kanáantik ka’ach le ts’ono’oto’
k’e’exo’ob yéetel u dronil kinsajtáambal,
x nuk ya’axche’e’ jo’ok tak u moots
ti’al u pa’ak’al jump’éel máaskab j okol iik’,
aj k’iino’obe’ chéen chak pol ch’oomo’ob
yáax talik xkíim ba’alil.


Ba’ale’ woy yaan a ka’anche’ile’,
u nukuch mu’uk’a’an máaskabil le museo’
ma’ tun tsa’ayal yéetel u k’olopil k ja’abinil,
ts’o’okole’ k sujuy siipe’ yaan u ka’ ch’a’ik u yóol.

Ofrenda a Yuumtsil


¿Qué podemos ofrecerte Yuumtsil
si nuestro maíz es ya sintético?


Nuestro atole está endulzado con glifosato,
nuestro iswaaj es un plástico industrial,
nuestra miel carga el sello de una extraña fundación,
las hojas de plátano están petrolizadas,
las libélulas que guardaban los cenotes
fueron sustituidas por drones de guerra,
la madre ceiba fue raída
por un conquistador metálico de viento,
los “aj k’iin” son auténticos zopilotes de cabeza roja
que procuran la primicia muerta.


Pero nos queda tu altar,
la estructura metálica del museo
se rendirán ante el muslo del ja’abin,
y nuestra ofrenda recuperará su vigor maya.

Maya kaaj


Xik’nal u bin u t’áalal a wook ta lu’umil,
beey u ts’íibtik u k’ajlay a ch’i’ibal.


Sáansamal u máan u yich Yuum K’iin
ti’al u mol u tsikbalil u nojbe’enil a nooli’.


Yáanal u bo’oy xya’axche’ ka ts’apik
u tsolxikin u j chak wíinikil lak’iin.


Yuum Kíimil kaláantik ma’ u la’abal
u juum u k’aayalilo’ob u ik’ilt’aan a chiich.


U xunáanil áak’ab jit’ik u muumum xa’anil
u póopil a jayk’iintik u yi’inajil a t’aan.


Tu ts’u’ u noj k’áaxilo’ob a na’ate’
ti’ ku yets’tal u koolil u yi’inajil a t’aani’.

Pueblo maya


Vuelan tus pies sobre tu tierra,
así escribe la memoria de tu estirpe.


Los ojos del sol caminan cada día
para cosechar la historia de tu abuelo.


Debajo de la ceiba colocas unas sobre otras
las palabras del hombre rojo que nace del oriente.


El guardián de la muerte protege del desgaste
el sonido del canto épico de tu abuela.


El centinela de la noche teje con tiernas palmas
el petate que madura la semilla de tu palabra.


En el centro de la selva alta de tu sabiduría
se asienta la mazorca de tu lengua.

Ik’ilt’aan


Ik’ilt’aane’ ma’ jobon chuun che’i’,
u t’a’ajil u yóol a na’at j Meen,
u k’aayil a wéensik Yuum iik’,
u xuuxubil a táabsik xaman,
u kilim a péeksik nojolil cháak.


Ik’ilt’aane’ ma’ u juum u jéek’el k’abche’i’,
u joma’il u yi’inajil a ts’íib aj its’at,
u páawo’il wooj ka k’eyemkuuntik,
u táabil u kuuch a aa’al t’an,
u chúujil u síisis ja’il a paak’al.


Ik’ilt’aane’ ma’ u yéets’ tusbe’eni’,
u suumil u xanabk’éwelil
a xíimbatik u jolbeel a wook,
u j bobat t’aanil u péektsil u ch’i’ich’iyaankil
u tomojchi’ a xtakaay wíinikil.

Voz de viento


La voz del viento no es un tronco vacío:
es la vitalidad de tu saber j Meen,
es el canto con que traes a Yuum Iik’,
es el silbido con que encantas al norte,
es el trueno con que bajas la lluvia sureña.


La voz del viento no es el derrumbe de una rama:
Es el joma’ de la semilla de tus letras,
es el sabucán de los colores de tu pozole,
es el mecapal de la carga de tu palabra,
es el calabazo del agua fría de tu siembra.


La voz del viento no es un falso eco:
Es la cuerda de tus alpargatas
con que caminas tu camino al andar,
es la palabra profética de la buena noticia,
es el graznido del presagio del xtakaay.

Glosario

  • Aj k’iin: Sacerdote maya
  • Aj Meen: sacerdote o curador maya
  • Iswaaj: Tortilla de maíz verde o tierno
  • Ja’abin: Tipo de árbol que funciona como calendario agrícola
  • Joma’: Tipo de jícara que se usa para ofrendar el pozole
  • Ts’uju’uy: Tordo muy flaco
  • Xtakaay: Pájaro amarillo alertador
  • Yuum: Guardián
  • Yuum Iik’: Guardián del viento
  • Yúuya: Oropéndola

Más sobre Pedro Uc

El ombligo maya, óol, y poemas originales © Pedro Uc ~ Siwar Mayu, Noviembre 2023

Selección © Melissa Birkhofer y Paul Worley


 La memoria de las plantas en tres poemas de Gloria Mendoza Borda

Dulce naranja dulce luna © Gloria Mendoza Borda

Introducción, selección y traducción al inglés © Andrea Echeverría

Si prefieres leer el PDF, haz click aquí

Gloria Mendoza Borda (1948) es una reconocida poeta peruana de Puno que reside actualmente en Arequipa. Integró el Grupo Carlos Oquendo de Amat en la década de los 60 y ha publicado Wilayar (1971), Los grillos tomaron tu cimbre (1972), Lugares que tus ojos ignoran (1985), El legendario lobo (1997), La danza de las balsas (1998), Dulce naranja dulce luna (2001), Mujer, mapa de música (2004), Q’antati deshojando margaritas (2006), Desde la montaña grito tu nombre (2013), Amtasiña (2013) y Mi abuela, mi patria (2018). En los tres poemas a continuación, incluidos en Dulce naranja dulce luna (2001), Mendoza representa cómo las plantas comunican su memoria. En particular tres de ellas: el cerezo, el palto y la madreselva. Estos textos nos brindan una visión ecológica basada en formas de conocimiento quechua-aymara que trascienden la perspectiva antropocéntrica. Para acercarse inicialmente a estos poemas, quizás lo más acertado sea preguntarse: ¿qué comunican estas plantas? ¿Qué visión transmiten sobre el paso del tiempo? ¿Cómo es su memoria? Los invito a leer estos poemas dentro del marco histórico de la violencia política que afectó a todo Perú, y en especial a ciudades de provincias y comunidades rurales en Perú durante el Conflicto Armado Interno (1980-2000). Como advertirán, estas plantas lloran y sufren el paso del tiempo, rememoran nostálgicamente el pasado y comunican su experiencia sobre ciertos episodios traumáticos que sucedieron en este contexto. 

