Memoria de la gente piel, Hubert Matiúwàa

El cómo filosofar de la gente piel © Hubert Matiúwàa, 2022

Los yopes: Mbo xtá rída/Gente piel

En la época prehispánica la lengua mè’phàà era conocida como yopi, sus hablantes eran llamados yopes o tlapanecos según el cacicazgo en que tenían asentamiento, siendo la denominación tlapaneco la de mayor relevancia para la historia oficial, debido a que a los yopes se les asoció con el apelativo de rebeldes, cuyo cacicazgo, el de Yopitzingo, se mantuvo como señorío independiente durante la expansión mexica y dio cruentas rebeliones por la defensa de su territorio en la época de la colonia.

Las culturas fueron nombradas a partir del conocimiento que se tenía sobre ellas: su actividad económica, las características del lugar en el que residían y los sucesos importantes que acontecían en ellas; fue así como surgieron las toponimias, que son referencias para entender su territorialización. Bajo esta lógica se nombran estos cacicazgos: Yopitzingo donde se asientan los yopes, y Tlappan-Tlachinollan lugar de los tlapanecos.

En el libro Historia general de la Nueva España, Fray Bernardino de Sahagún refiere que los tlapanecos y yopes son una misma cultura:

“Estos yopimes y tlappanecas son de los de la comarca de Yopitzinco; llámanles yopes, porque su tierra se llama Yopitzinco, y llámanlos también tlappanecas, que quiere dezir “hombres almagrados”, porque se embixavan con color. Y su ídolo se llama Tótec Tlatlauhqui Tezcatlipuca, que quiere dezir “ídolo colorado”, porque su ropa era colorada; y lo mismo vestían sus sacerdotes, y todos los de aquella comarca se embixavan con color. Estos tales son ricos; hablan lengua diferente de la de México.”

(De Sahagún, 1830, p. 135).

En mè’phàà, mbíñùù significa “almagre”, el cuál seguramente usaban para pintarse la cara, tal como aparecen ilustrados en el Códice Tudela1 algunos personajes yopes. Pintarse la cara tenía un sentido religioso, pero no podemos afirmar que fuera una característica generalizada, pues en los códices de Azoyú I y II los personajes tlapanecos no aparecen pintados. En algunos otros códices de la historia náhuatl el antifaz en los ojos simboliza la estrella del amanecer (Venus), curiosamente el linaje más antiguo de los tlapanecos se relaciona con este símbolo: “llamado Quahiscalera o Tlahuiscalera (señores del “alba” o “amanecer”) que probablemente se remonta en el pasado hasta los gobernantes de Temixlican… este linaje tomó el nombre de Temilitzin.” (Dehouve Op. En Gutierrez y Brito, 2014, p. 36).

1 Libro pictográfico realizado por indígenas durante la época de la Colonia en el siglo xvi.

En esta lógica de nombrar de acuerdo al “hacer” o “estar”, los yopes fueron conocidos por los rituales relacionados con la piel, que se hacían en los centros ceremoniales donde se asentaron, destacamos Tehuacalco/“casa del agua sagrada”,2 lugar donde se realizaban los rituales a Xtóaya’/piel de agua, una de las deidades más importantes para esta cultura. En la actualidad Xtóaya’ simboliza la fertilidad y la abundancia, los rituales asociados a ella están relacionados con el cambio de piel de la tierra, temporadas de sequía y lluvia. La temporada de sequía es representada por la deidad Àkùùn èwè/Señora hambruna, quien en un rito de expulsión que consiste en hacer un muñeco al que le amarran pies y manos, y lo llevan al río, donde lo ahogan en la boca de Xtóaya’. En la historia de origen del mundo, Xtóaya’ es quien crió y cuidó a À’khà’/sol y Gùn’/luna, quienes a su vez generaron el movimiento que dio origen al tiempo e hizo posible la vida. Xtóaya’ también cura a los enfermos, calma el temperamento de la gente y hace posible las buenas lluvias para las siembras, ante ella también se hacen las ceremonias de Xtámbaa/Piel de tierra.

2 Actualmente es la zona arqueológica más importante del Estado de Guerrero.

En el náhuatl actual las palabras xipeua es “pelar o desollar”, yopejtle o yopeuhtli es “despegado”, así se infiere que Yopitzingo, el pueblo de los yopes, se relaciona con las ceremonias de desollamiento.

“Es factible que la palabra yopi o yopime sea sinónimo de “xipe” (desollado) y que se haya formado por contracción del verbo mexicano “yopehua” que significa despegar algo, que se puede traducir por los que se les despega algo, los despellejados. Es probable que los mexicas hayan bautizado a los pobladores del sur como los “yopi” los que “arrancan el cuero” y también ésta puede ser una de las razones por las cuales les tomaron tanto respeto, al grado de considerar que los matrimonios de sus hijas con yopis las elevaban de rango.” (Vidal, 1987, p. 11).

Los historiadores mencionan que el origen de la deidad Xipe Totec tuvo lugar en el territorio de los pueblos yopes y que su culto se generalizó en muchas culturas, cada una reinterpretaría a Xipe Totec de acuerdo con su visión del estar y hacer en el mundo. Para los mè’phàà, la piel es el corazón de todo lo que existe.

