Poemas ponca para la hora del almuerzo. Cliff Taylor

Ponca Lunch Hour Poems © Cliff Taylor
Poemas Ponca para la hora de almuerzo © Jocelyn Montalbán y Juan G. Sánchez Martínez

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Entre la risa y el verso narrativo, Cliff Taylor registra en su poesía unos personajes inolvidables, iluminados por revelaciones aleatorias, los cuales cruzan cafeterías, andenes, autopistas, revoluciones. En la primera página del fanzine Ponca Lunch Hour Poems (Versos ponca para la hora del almuerzo), Taylor escribe a mano:

Escribí estos poemas en la primavera de 2019, después de que mi novia y yo nos mudáramos a Astoria, Oregon. Algunos poemas los escribí en el trabajo, otros en la cafetería antes del trabajo, otros en Tokio, otros mientras viajaba de regreso. Soy indígena ponca, y por eso muchos de estos poemas tratan sobre mi comunidad, nuestra gente, cómo vemos y experimentamos el mundo. También me gustan los cómics, las películas de terror y todo lo que tenga que ver con el arte: así que esperen encontrar algo de eso aquí también. Me encantaría que algunos de estos poemas se convirtieran en tus amigos en un día o una noche inesperados mientras estás ocupado haciendo lo tuyo o tomando un merecido descanso. Espero que te gusten.

Gracias, Cliff.

Busu

Nos tomó tres meses y un total de dos carros para 

cruzar el país y trasladarnos de Nueva Orleans 

a Astoria, Oregon, una ciudad donde ninguno de nosotros había  

estado antes. Fue grandioso, inolvidable, 

y agotador. Nuestro segundo día aquí, mientras yo estaba 

fumando en la acera afuera de la cafetería  

un tipo grande tatuado se me acercó y me preguntó, sorprendiéndome 

como una cagada de pájaro en mi ojo, “Tu nombre no sería 

Cliff, ah?” Retrocedí: ¿como 

alguien aquí podría conocerme y mucho menos este tipo? 

Luego me orienté: lo recordé de la escuela secundaria, 

era mi compañero de clase, un punkero y skater, 

hace 20 años atrás en Columbus, Nebraska. “¿Ken?”, 

le pregunté. “¿Ken?” Era él; era el propietario 

de una tienda de fideos con tres sillas,

dos puertas abajo de la cafetería. Sin haber cruzado 

caminos en 20 años, él me reconoció. Le señalé 

nuestro auto lleno de cosas y le dije que recién nos habíamos movido 

aquí, ayer. Dijo, “Bienvenido a Astoria”, 

amigable como yo recordaba. “Quizás este es uno de 

los más bellos lugares en el país. Me alegra que estén 

aquí.” Conversamos y fumamos y yo estaba un poco asombrado, 

Aturdido, ido en la naturaleza surreal del misterio 

del porqué habíamos venido aquí a Astoria, a este lugar en el que nunca 

antes habíamos estado. Mi pasado ancestral me había enviado un mensajero 

para darnos la bienvenida a nuestro nuevo capítulo, y darnos 

la mano en medio de lo desconocido. Por el 

resto del día estuve sin palabras por la magia de 

todo esto, un guepardo errante en una maravilla boscosa, un 

Indio en su traje tradicional sobre el dulce Marte de Ray Bradbury. 

Habíamos aterrizado en el tramo correcto de la tierra; 

estábamos tomando nuestro café justo donde debíamos 

estar. Milagrosamente, habíamos llegado.

Cliff Senior – Senior Cliff 

Ojalá recordara más historias 

de mi abuelo (quién no quisiera, supongo).

Mi mamá a menudo comentaba cómo 

hablaba él tan silenciosamente que apenas podías

oírlo. Mi hermano menor pasó 

más tiempo que yo con él, pues él vivió con el abuelo por un tiempo cuando 

salió de la correccional; él tenía muy buenas historias y eran 

todas nuevas para mí. Algunas veces, a mi 

gasolinera, venían paisanos que yo no conocía, 

se enteraban de quién era yo, 

y me contaban historias de tiempo atrás 

acerca de la casa de mi abuelo;

“Siempre había una gran olla de 

sopa hirviendo”, me decían, “Él siempre alimentaba a todos los que 

pasaban por ahí.” Me acuerdo de visitarlo en mi camino a Sundance, y pasar 

un rato en su habitación 

cuando él estaba con oxígeno. El se sentaba 

y encendía un cigarrillo, 

y me entregaba uno cuando yo se lo pedía. 

Estaba a punto de irse; este 

era uno de esos cigarrillo del que no puedes 

arrepentirte. “Entonces, ¿Qué es lo que te van a  

hacer, perforar los pezones?”, me preguntó.

“Si, algo así,” le dije, sonriendo. Me pregunto qué 

historia mi abuelo compartiría 

si me oyera leer este poema. 

Me pregunto qué diría 

si pudiera compartir solo 

una. ¿Abuelo? Es tu turno.