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Llanto del cerezo

Soy el viejo cerezo

que los vio crecer

como artistas

yo también supe ser artista

yo también supe ser río

en mis caudales se hospedaban

pájaros fosforescentes

anidaban deslumbrantes malezas

y cantaban a la vida

mis raíces

siguen avanzando

por el subterráneo

lloro en nombre de la madre tierra

en la piel de los muchachos 

que sufren 

la desolación del patio

lloro

en los carteles

que colgaron

en mis brazos mutilados

“protesta por la muerte del cerezo”

lloro 

porque no sé la razón

por qué desbarataron mis ramas

lloro

en nombre de las blancas palomas

(aquellas que venían de la Plaza Mayor

ya no podrán guarecerse del sol

en mis sombrillas)

lloro

porque quedó en mí

el sonido de zampoñas y guitarras

de los muchachos

que tocaban en mi regazo

en los atardeceres

sin embargo

existo en la memoria

existo

soy el cerezo invisible

que los acompaña

mis frutos solían adornar

las cabezas de las muchachas

que se cobijaban

en mis polleras

¿por qué el hacha se ensañó

con mi silencio?

desde mi imagen invisible

adivino la vida

enciendo la lumbre

crecen mis caudales

yo también me siento ave

yo también me siento hombre

yo también me siento artista

yo también me siento río.

Escucha a Gloria Mendoza leyendo su poesía

Buscando la ruta del palto

En estos tiempos 

no di frutos

es cierto

pero mi frondoso verde inspiraba

anunciaba un tiempo de esperanza

trataba de acercarme al cielo

caminé más de cien años

de abajo

hacia la inmensidad

florecí en los acantilados del silencio

de mí sólo quedó el trazo de mis formas

la semidestruida escultura

buscando mi perdida ruta

y la mirada consternada

de mis amigos

soy el resultado de la mudanza y la muerte.

La agonía de la madreselva

Madre y señora

centenaria

lloro mi verde agonía

ebria mi flor

entumece

la mañana grito

imploro

no me escuchan

yo canto en la lengua del verde

seca

y débil

mi piel

en otro tiempo 

mi fruto era miel

cuando niño

el escultor Jorge Mendoza

tomaba una de mis ramas

y presto

corría con mi aroma

en busca de su madre

nací

antes que vosotros

‘la casa del arte’

llegó después

en mis raíces 

está la historia

de los hombres 

que pasaron

y se fueron

todavía existo

un cable

cubre mis dedos

cruza mis pies

que los cuervos

no se coman mis hojas

en cada contorneo

de mi sendero

está el cable

en cada nudo

me quiebro y retuerzo

miro el cielo azul

el canto de pajarillos

acompañan mi verde sinfonía

danza salvaje

mi corazón 

la herida

no me deja caminar

una sombra pavorosa

tapa mis ojos

del sol

una paloma blanca

bebe agua 

en la pileta

en el pozo

el espejo

de mi imagen

el agua

no llega

a mis entrañas

estoy colgada

de la garganta

aprisionada

olvidada

utilizada

ennochecida

ahorcada

escuálida

estirada

marchita

desorientada

espantada

amenazada

mordida

sin tregua

oh primor

lloro mi verde

de tanto girar

la muerte acecha

pero no me encuentra

aquí estoy amigos

enraizada

antigua

solitaria

muda testigo

idilio de jóvenes

huelgas estudiantiles

de pugnas y éxitos

de creación permanente

de alegría

sola

lloro

mi verde agonía

hambrienta

aprisionada

centenaria.

Más sobre Gloria Mendoza Borda

Sobre la compiladora y traductora

Andrea Echeverría Langsdorf es profesora asociada en Wake Forest University y obtuvo su título doctoral en Literatura Latinoamericana y Estudios Culturales en Georgetown University. Es autora de Yeyipun en la ciudad. Representación ritual y memoria en la poesía mapuche (Editorial Universidad de Guadalajara, 2021) y El despertar de los awquis: migración y utopía en la poesía de Boris Espezúa y Gloria Mendoza (Paracaídas Editores & UNMSM, 2016), así como de varios artículos de investigación publicados en revistas que incluyen Latin American and Caribbean Ethnic Studies, Latin American Research Review y la Revista Canadiense de Estudios Hispánicos. Actualmente escribe un libro que estudia el arte visual mapuche.

Dulce naranja dulce luna © Gloria Mendoza Borda

~ Siwar Mayu, Octubre 2023

Introducción, selección y traducción al inglés © Andrea Echeverría


Un amanecer americano. Joy Harjo

An American Sunrise © Joy Harjo. W.W Norton & Company, 2018 

Un amanecer americano © Traducción de Andrea Echeverría, 2023

Introducción y selección © Juan G. Sánchez Martínez

Si prefieres leer el PDF, haz CLICK AQUÍ

En An American Sunrise (“Un amanecer americano”) Joy Harjo incluye entre poemas una serie de interludios históricos y familiares que hacen referencia a la década de 1830 y la Ley de Expulsión (Removal Act). Es el momento de los desplazamientos forzados de las comunidades ancestrales del suroriente de los Estados Unidos, como los mvskoke, choctaw, chickasaw, y cheroqui. En estos interludios aprendemos que el tatarabuelo de Harjo, Monahwee (Menawa), fue uno de los caciques de los Bastones Rojos (“Red Stick Chiefs”), quien vivía en la rivera del río Tallapoosa, muy cerca de la frontera entre lo que hoy llamamos Alabama y Georgia, y quien después de liderar la guerra contra el General Andrew Jackson, tuvo que emigrar con su familia con el destacamento 3, atravesar el gran río Mississippi, y reestablecer su vida en lo que se llama hoy Oklahoma. Escoltados por el ejército como si fueran criminales, miles de personas indígenas perdieron su vida en las diversas rutas de esta migración forzada. Harjo cuenta: “They left about noon on September 17, 1836.” (46). La hora exacta recrea la tristeza del instante. 

Y sin embargo, este desplazamiento no desdibuja la conexión con el territorio ancestral; al contrario, estos poemas re-territorializan la memoria. Las brasas ceremoniales, por ejemplo, tuvieron que ser cargadas por meses hasta el territorio donde las comunidades desplazadas habrían de asentarse. Por eso, en poemas como “For Earth’s Grandsons” (“Para los nietos de la tierra”) y “Road” (“Camino”), el camino no es solamente el del exilio, sino el de la esperanza de las abuelas y los abuelos que no permitieron que ese fuego se apagara ni que las canciones de origen se extinguieran. En palabras de Harjo: “Nuestro conocimiento se basa en las historias de origen de la tierra, la genealogía y los antepasados. Si conoces las ramas del árbol de la relación entre los clanes tribales y los miembros de la familia, entonces sabes quién eres, dijo la pantera a sus cachorros”. (“Our knowledge is based on the origin stories of land, genealogy and ancestors. If you know the branches of the tree of relationship between tribal clans and family members, then you know who you are, said the panther to its cubs.”) (2021, 55) Como en este consejo de la pantera a sus cachorros, “el amanecer americano” se anuncia en la certeza de que somos la tierra y nuestras genealogías. En este amanecer, Abiayala/América literalmente es un solo cuerpo. La poesía de Harjo es, en este sentido, un mapa para la memoria, un puente para recordar con el territorio.

BENDICE ESTA TIERRA

Bendice esta tierra desde la parte superior de su cabeza hasta la parte inferior de sus pies.