Ahora bien, al grupo asentado en lo que hoy es Tlapa de Comonfort, Guerrero, se le conoce como tlapanecos, término de origen náhuatl. La raíz de la palabra tiene dos posibles interpretaciones: la primera es que tla viene de tlalli-tierra, pan es el locativo de lugar, y neco, que se traduce como sucio (el origen de la palabra neco se relaciona con chichimeco, que significa perro sucio o perro pintado); la segunda acepción es que tlapan significa espalda, entonces la palabra tlapaneco significa “de espalda sucia o espalda quemada”. Ambos términos se mantuvieron y evolucionaron de manera peyorativa para referirse a los tlapanecos como: los de cara pintada, los de cara sucia, los de cara chimeca.

El glifo de la antigua Tlapa aparece en el anverso de la foja 3 del Códice de Azoyú, su toponimia es representada con un círculo de color rojo que puede interpretarse como “tierra roja” o “almagre”. Uno de los nombres con los que se le conoce a Tlapa es “lugar de tierra roja” y puede referir a la actividad que desempeñaban sus habitantes, es decir, “lugar de tintoreros”.

En la lengua me’phàà a Tlapa se le conoce como A’phàà, la palabra se asocia con otras como Àphàà/ amplio o màtha Àphàà/río amplio, este puede ser el origen de la palabra, pues a Tlapa lo atraviesan dos ríos grandes actualmente conocidos como río Tlapaneco y río Jale. Por lo que es posible deducir que el gentilicio de mbo mè’phàà/el que es de Tlapa, puede ser “gente del río amplio”, nombre de acuerdo a la característica del lugar de asentamiento.

Lingüistas de la región afirman que mè’phàà también puede derivar de la palabra mix’bàà, la que traducen como “sucio, pintado o tiznado”, caracterización de los mè’phàà que aparecen en la mayoría de los documentos antiguos, y que, como se mencionó antes, corresponde a la toponimia de Tlapa. En la memoria oral se dice que los antiguos mè’phàà tenían el poder de caminar adentro de la tierra.

Los tres posibles significados de la palabra mè’phàà, ya sea “gente pintada”, “gente que pinta” o “gente del río grande”, corresponden al gentilicio del lugar (Tlapa), que se generalizó debido a su importancia, al igual que Yopitzingo. En esta investigación proponemos el sobrenombre de “gente piel” para nosotros los mè’phàà, la palabra xtá/piel es la matriz del pensamiento que une todas las variantes dialectales de nuestro idioma.

Actualmente en nuestra región el lugar de asentamiento define la variante dialectal del mè’phàà, donde los pobladores autonombran sus territorios, por ejemplo: mbo wí’ììn es el gentilicio del municipio de Acatepec, wí’ììn significa lugar de carrizos, pues esta planta predominaba en la región, el gentilicio entonces se traduce como “gente de los carrizos”. Acatepec, por otro lado, en la lengua náhuatl significa “cerro del carrizo”.

La gente del municipio de Tlacoapa se nombra mbo míwuíí, significa “lugar de chiles”, nombre que derivó de la siembra de chiles como actividad económica, así el gentilicio corresponde a “gente de la tierra del chile”. Tlacoapa, en la lengua náhuatl significa “mitad del gran barranco”, tlajko-apan/mitad-canal, o “lugar en medio del bosque”, tlakotl- apan/vara-bosque.

De igual forma, en Malinaltepec, habitan los mbo mañuwìín, mañuwìín significa “lugar donde se tuercen los cordeles” y también hace referencia a una actividad económica del pasado, de esta forma el gentilicio corresponde a “gente de la tierra del cordel torcido”. Malinaltepec en la lengua náhuatl significa “cerro torcido o hierba torcida”.

Por otro lado, Tlapa ha tenido una historia de asedios, por ejemplo el año 1447 por el ejército mexica:

“Después de 1461, el estado de cosas tuvo un cambio cualitativo, pues parece que sus líderes negociaron un pacto de cooperación con los mexicas, lo que evitó una guerra directa con la Triple Alianza durante 25 años y ayudó a duplicar el tamaño político-espacial de Tlapa-Tlachinollan. Finalmente, debido a luchas facciosas y conflictos de sucesión, la cohesión interna de la unidad política se debilitó y Tlapa-Tlachinollan fue conquistada militarmente por los mexicas en 1486.” (Gutiérrez y Brito, 2014, p. 27).

En 1477, la muerte del gobernante “Lluvia” de Tlapa-Tlachinollan, quien mantenía una relación diplomática con los mexicas, intensificó la incursión militar. Algunas fuentes como los códices de Tlapa-Tlachinollan indican que la conquista de este territorio se dio en el año 7 Venado o 1486. Por su parte, fuentes mexicas registran, según Sosa y Michel (2012) “el sacrificio de cautivos tlapanecos en el templo de Huitzilopochtli”. Así mismo, los “Anales de Cuauhtitlán informan que en la fecha 7 Conejo, dichos cautivos fueron tomados durante la conquista de Tlapa. El año mexica 7 Conejo correspondería al año tlapaneco 7 Venado, como se dijo antes, 1486.” (p. 14).