Trabajador de Reliquias 

Hablo con este anciano que ha diagramado, 

mapeado, y almacenado en una base de datos cada montículo ceremonial

que existe en América. (*) Es asombroso. Hay formas 

de todas las variedades imaginables. Ha sido el 

trabajo de su vida. Me entrega la unidad de memoria con 

todos los archivos en ella. “Ahora es tuya,” me dice. 

“Cuando era joven me dijeron que esta 

era mi vocación. Cuando envejecí me 

dijeron que sería la vocación de la siguiente persona 

saber qué hacer con esto.” Manejo a lo largo 

de la costa con mis dos perros, me dirijo hacia 

un montículo de pájaro de trueno en Oregon; el ojo 

es la cima de una montaña reconocida. 

“Supongo que ahora es nuestro turno,” le digo a los perros, 

océano visible a través de la ventana abierta.

“Vamos a ver qué tiene que decir este pájaro de trueno.”

~~~

* El poema hace referencia a los montículos ceremoniales que construyeron por siglos los pueblos originarios de Abiayala, sobre todo durante el periodo que los arqueólogos han llamado “Mississippi” –entre 1200 y 400 años antes de nuestro tiempo. (Nota de los traductores).

Señales y jaulas en el Museo de Arte de Seattle

Me acababa de bajar del bus

y mientras caminaba alrededor, me topé con 

el Museo de Arte de Seattle y vi que 

había una exposición indígena. 

Entré de paseo y comencé a subir las 

escaleras. De pronto, como un disparo de la nada en el gimnasio, me 

golpeó el duelo de los espíritus, y me llevó

al borde de las lágrimas. Mantuve 

la calma, continué y entré 

a la exposición. Después de unos minutos 

adentro, escuché a los espíritus decirme que 

cantara una canción para todos los que 

estaban encarcelados en este lugar, 

ocultos y enredados entre los objetos de la exposición. 

Yo era joven,  y estaba muy nervioso 

para alterar la observación atenta 

que estaba aconteciendo. Los espíritus me lo pidieron pero 

no fui lo suficientemente fuerte para hacerlo. Vi 

los cascabeles vivos de los chamanes, 

sus tocados y utensilios, grandes pieles 

y vasijas de barro potentemente

animadas. Una parte de mí era un entusiasta de museos, 

y la otra parte era un danzante del sol, viendo todo 

con ojos de ceremonia. Cuando salí 

pensé, algún día escribiré sobre esto. 

Vagando sin rumbo por la calle,

pensé, la gente debería saber lo que 

los pueblos indígenas experimentan cuando descubren

que sus pertenencias continúan cautivas. 

Lo llevamos de regreso a nuestra casa para que se duchara

Esto fue en Standing Rock cuando toda esa mierda

estaba pasando. (**) El tipo nos habla de un montón de cosas

que la mayoría de la gente nunca

creería. Profecía. Una mitología 

multidimensional codificada. Lo que le dijeron en la

colina. Su abuela alimentando a los seres pequeños que

llegaban hasta el alféizar de su ventana. Una cueva en los Andes

donde líderes de todo el hemisferio occidental

depositaron objetos para una era futura que está

teniendo lugar ahora mismo; nos habla de los objetos que vio

en la cueva, con los que regresó. Un montón de cosas

increíbles; pero hay espíritus en el carro con nosotros

mientras estamos llevando a este tipo al casino y por eso estoy poniendo

mucha atención a todo lo que dice. El tipo se baja

y la noche es cinematográfica, hiper-

real; todo arde de significado; mañana

vamos a la ceremonia y no alcanzo a imaginar

lo que van a decir los espíritus sobre todo

esto. Salgo del carro y estrecho su

mano, y le doy una copia de mi librito.

“Rezaré para que encuentres las cosas que estás 

buscando”, digo. “Nos vemos por ahí, hermano”.

~~~

** La lucha pan-indígena en Standing Rock (territorio Sioux) explotó en el año 2016 cuando el gobernador de Dakota del Norte, con el apoyo del gobierno federal de los Estados Unidos, firmó los permisos para que la compañía DAPL cruzara su oleoducto por los ríos Cannonball y Missouri y otros lugares ceremoniales sioux, sin consulta previa de la comunidad. Personas indígenas de todo el mundo, así como activistas, políticos y artistas aliados se hicieron presentes para defender el agua. Ver el episodio de “Hecho en América”. (Nota de los traductores).

100 años de recuerdos visionarios

Recuerdo que literalmente tambaleé

detrás del mostrador de mi gasolinería

y caí de rodillas después de haber

terminado Cien Años de Soledad 

de Gabriel García Márquez. Eran

casi las 4 a.m., mis clientes matutinos

estaban a punto de entrar.

La obra maestra me había asesinado, me había sacudido; 

así era cómo la grandeza y fuerza 

de la verdadera literatura se sentía. 10

años después todavía me encuentro

pensando en lo que pensé cuando

me levanté y simplemente me quedé

ahí mirando hacia la mística

Nebraska oscura: ahora todo lo que necesito

es escribir un libro indígena como

este, un libro que pueda cambiar el mundo,

y eso no debería ser demasiado difícil, ¿eh? 