De la vieja cabeza blanca del ártico a los pies marrones de la lluvia tropical

Bendice los ojos de esta tierra, porque son testigos de la crueldad y la bondad en esta tierra.

Desde la luz del amanecer en posición vertical hasta caer de rodillas en la noche

Bendice los oídos de esta tierra, porque oyen los lamentos  de dolor y los gritos de celebración en esta tierra.

Una vez no escuchamos ningún disparo en estas tierras; los árboles y las piedras se podían escuchar cantando

Bendice la boca, los labios y el discurso de esta tierra, porque la tierra es una oradora, una cantora, una guardiana de todo lo que sucede aquí, en esta tierra.

Bosques luminosos, océanos y acantilados rocosos vendidos por la basura ávara del oro, del uranio o la fiebre del petróleo, pero hay nuevas historias por hacer, pequeñas historias que se avecinan por el horizonte.

Bendice los brazos y las manos de esta tierra, porque ellos rehacen y restauran la belleza en esta tierra

El canto nos mantuvo en el círculo alrededor de estas tierras, y los que conocen nos recordaron que ninguno está por encima del otro, ningún ser humano por encima del pájaro, ningún pájaro por encima del insecto, ningún viento por encima de la hierba.

Bendice el corazón de esta tierra de rodillas sembrando alimento bajo el círculo eterno del respirar, nadar y caminar en esta tierra

El corazón es un creador de poesía. Hay un solo corazón, dijo el creador de poesía, un solo cuerpo y todos los poemas forman un solo poema y no usamos palabras para hacer la guerra en esta tierra.

Bendice el laberinto de las entrañas  de esta tierra, porque es el centro del misterio en esta tierra.

Bendice la feminidad y la masculinidad de esta tierra, porque cada uno tiene el poder fluido de convertirse en esta tierra.

Cuando se decidió estar de esta manera aquí en este lugar, en esta tierra, todos los pájaros hicieron un alboroto de plumas desde los dominios del cielo índigo.

Bendice las dos piernas y los dos pies de esta tierra, porque lo sagrado siempre camina junto a lo profano en esta tierra

Estas palabras recorren la columna vertebral de esta tierra, masajeando el tejido alrededor del cordón de la vida, que es el árbol de la vida, sobre el cual se levanta esta tierra.

Bendice la destrucción de esta tierra, porque brotarán nuevos retoños del fuego, de las inundaciones, de los terremotos y de los fuertes vientos para renovar esta tierra.

Somos tierra sobre el caparazón de la tortuga—cuando el peso de la codicia nos derriba, ¿quién recordará el canto erguido de esta tierra?

Bendice la creación de tierra nueva, porque del caos nos veremos obligados a recordar bendecir esta tierra.

El más pequeño recordado, el más humilde, aquel cuya voz tendrías que esforzarte mil años para escuchar–allí comenzaremos.

Bendícenos, estas tierras, dijo el que recordaba. Estas tierras no son nuestras tierras. Estas tierras no son tus tierras. Nosotros somos esta tierra.

Y la bendición comenzó un armonioso movimiento a través de la hierba del tiempo, desde el principio, hasta el lugar del tiempo que da vueltas, siempre moviéndose, siempre

“Prólogo”

El 28 de mayo de 1830, el presidente Andrew Jackson ilegalmente firmó la Ley de Expulsión de Indios para desplazar forzadamente de sus territorios ancestrales hacia el Oeste a los pueblos nativos del sureste. Fuimos acorralados con lo que pudimos llevar. Nos vimos obligados a dejar atrás casas, imprentas, tiendas, ganado, escuelas, pianos, terrenos ceremoniales, pueblos tribales, iglesias. Fuimos testigos de los inmigrantes entrando a nuestras casas con sus armas, Biblias, enseres domésticos y familiares, tomando lo que había sido nuestro, mientras éramos rodeados por soldados y ahuyentados como ganado a punta de pistola.

Hubo muchos caminos de lágrimas de naciones tribales por todo América del Norte, de los pueblos indígenas que fueron  expulsados de sus lugares de origen por las autoridades gubernamentales.

Los pueblos indígenas que se abren paso desde el hemisferio sur son una continuación del Camino de Lágrimas.

Que todos encontremos el camino a casa.

INDICACIONES HACIA TÍ

     Rainy Dawn Ortiz

     Síguelas, detente, date la vuelta.

     Ve por el otro lado.

     Izquierda, derecha,

     Mío, tuyo.

     Nos perdimos,

     Inestables.

     Respira profundo,

     Reza.

     No siempre estarás perdida.

     Estás aquí,

     En tu tiempo,

     En tu lugar.

     1. Norte

     Estrella, guíanos mientras miramos hacia arriba

     Al blanco más brillante

     Esperando que te lleve a dónde quieres ir,

     Esperando que sepa dónde debes estar.

     Encontramos nuestra paz aquí en tu blancura,

     Reunimos nuestras fuerzas, nuestro aliento, y aprendemos a ser.

     2. Este

     Sale el sol,

     Rojo,

     El calor matutino en nuestro rostro incluso en la mañana más fría.

     El sol crea vida,

     Energía,

     Alimento.

     Reúne fuerza, jálala hacia adentro

     Quédate justo donde estás.

     3. Sur

     La mariposa revolotea

     Esparce su belleza amarilla.

     Hemos llegado a este momento en el tiempo

     Paso a paso,

     No siempre escuchamos las indicaciones,

     Dejamos que la corriente nos lleve,

     Nos empuje,

     Nos fuerce a lo largo del camino.

     Tropezamos,

     Nos levantamos y seguimos moviéndonos.

     4. Oeste

     Trae puestas de sol, 

     Oscuridad,

     Trae negro.

     Encontramos la soledad,

     Es hora de tomar aire y

     Rezar.

     Incluso en la oscuridad 

     Puedes ser encontrada.

     Pide ayuda aunque sea en un susurro

     O un quejido,

     Serás escuchada.

     Para encontrar,

     Para ser encontrada,

     Para ser entendida,

     Para ser vista,

     Oída, sentida.

     Tú eres,

     Aliento.

     Tú eres,

     Memoria.

     Tú eres

     Tacto.

     Tú estás

     Aquí mismo.

En 1990 se reunió un congreso de pueblos indígenas en las afueras de Quito, Ecuador, a propósito del Quinto Centenario, una celebración de las poblaciones inmigrantes por la llegada de Cristóbal Colón al hemisferio occidental, en su expedición financiada para encontrar una ruta comercial a la India. Pueblos nativos vinieron de todas las Américas y se reunieron para discutir los cambios destructivos y monumentales desde la llegada de este explorador europeo. Nos reunimos para obtener entendimiento y fuerza y ​​reflexionar sobre cómo continuaremos avanzando más allá de la destrucción masiva y la falta de respeto hacia la mente, el cuerpo y el espíritu de la tierra, y para continuar nuestra soberanía como Naciones nativas.

En el círculo de mujeres, una llamativa mujer indígena boliviana con un bombín en la cabeza se puso de pie. Ella nos dio la bienvenida y señaló que estaba sorprendida por todos los nativos que asistieron desde los Estados Unidos.

“Pensamos que John Wayne los había matado a todos”.

(Esto no era una broma.)