Es factible, ¿no?

Myron

Ayudé a este anciano, Myron Longsoldier,

con el temazcal por 13 años; (***) desde los 22 hasta

los 35. Salía del trabajo a las 7 a.m., iba a la casa

y dormía por una hora, y luego manejaba 

hasta el temazcal e iniciaba el fuego. Aprendí de Myron

lo que era la humildad, una cualidad

del corazón que tenía textura, y era palpable, 

tangible. Myron creció hablando lakota,

había ido a prisión, era un ex alcohólico,

un bailador del sol, un líder en la comunidad.

Ya está retirado, necesita oxígeno, ya no puede

dirigir el temazcal. Cuando publico que

voy a ir a Tokio, él comenta que ojalá 

use el mejor traje tradicional que tenga

para que “acabe con ellos”, sea lo que sea que eso signifique. Una vez

en el temazcal, mientras él oraba sobre las primeras siete piedras,

vi todas sus oraciones saliendo de él,

como un gran humo en espiral saliendo de su

cara y su frente; energía animada 

elevándose. Pienso en él mientras miro los estantes

en una tarde tranquila de jueves, organizando y apilando las latas 

para que se vean bien. Pienso: 

“He conocido a gente como él. Que nunca 

los olvide por favor.”

~~~

*** Escogimos “temazcal” porque es un equivalente al sur de Abiayala del “sweatlodge”. Sin embargo, la traducción literal es “casa del sudor”. Con una arquitectura específica asociada a las trece lunas, las cuatro direcciones y los cuatro elementos, los pueblos originarios del norte hasta el día de hoy se reúnen en la oscuridad de esta casa ceremonial para orar con el vapor de piedra. (Nota de los traductores)

Mi libro del relámpago de Tokio

Me imagino escribiendo un libro sobre

todo lo que pasó en Tokio. Lo

ilustraré con dibujos de la ciudad,

las personas que conocí, los seres que vi, y todas

las imágenes crepitarán y brillarán. Cada

luna llena le crecerá pelo al libro y

te transportará a un único momento

durante el tiempo que lo desees; tú, Liv y la

Madre Selva que vino conmigo; bailando

con alegría para Nipsey; el romance de estar de pie

en un tren mientras tu pareja está al otro

lado del planeta. Abuelos-buena-onda

regalarán el libro en Halloween. Cuando las almas

atrevidas que deambulan por las cuevas emerjan de ellas,

encontrarán el libro misteriosamente en su persona. El libro correrá la voz

de cómo equiparse y prepararse para

participar en un trabajo ceremonial a gran escala

encaminado a la curación de

países, culturas y tiempo; con un

relato detallado de Fukushima, la Segunda Guerra Mundial,

y lo qué pasó con los más o menos 40 de nosotros

durante nuestro ritual. Es un libro de bolsillo,

como El Principito. Funcionará como

el regalo perfecto para subir de nivel entre amigos

que están en transición de ser amantes, aliados o compañeros

de por vida. Será código en Japón para

el que que viaje con la medicina

que los Dioses y las Diosas desean ver

florecer una vez más. Será un santuario para la

gente pequeña, el Otro Mundo. Y

cuando alguien lo lea por segunda vez

otra copia aparecerá en la espalda de un cisne

y justo antes de que el cisne se sumerja

un niño lo verá y sabrá que

de alguna manera tienen que salvarlo.

Más sobre Cliff Taylor

Sobre los traductores

Jocelyn Montalban nació en Ontario, Canadá, donde vive actualmente. Sus padres emigraron a Canadá desde la Ciudad de Guatemala en 1997.  En 2023, obtuvo la licenciatura en criminología de la Universidad de Lakehead (Ontario, Canadá). Actualmente está estudiando para obtener la maestría en Justicia Social. Su investigación se centra en cuestiones indígenas en Canadá. En su tiempo libre la encuentras viajando o yendo de excursión en las montañas. 

Juan Guillermo Sánchez Martínez nació en Bakatá/Bogotá, en los Andes colombianos. Coordina la antología y exhibición multilingüe en línea Siwar Mayu, un río de colibríes. Ha publicado los libros de poesía: Uranio (2023), Bejuco (2021), Salvia (2014), Río (2010), y Altamar, este último galardonado en 2016 con el Premio Nacional Universidad de Antioquia (Colombia). En 2019, co-editó junto con Fredy Roncalla el volumen Muyurina y el presente profundo (Pakarina/Hawansuyo). Actualmente coedita junto con Gloria E. Chacón y Lauren Beck el volumen Abiayalan Pluriverses. Bridging Indigenous Studies and Hispanic Studies (Amherst College, 2023). Es profesor asociado del Departamento de Estudios Indígenas de la Universidad de Lakehead (Thunder Bay, Canadá). 

Ponca Lunch Hour Poems © Cliff Taylor

Poemas ponca para la hora de almuerzo © Jocelyn Montalbán y Juan G. Sánchez Martínez

~ Siwar Mayu, Septiembre 2023


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