“¿Y por qué”, preguntó, “ustedes se llaman a sí mismos América? Este hemisferio es un cuerpo, una persona. Ella es América”.

Hasta la aprobación de la Ley de Libertad Religiosa de los Indios en 1978, era ilegal que los ciudadanos nativos practicáramos nuestras culturas. Esto incluía la creación y el intercambio de canciones e historias. Las canciones y las historias en una cultura son poesía y prosa en otra. Son intrínsecas a la soberanía cultural. Escribir o crear como una persona Nativa era esencialmente ilegal.

———

Hay un mapa, una serie de mapas que están aquí/allá y siempre han estado aquí/allá. Son transparentes y están en capas, uno encima del otro. Una generación tras otra, las líneas de conexión están implacablemente tejiéndose, modelándose rítmicamente, míticamente e históricamente a través de imágenes, sonidos y sentidos. Cada mapa es un ser con una boca y una cola, incluso si es un campo de océano o hierba. Están haciendo espirales de  memoria; la memoria siempre está en movimiento.

Mi madre era compositora y cantante. Ella es los versos de William Blake: “Corderito, ¿quién te hizo / ¿Sabes quién te hizo?”, y lo de Alfred Lord Tennyson. Ella es las canciones tradicionales Cherokee cantadas en el funeral de su tía. Ella es “Burning Ring of Fire” huyendo al pueblo de Independence (Kansas) a los dieciséis años. Ella es “Crazy”, cantada por Patsy Cline, en una vigilia de angustia. Esa era mi madre, cantando, todos esos años. Los regalos de mi madre fueron pisoteados por su necesidad económica y encierro emocional.

Mi padre era danzante, un guardián del ritmo. Sus antepasados ​​fueron oradores, pintores, jefes tribales, bailarines y predicadores. Su madre era saxofonista y pintora en territorio indio antes de la existencia del estado de Oklahoma. Toda su vida relativamente corta buscó una visión o una canción para contrarrestar el dolor de la historia.

Los ríos son los viejos caminos, como lo son los cantos, para recorrer la memoria.

Emergí de la historia, empapada de las aguas de la memoria.

CANTANDO TODO

      Una vez hubo canciones para todo,

      Canciones para plantar, para cultivar, para cosechar,

      Para comer, emborracharse, dormirse,

      Para el amanecer, el nacimiento, los descansos mentales y la guerra.

      Para la muerte (esas son las canciones más pesadas y

      Tienen que ser arrancadas de la tierra con paladas de dolor).

      Ahora todo lo que escuchamos son canciones de enamoramiento y

      De desmoronamiento después de enamorarse.

      La tierra se está inclinando hacia un lado

      Y una canción está surgiendo de las inundaciones

      Y los fuegos. Brotes urgentes se elevan hacia el sol.

      Debes ser amigo del silencio para escuchar.

      Las canciones de los guardianes del silencio son las más poderosas—

      Son las más extraordinarias.

PARA LOS NIETOS DE LA TIERRA

      Párate firme, no importa tu altura, qué tan oscura sea tu piel

      Tu espíritu tiene todos los colores dentro

      Estás hecho de un tejido de luz finísimo

      Del amor iridiscente que formó a tus madres, padres

      Tus abuelos regresan por el camino en espiral—

      No hay final para este amor

      Ha formado sus cuerpos

      Alimenta sus espíritus brillantes

      Y no importa lo que suceda en estos tiempos de ruptura—

     No importan los dictadores, los despiadados y los mentirosos

      No importa, tú naciste de aquellos

      Quienes mantuvieron las brasas ceremoniales ardiendo en sus manos

      A lo largo de millas de implacable exilio 

      Los que cantaron el camino a través de la masacre

     Todo el camino hasta el amanecer

     Tú lo lograrás—

CAMINO

      Nos paramos primero en nuestras mentes, y luego caminamos balanceándonos

      De la mano al mueble

      Pronto nos estamos alejando de la casa y de las tierras

      De nuestros dioses creadores ancestrales 

      A los círculos de amigos, de la escuela, del trabajo

      Haciendo familias y mundos propios.

      Hacemos nuestro camino a través de la tormenta y el sol

      Caminamos uno al lado del otro o uno contra el otro

      El último camino se tomará solo—

      Puede haber multitudes pidiendo sangre

      O una ventana con cortinas junto a la cama del que parte

      Lo mejor es no tener miedo

      Pon atención

      Al próximo camino que aparezca

      Puede estar a través de una familia de árboles, un desierto o

      Sobre las onduladas olas del mar

      Es el camino antiguo que el alma conoce

      Siempre lo recordamos cuando lo vemos

      Nos llama al nacer

      Nos lleva a casa

El Sureste estaba cubierto de ciudades y comunidades de constructores de montículos del Periodo Mississippi, quienes estuvieron allí un siglo antes de la llegada de los españoles al Sureste. El Sureste aún está cubierto con restos de montículos. Incluso hay montículos en el campus de Knoxville de la Universidad de Tennessee. Estos montículos pueden ser aplanados con odio, palas o tractores, pero aparecerán en cualquier mapa geofísico energético. Continúan existiendo en la memoria, en los mapas de la memoria.

      Se dice que Monahwee obtuvo su nombre de guerrero Hopothepoya (Loco Cazador de Guerra) por robar caballos en Knoxville. Knoxville estaba en el territorio tradicional de los Mvskoke, por lo tanto, los caballos técnicamente no fueron robados. Estaban en tierras robadas.

      Cuando regresé a estos lugares ancestrales anduve por viejos caminos. Uno de los senderos más transitados forma parte de la autopista Interestatal 40.

LOS PIES DE MI HOMBRE

     Son raíces heroicas

     No puedes confundirlos

     Con cualquier otro caminante de seis pies

     Podría encontrarlos en un mar de pies

     Un planeta o un universo de pies

     Patearon el cielo al nacer

     En ese pueblo que su bisabuelo encontró

     Los pies de mi hombre dejaron la infancia

     Más allá de la arena mineral dejada por un cambio de aceite

     Hasta estas tierras atómicas en dirección al este

     Sus pies están hechos de la preocupación espiritual de su madre

     Y de su padre: histórico, y conscientemente recto

     Qué caminantes—

     De los pasos de constructor de montículos que condujeron al creador del cielo

     Pasando por dos ​​galeones españoles, viejos carruajes de frontera y serpenteantes ferrocarriles

     Una generación tras otra

     Ningunos otros pies excepto estos podrían aguantar

     El leal oso testarudo como roca

     Inteligencia imponente y levantador de niños 

     Ese es aquel que es dueño de estos pies

     Qué ancla proporcionan sus pies

     Por su inigualable

     Inmensidad y habilidad de levantarse de nuevo

    He bailado detrás de este hombre en la danza circular de zapateos

     Nuestros pies latiendo al ritmo juntos

    Poncho de hombre, mujer, niño, niña, sol y luna.

     . . .

     Los pies de mi hombre son los pasos seguros de un padre

     Cuidando de sus hijos, sus hijas

     Porque cuando ríe abre todas las puertas de nuestro corazón

     Incluso cuando se olvida de cerrarlas cuando se va

     Y cuando se aflige por los que ama

     Él esculpe valles que pueden contener las lágrimas de todos

     Con sus pies, estos pies

     Los hermosos pies morenos, siempre firmes y humildes de mi hombre.

QUE NO HAYA REMORDIMIENTOS

     para Bears Ears National Monument

     No estamos perdiendo los abedules, los abedules nos están perdiendo.

     —WAYNE “MINOGIIZHIG” VALLIERE

     Las canciones y las historias que nos formaron están inquietas

     y necesitan un lugar para vivir en el mundo de nuestros nietos.

     Están cansadas ​​de esperar.

     La tierra sigue soñando sus sueños terrestres

     Aunque pensamientos desesperados alimentados por el hambre de dinero vagan por nuestras mentes.

     Para los destructores, la Tierra no es una persona.

     Querrán más hasta que no haya más que robar.

     La Tierra quien no conoce el tiempo es paciente.

     Los destructores se destruirán a sí mismos.

   Cuántos espíritus de la tierra cuidan de este lugar. Emergen de

              las paredes del acantilado.

     Emergen de las olas de las aguas.

     Nuestros antepasados ​​no son solo antepasados ​​humanos.

     ¿Qué ves cuando vuelas a la cima del árbol ancestral?

     Que no haya remordimientos, ni tristeza, ni ira, ni actos que

              perturben a estas tierras.

MÁS ALLÁ  

     Más allá del amanecer, hay una canción que seguimos

     Más allá de las nubes viajando con lluvia jorobada

     En sus espaldas, relámpagos en sus puños

     Más allá del horizonte azul donde nuestros antepasados

     Aparecen portando regalos, envueltos en mantas tejidas

     Con sol y hebras de tiempo escarlata

     Más allá de los senderos que caminamos todos los días

     Del amanecer a la cocina, al trabajo, al jardín, al juego

     A la puesta del sol, a la oscuridad, y de vuelta

     Más allá de donde duerme el bebé, su aliento

     Una ligera niebla de felicidad haciendo

     Un delicado arco iris que se vuelve sabio a nuestro alrededor

     Más allá de los niños aprendiendo alfabetos

     Y números, inclinados sobre sus palos y muñecos

     Mientras juegan a la guerra y a la familia, crecen caminos humanos

     Más allá de las abuelas y los abuelos

     sus madres y padres, y en la médula de sus huesos

     Hasta cuando esa canción fue cantada por primera vez seguimos viajando

     Más allá del atardecer, ¿puedes oírlo?

     El sacudir de las conchas, el ritmo de los pies, los cantores

     Cantando, todos nosotros, todos a la vez?

     En la canción del más allá, cuán profundos somos—

     Mvto, mvto, mvto, mvto.

    Gracias, gracias, gracias, gracias.

Más sobre Joy Harjo

Sobre la traductora 

Andrea Echeverría Langsdorf es profesora asociada en Wake Forest University y obtuvo su título doctoral en Literatura Latinoamericana y Estudios Culturales en Georgetown University. Es autora de Yeyipun en la ciudad. Representación ritual y memoria en la poesía mapuche (Editorial Universidad de Guadalajara, 2021) y El despertar de los awquis: migración y utopía en la poesía de Boris Espezúa y Gloria Mendoza (Paracaídas Editores & UNMSM, 2016), así como de varios artículos de investigación publicados en revistas que incluyen Latin American and Caribbean Ethnic Studies, Latin American Research Review y la Revista Canadiense de Estudios Hispánicos. Actualmente escribe un libro que estudia el arte visual mapuche.


An American Sunrise © Joy Harjo

Un amanecer americano © Andrea Echeverría ~ Siwar Mayu, Mayo 2023

Introducción y selección © Juan G. Sánchez Martínez


Espíritu de pájaro en pozos del ensueño. Fredy Chikangana

Samay pisccok pponccopi muschcoypa / Espíritu de pájaro en pozos de ensueño ©  Fredy Chikangana. Bogotá, Ministerio de Cultura, 2010.

Si prefieres leer el PDF, haz CLICK AQUÍ

La obra de Fredy Chikangana (Wiñay Mallki, raíz que permanece en el tiempo) es pionera en la historia de las literaturas indígenas contemporáneas de Abiayala. Sus versos son el reflejo de una experiencia de vida entre el trabajo al interior de la comunidad y el caminar de la palabra en espacios interculturales. De Chikangana, hemos aprendido que el retorno a nosotros mismos sí es posible, y que los territorios ancestrales continúan hablando las lenguas de la tierra; en este caso, el quechua. Con sus flautas, poemas y hojitas de koka en la chuspa (mochila), Chikangana ha compartido su mensaje de memoria y unidad desde Chile a California, y de Corea del Sur a Italia. Consciente de las migraciones de sus ancestros yanakuna mitmak, sus versos hablan de chaskis (mensajeros), chakas (puentes), e intercambios. (Juan G. Sánchez M.)

Pachakay

Pachakay
callarinasha cusicuymanta huaccayripi
causaypiy llaphllahuachai puka
tukuna rumipi yana
paypicay yupaychayniok cayiniyokmanta uku pacha 
huatanima nukanchi yawar
waskakunawan huaymapacha.
Pachachaipi
phurupay tukanta
ima huacaychina llimpikuna causaymanta 
yakucapay munainiyok ttukiri
k ́apakpay yachikpayri tucuimanta quihuakuna
ima pusapayayman ananpachaman ukupachaman 
nukansha
callpawan mosccoykunamanta.

Chaiman pacha quilluyana
rinacay tullu
jaika shimikuna pachamanta chhonccasca tarinakuna
nuka tikramuna caimán llapllahua
millma caimán, yakuman ima llancana aichakuna
nukarina takiman kcaytacunapura huailla quihuachaymanta 
micjunapak mosccutucuy runakunamanta
nuka tukuna kirushata uturunkumanta
taqui tutakunamanta tinya uyhuamanta
kenataquimanta tutaypachajahuaman
ukupachapita urkujatunmanta.

La tierra

La tierra

es el comienzo de la alegría y el llanto;

en ella vive la placenta roja

convertida en piedra negra,

en ella están los rituales de seres subterráneos 

que amarran nuestra sangre

con las lianas del tiempo.

En esa tierra

está la pluma del tucán

que guarda el colorido de la vida,

está el agua libre e inquieta,

el aroma y el sabor de todas las hierbas

que nos llevan al cielo y al infierno,

estamos tú y yo

con la fuerza de los sueños.

A esa tierra negra o amarilla

irán estos huesos

cuando la boca del tiempo los haya chupado; 

volveremos entonces a esa placenta,

a esa pluma, al agua que toca los cuerpos;

iremos a cantar entre los hilos verdes de esas hierbas 

para alimentar todos los sueños de los hombres. 

Volveremos a ser diente de tigre,

poema de la noche, tambor de yegua,

sonido de flauta a altas horas de la noche

en lo profundo de la gran montaña.

Caykuna waskamanta sumaimana

Chaipi huchuy llanta chincashcca 
runakuna tucunaq pishcupi
illapay llimpirichakwan ninamanta 
jahuapi catanakuna wassimantakuna. 
Cahuapay puñuipay causaymanta 
pakaritamapak
callpanchay ñanpay
sonccopaywan pancalla achcallaquimanta.
Ary huaquin utiykuna
ashana japina tusuykuna millmacaymanta 
tutayakpi
takipay mucmikuc
ñaupakunamanta cachakuna
richhaycunari runpanakuna
ima llimpiana millmapaymanta
kaykunashapay waskamanta sumaimana 
huarcurimakuna ananpachamanta
kaima maipiman uraikuna huañukuna
jahuinata tucuy mosccoykuna causaykunamanta.

Seres de la liana prodigiosa

En aquella perdida aldea

los hombres convertidos en pájaros 

alumbran con sus colores de fuego 

sobre los techos de las casas.

Ellos vigilan el sueño de los vivos

para que al amanecer

reanimen el camino

con el corazón liviano de tantas penas. 

Si alguien los contempla

podrá entender la danza de sus plumas 

en la oscuridad,

el canto silencioso

de antiguos mensajes

y las formas circulares

que relampaguean desde sus plumas: 

ellos son los seres de la liana prodigiosa, 

la que cuelga del cielo

y por donde bajan los muertos

a pintar todos los sueños de los vivos.

Takimanta pachakuna

Saramanta nukamantaki
yakumantari noqa samay.
Kunantaki sarunhina paikunataki
sinchina muyu ttillayaima huañuykuna. 
Ary suttuina ima micunakuna pacchakuna.

Saramanta nukamantaki
yakumantari noqa samay.
Causay kunan tarpuymittawan cainamanta 
mishquikunawan atina hark ́aima huañuykuna.

Versos de la tierra

De maíz son mis versos

y de agua mi esencia.

Canto hoy como antes cantaron

como fuerte semilla que esquiva la muerte. 

Así como gota que alimenta la fuente.

De maíz son mis versos

y de agua mi esencia.

Vivo hoy con la siembra de ayer,

con la dulce insistencia que detiene la muerte.

Pacha takipa

Saramanta takiy nuqapi yakuri samay
Taki punchau ñaupakhina taki
k’ullu sonccohima muyu ima nima huañushca 
suttuyhinamicjuchiy pucuycuna.
Saramanta: taki, yaku, samai...
Causay punchau tarpunahuancuna cayna-punchau 
trigo parhuayna poccoy ima sisay pachacunapi.

Cantos de la tierra

De maíz son mis cantos y de agua mi esencia. 

Canto hoy como antes cantaron

como terca semilla que se niega a la muerte, 

así como gota que alimenta la fuente.

De maíz: cantos, agua, esencia…

Vivo hoy con la siembra de ayer,

como espiga madura que florece en la tierra.

Nukanchis kan causay pachacaypi

Paykan cutanapaykuna quilluzarapay rumijahuapi 
nukanchistaquinakay quenawanihuan tinyacunari tarukamanta 
nukasinaiku shinkayanaiku manapacha
nukachana intita rinaima urkupaypi;
Nukasinaiku nukatusuikuni quenacunawan maquicunapura 
nukawan haku cahuirinahuan pachaukupimanta
pupumaypi inlli cayanaima apanainukari
yuyaycunaman
pachayta Maipú nukausana huañushkuni
nukachaskinakay cushiwan:
«¡Nukanupiana!» niy taita Manuel «causaimari sarapay». 
«¡Nukanupiana!» niy mama Rosario «causaimari pachapay ima
nukarupay».
Shuyanan tusuykay jahuapi huachuncuna 
nukasinaiku takinakayri huañushkuwan 
quenaswan machanchinan llaquincuna 
antuchiwan mishkichinam tutacuna 
«¡nukanupiana llakimana! caparipay
«ima nukancharinan causay pachaikay».

Aún tenemos vida en esta tierra

Mientras ellas muelen el maíz amarillo sobre la piedra 

nosotros cantamos con flautas y tambores de venado 

reímos y nos embriagamos sin prisa

despedimos al sol que huye entre las montañas. 

Reímos y danzamos con flautas entre las manos

nos vamos metiendo hacia el fondo de la tierra, 

por ese ombligo tibio que arrastra y nos lleva

a la memoria

a ese espacio donde habitan nuestros muertos, 

que nos reciben con alegría:

«¡Bebamos!», dice taita Manuel, «y que viva el maíz». 

«¡Bebamos!», dice mama Rosario, «y que viva la tierrita que nos

       calienta».

Y mientras danzamos sobre los surcos, 

reímos y cantamos con nuestros muertos, 

con flautas ahuyentamos las penas

y con chicha endulzamos las noches. 

«¡Bebamos sin pena!», gritan,

«que aún tenemos vida en esta tierra».

Ninamanta

Tutamanta kaimi urkuspiri
punkucuna cay k ́anchachii chucchunari
llinpipaywan ninamanta
k ́atcukuna cunapay cahuana tocco huachuchaicaimi
 ima chacay tutayakuna rhupaypak sonkonukan 
runakuna huarmiri yanakunas
ima cay runa ima cay yanapana pachapaipi tutapaimanta 
shimi, huaccay asiri yakushukpi cushnimanta sancju, 
ninapaypi sha callanapaipi
callanapaipiri yana
panccaykuna kokamanta muyuima runpanapi
muyuina pachapay
machupay hamk ́ay panccakuna nina-hasttik
chaimanta apanasha pancakimsa shimicunaman 
mambiari cahuarayai usphakunaman
ccocuy kimsa pancca yuyo ninfita
yallinapay hauanta acchapaymanta
«raquiycamay» niy,
«paykuna munanapas mambiar»
phutuy ninamanta kcaytashuk cushnimanta
imakuna muyuy jahuapi uaikuna
paykan upiana ñanpay ananpachaman;
tapuna sunkupay payapaimanta
«¿kayma niyman ninapay?»
Tiyana chhinshuk paquinima jatapaywan
 llantankunamanta.

Del fuego

Es de noche y en las montañas

las puertas se iluminan y tiemblan

con el resplandor del fuego;

las rendijas y las ventanas son esas líneas

que cruzan la oscuridad para calentar nuestro corazón.

Los hombres y mujeres yanakunas,

que son gente que se asiste en tiempos de oscuridad, 

hablan, lloran y ríen en un río de humo espeso.

En el fuego está el tiesto de barro

y en el tiesto de barro negro

la hojita de koka que gira en círculos

como gira el tiempo.

El abuelo tuesta la hoja y atiza el fuego,

luego se lleva tres hojas a la boca y

mambea mirando hacia las cenizas;

ofrenda tres hojas tiernas al fuego,

pasándolas por encima de su cabeza.

«Hay que compartir», dice,

«ellos también quieren mambear»,

brota del fuego un hilo de humo y da vueltas sobre la cocina 

mientras toma su camino al cielo.

Pregunta el corazón de la abuela:

«¿Qué será lo que dijo el fuego?».

Hay un silencio que se rompe

con el crujir de la leña seca.

Yuyay yakuk

Cuyak llakta
yanacunas huañuk ñoccanchic shimi rimai purinam. 
Cuerpo yaku licha purina
waiku yuyai
huaira wiñay shuchuna.
Ima yaravi
ñampi ttica maythu quinquinam yaravi
waikus pas urkus cay
yanakuna quilla yachina
inti k›uichi waiku runa.

Memoria de agua

Por estas tierras

deambulan las voces de nuestros muertos yanakunas. 

Andan con cuerpo de río

y memoria de agua,

vibrando como árbol al viento.

Por eso canto

para que canten las flores y los caminos,

los cerros y las lagunas;

para que sepa la luna que soy yanakuna

hombre del agua y el arco iris.

Quechua sonccoycaimi

Purinaymi caranuqapi
takipay pisccomanta hullilla tamiakuna 
pponccopay yakumanta chakracunapi 
runari ima purichiy puyu huaylluy.

Quechua sonccoycaimi

imaraykucaina tutakuna nuqapi huakyay 
imaraykukunan chekchipay hanapacha nuqapitapuy 
imaraykupaccarin katin taki
jahuapi usphayaykuna.

Quechua wairacaimi ima cheqquechiy kcaytakuna chakatana 
tutacunapi misterioninari.

Quechua nimacaymi huarmimanta
chaycama yuyai illaypicuna cuyaymantan
manña tullpacunamanta... manña pachakunamanta 
manña ñankunamanta.

Quechua iphupaycaimi paccarincunamanta 
ssimiri ñukanchimanta huañushca.

Quechua sonccopaipi
ima shaikuna pincuylluri tinyapura 
caballupaypi pachamanta sacha 
k ́apayhuan kiñiwa kamchari
 maipi rimay: ñukanchi maiki, 
ñukanchi cara, ñukanchi rimay, 
ñukanchi taki, ñukanchi atipacuk.

Quechua pachamamacay
caychayaqque.
cunuyachinakuna llapllahuakuna
ñoqari huachana pachaman
shukpi minka atipanakuymanta killari wiñay.

Quechua es mi corazón

Tengo en mi cuerpo

el canto de pájaros anunciando la lluvia, 

el pozo de agua en la chagra

y el hombre que pasa acariciando neblina.

Quechua es mi corazón

porque ayer la noche me llamaba, 

porque hoy el gris del cielo me pregunta, 

porque mañana seguiré cantando

sobre las cenizas.

Quechua es el viento que desparramó los hilos del tejido 

en la noche misteriosa de velas y mecheros.

Quechua es el silencio de mujer

mientras piensa en la ausencia de su amado 

a la orilla de la tullpa… a la orilla de la tierra 

a la orilla de un camino.

Quechua es el rocío de la mañana y la voz 

de nuestros muertos.

Quechua es el corazón

que se agita entre flautas y tambores 

en el relincho del tiempo milenario 

con olor a kiñiwa y maíz tostado, 

donde aún decimos: nuestras manos, 

nuestros cuerpos, nuestra voz, 

nuestra música, nuestra resistencia.

Quechua es la tierra madre 

a quien pertenecemos,

la que abriga la placenta

y nos pare al mundo,

en una minga de lucha y lunas permanentes.

Más sobre la obra de Fredy Chikangana / Wiñay Mallki

Samay pisccok pponccopi muschcoypa / Espíritu de pájaro en pozos de ensueño

© Fredy Chikangana

Siwar Mayu, Noviembre de 2022

Mitos, ritos y petroglifos en el río Caquetá. Fernando Urbina Rangel

Fotografías y poemas originales © Fernando Urbina Rangel

Introducción y selección © Juan G. Sánchez Martínez

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Fernando Urbina Rangel es filósofo, poeta, fotógrafo y educador. Por décadas trabajó en la Universidad Nacional de Colombia donde dirigió cátedras, seminarios y trabajos de investigación sobre mitología comparada, oralidad, arte rupestre, petroglifos amazónicos, y plantas-maestras. Urbina es autor de noventa y cinco artículos académicos, ocho libros, veinticinco exposiciones fotográficas individuales, dos series de televisión educativa, y dos series de radio. Hoy, libros como Las hojas del poder (1992) y Dïïjoma. El hombre serpiente águila (2004) tienen fuego propio; sembrados con mambe y ambil, y cimentados en el arte de la picto-poesía, el arte rupestre, y el rafue (palabra-fuerte Murui-Muina) son publicaciones visionarias que supieron tejer la imagen, la poesía, el ensayo y las-historias-de-antigua, desestabilizando las jerarquías logo-céntricas de los centros urbanos y las universidades en Colombia. En la obra de Urbina, el libro es el árbol de la coca, la biblioteca son las abuelas y los abuelos (como Don José García y Doña Filomena Tejada), y la universidad es el mambeadero o los bailes rituales. Fernando Urbina dialoga con la Gente de Centro (múrui, okaina, nonuya, bora, miraña, muinane, resígaro y andoque), hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce, cuyo territorio de origen se encuentra en el interfluvio Caquetá – Putumayo (Colombia). Ellos son los mismos que sobrevivieron al genocidio de la Casa Arana, y hoy continúan resistiendo el asedio de las petroleras, las empresas mineras, el narcotráfico y la guerra civil colombiana.

Afortunadamente, la vitalidad con la que los libros de Fernando Urbina recobraron la palabra, el gesto y el rito de la Gente de Centro, y lo celebraron para la filosofía, la poesía y el arte, abrió senderos para las textualidades y oralituras indígenas en Abiayala. Su trabajo interdisciplinario recordó a varias generaciones que en el río Caquetá, todavía hoy, hay libros de piedra bajo el agua, petroglifos que emergen cuando baja el caudal y que cuentan historias primigenias. También que “el mito es palabra revelada”, no quimera ni anacronismo, sino ese presente que nos sostiene “y en el que hay que demorarse” (Las hojas del poder). 

Las fotografías y textos que componen el video que incluimos aquí abajo hacen parte de la obra MÁS ALLÁ DE LAS MONTAÑAS DE UYUMBE (“San Agustín”), la cual fue patrocinada y exhibida por el ICANH en 2019 (Universidad Nacional) con ocasión del sesquicentenario del nacimiento de Konrad Theodor Preuss, quien fuera el iniciador de la arqueología científica en Colombia. A partir de las ideas del lingüista, arqueólogo y etnógrafo alemán, quien propuso estudiar la religión y mitología de los uitotos en busca de claves para interpretar aspectos de la cultura de San Agustín (Alto Magdalena), esta exposición señala confluencias andino-amazónicas entre las antiguas culturas de las tierras bajas y las de las tierras altas. Es de resaltar que el río Caquetá nace muy cerca (menos de 100 km) del yacimiento del río Magdalena, en el nudo de Almaguer (Macizo Colombiano) donde los Andes se dividen en tres cordilleras. 

Los siguientes fragmentos fueron seleccionados de la exhibición Más allá de las montañas de Uyumbe (“San Agustín”). Asentándose en el lenguaje paradójico de los relatos antiguos de la Gente de Centro, Urbina encuentra una técnica para tejer su propio canasto: la síntesis (Serpiente-Águila, Vigilia-Ensueño, Anaconda-Espiral). Por eso el lector de estos versos/instantáneas notará que los sustantivos aparecen insuficientes, y que el uso del guión o el uso de mayúsculas son estrategias para resaltar la complementariedad. En este imaginario poético, ninguna palabra (vacío, punto, firmeza) tiene solo una cara, pues cada cosa es lo que es y también lo opuesto: el creador es lo creado y viceversa; quien tiene el silencio tiene la palabra. 

Cañón de Araracuara desde El-balcón-del-brujo-de-piedra 

Todo estaba allí y parecía completo;

pero no… nada tenía nombre o historia;

no era aún materia de nostalgia.

Cuando llegó el primordial,

‒ascendiendo los ríos

desde la orilla de la mar inmensa‒

signó el lugar y lo hizo mundo,

lo multiplicó en el mito,

lo recreó en el rito

y le dio los cien rostros del recuerdo.

© Fernando Urbina Rangel

Arquetipos

La tierra

era ancha y sola;

allí todo era blando.

Sol

con sus dedos de luz

fue diseñando,

en el barro orillero de los inmensos ríos,

los seres que poblaban,

tan solo como nombres,

el sueño de los Padres Primordiales.

Al mediodía

calcinó la obra.

Vueltos piedra

los arquetipos quedaron

fijados para siempre.

(Con base en las tradiciones del abuelo Enókayï, de la nación Murui-Muina ‒Uitoto‒)

© Fernando Urbina Rangel

 Cincel y martillo

¿Con qué tallaron su marca en el paisaje,

quienes llegaron primero,

para humanarlo haciéndolo habitable?

Golpe en la piedra con la piedra aguda

y así dejar en piedra algún silencio,

de esos que dicen y duran más que la palabra.

© Fernando Urbina Rangel

 La luz y la sombra

Algo para nombrar el día de los hombres: efímeros.

Algo para nombrar la sombra, la arcaica,

la que precede todo lo que existe.

Piel es la luz sobre la roca oscura;

guarda su entraña la profunda noche.

© Fernando Urbina Rangel

La Dueña-de-los-animales

En su indagar,

los Hacedores cayeron en la cuenta:

Manejemos la forma de la roca.

Esta tiene la traza pavorosa que soñamos

para ser Gerofaikoño, la Mujersapo.

Ella defenderá al animal;

contendora del hombre en la batalla cósmica.

No sea que primen los humanos

y acaben con la casa de todos,

talando selva, envenenando ríos,

matando la semilla de las bestias.

Mariposa

―Abuela –pregunta la nieta–

¿Por qué las mariposas

se paran en la cabeza de las tortugas?

Y la Gran Sabedora,

la Abuela Filomena,

responde:

―Antes, cuando los pieleros

no habían acabado con los caimanes,

las mariposas se posaban

en el banco-decontarhistorias,

el que le regaló Jirayauma al caimán primigenio. 

Fue el pago por ayudarlo a cruzar el río,

cuando escapaba de su esposa,

‒la Mujerjaguar,

         reemplazo de la temible suegra por él asesinada.

Ese banquito quedó en su cabeza.

Allí ellas contaban mitos

‒los del color y del vuelo,

igual a como hace tu abuelo

sentándose en el mambeadero.

© Fernando Urbina Rangel

Cuadrúpedo saltador

Se dice que la palabra jaguar significa

elquematasaltando.

Patrulla un amplio territorio de caza;

equivale al territorio que maneja la gente de una maloca.

Por eso el espíritu del jefe de la tribu,

cuando este muere,

‒si ha sido impecable al velar por su gente‒

quedará como jaguarencantado

cuidando el espacio signado por su tribu.

Es la razón para pedir permiso y hacer ofrendas

antes de entrar a cazar en un lugar desconocido.

© Fernando Urbina Rangel

Serpiente

Soy una línea pero no cualquiera.

Soy tubular como una cerbatana.

Mi diente venenoso hace de dardo;

pero, además, ondulo

y me vuelvo espiral para pensar la vida y la galaxia.

Soy la clave del tiempo porque cambio de piel.

Soy cavadora de túneles acuosos para ir a lo profundo.

Repto sobre la tierra,

trepo por el árbol,

me encumbro a los cielos.

Al devorarme a mí misma soy círculo: soy todo y nada.

“Buena para pensar”

‒hubiera dicho de mí el Etnógrafo‒.

Buena para multiplicar los mundos.

Soy manantial de símbolos.

© Fernando Urbina Rangel

Origen de la humanidad

Padre murió en enero del 78.

Él me había aconsejado

(después de ver mis fotos con el arte rupestre del Inírida):

―Dedícate a las obras que trazara

sobre perennes rocas aquella gente arcaica.

Y fue en febrero,

arriba del raudal de Guaimaraya,

cuando di con el glifo

que bien muestra

cómo una línea almenada se transforma en gente.

Este mitema, igual que su grafema,

se cuenta y representa, en múltiples variables,

a lo largo y ancho de toda la Amazonia.

© Fernando Urbina Rangel

Los cuatro ancestros

Le pregunté al abuelo José García

–mi maestro, gente de féénemïnaa (muinane)–

qué podrían significar los cuatro rostrosculebra

conformando una cruz.

―¡Ajá! –me reconvino.

―Ya deberías saberlo.

¡Eso es maloca!

Y, viéndome confundido, agregó sonriendo:

―Cada uno de los cuatro postes en la maloca

es un ancestropedazodeculebra

Es la manera de tener bien presente nuestro origen.

© Fernando Urbina Rangel

Bailarín

En el aire: el conjuro.

La palabra red.

Y el gesto que interpola

de cada ser el íntimo secreto.

Aquí,

sobre la piedra se trazaron los signos.

Este danzar del gesto…

detenido.

© Fernando Urbina Rangel

Hombres sentados

El Padre

sentado entre el Silencio,

maduraba silencios.

Aún no se inventaba el trueno,

ni el murmullo del viento entre las hojas,

el rugido del jaguar,

el grito de las águilas,

ni la voz como espina del zancudo.

¿Con quién puede hablar el dios?

Entonces, vio su sombra.

Estaba allí, sentada.

Se inventó la palabra y el eco respondió

(el eco que es la sombra del sonido).

―¡Ya tengo compañero! –Exclamó el Padre.

Fue así como los hombres nos formamos.

(Somos la sombra y el eco de un dios).

© Fernando Urbina Rangel

Dos antropomorfos sedentes dialogando

Padre:

hoy que agrego más años que los que tú sumaste,

puedo decir al cabo de casi nueve lustros:

creo haberlo hecho;

no sé si bien,

pero traté de cumplir tu encargo. *

De alguna forma,

seguiremos compartiendo hallazgos

en la corriente circular del diálogo…

Mi sombra pasajera

pronto se volverá una sola con la tuya

y las dos con lo inmenso.

* Ver el poema “Origen de la humanidad”.

 Bogotá- 2019

Más sobre la obra de Fernando Urbina Rangel  y la Gente de Centro 

Arte rupestre amazónico”, Revista Credencial, 2015

Sobre el tejido de Yorema: Kaɨmeramuy / Gilberto López Ruiz: “Mona fueda bibɨrɨ kaɨ niya jȃna uai: diona – jibina uai.”, por Camilo Vargas Pardo y Lina Mazenett

Sobre libro Cultivando la ciencia del árbol de la salud (2019) de Célimo Ramón Nejedeka Jifichíu / Imi Jooi, por Camilo Vargas Pardo

Exhibición Más allá de las montañas de Uyumbe © Fernando Urbina Rangel ~ Siwar Mayu, Agosto 2022

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