En Tlapa confluían las culturas mè’phàà, náhuatl y ñuu savi, cada una con sus sistemas políticos particulares, enfrentados por conflictos expansionistas, constituía una “unidad política de gran tamaño y complejidad […] se extendía sobre una superficie de entre 4,000 a 6,000 km2.” (Gutierrez y Brito, 2014, p. 27). Cuando sucedió la invasión mexica, no se logró la unidad política-militar ni la defensa de Tlapa, a diferencia del cacicazgo de Yopitzingo, netamente mè’phàà y que se mantuvo como señorío independiente.

Los yopes, que desde la memoria oral llamaremos mbo xtá rídà/gente piel, y los tlapanecos o mè’phàà de Tlapa, diversificaron sus formas de resistencia, pri- mero ante la expansión náhuatl y luego ante los españoles:

“Diez años después de la conquista, era encomendadero de Cacahuatepec don Diego Pardo, a quien por cierto, no le hacia la vida fácil la insurrección de los Tlapanecos. En marzo de 1531 don Diego escribió al contador de México, Rodrigo Albornoz, informándole de la sublevación. Cuando pregunto a los Tlapanecos “Porque hacían tanto mal” “Me respondieron que para que les enviaba a decir nada, que no sabía yo que ellos nunca habían querido obedecer ni servir a Moctezuma que era el mayor señor de los indios, que como quería que obedeciesen ahora a los cristianos; que ellos siempre tuvieron guerras y que en ellas quieren morir y probar quienes son.”3

Illustration by Víctor Gally

3 Documento encontrado por Francisco del Paso y Troncoso en los archivos de España; lo públicó el Museo Nacional de México, en ocasión del Primer Congreso Mexicano de Historia, celebrado en Oaxaca, en 1933. Se puede consultar en Paso y Troncoso (1905). Suma de Visitas de los Pueblos, en Papeles de la Nueva España, Madrid, t. I.

Según datos de los códices de Azoyú, podemos inferir que los mè’phàà han tenido una guerra de resistencia por la defensa de su territorio desde antes de la época de la colonia. Hay una memoria del saqueo, desde la época prehispánica hasta la actualidad siguen existiendo el terror y el miedo. La guerra ahora es por el control territorial por parte de grupos delincuenciales del narcotráfico y de las empresas extractivistas.

Conocer nuestra historia permite entender las relaciones de poder por las que nuestro pueblo se forjó una identidad, la razón por la que somos invisibilizados y negados por la historia oficial. Se estigmatizó y se creó una narrativa para dividir a los tlapanecos de los yopes, como si fueran culturas distintas, para borrar su pasado y negar la memoria de sus resistencias actuales.

En la época de la colonia, cuando los sacerdotes llegaron a evangelizar esta cultura, a los pueblos mè’phàà que no se convirtieron al cristianismo se les señaló como demonios, caníbales o gente que desolla, por esa razón fueron exterminados. Debido a que se mantenían en resistencia, se creó alrededor de ellos una narrativa de odio, los sacerdotes alimentaron el terror para evitar que las distintas comunidades mè’phaà se pudieran aliar, y bajo una tendencia maniqueísta, marcaron la historia de los pueblos que se mantenían en rebeldía ante la evangelización.

Memoria de la gente piel

En la memoria oral, se cuenta que existieron los mbo xtá rídà (del mè’phàà: mbo/gente, xtá/piel, rídà o ridáá/colgado o entrecruzado), quienes hablaban una variante del mè’phàà antiguo y tenían el don de estirar su piel, de ellos se cuentan innumerables historias de terror, por ejemplo, que pedían hospedaje en las casas y al dormir estiraban una oreja para hacer su cama, estiraban la otra y hacían su cobija, pasada la noche se levantaban para robar niños y comérselos.

Las narraciones de la oralidad tienen una causa y una finalidad: transformar la memoria para la acción. El odio que se fomentó hacia los yopes terminó satanizando sus rituales, en los que desollaban a sus rivales de combate. El ataviarse con la piel dio origen a múltiples historias, narrativas que tenían la finalidad de colonizar el imaginario colectivo contra los sobrevivientes del pueblo de Yopitzingo, de esta manera serían perseguidos y asesinados por sus propios congéneres.

Actualmente, las empresas mineras tienen interés en la región de asentamiento de los mè’phàà:

“En los últimos años el territorio de los pueblos indígenas de La Montaña y Costa Chica de Guerrero ha despertado el interés del sector minero debido a los 42 yacimientos mineros que en ella se encuentran. El Gobierno Federal ha otorgado alrededor de 38 concesiones por 50 años para que diversas em- presas realicen actividades de exploración y explotación minera en la región de la Montaña, sin tomar en cuenta los derechos de los pueblos indígenas náhuatl, mè’phàà y na Savi. Los títulos entregados de la región tienen un estimado de 200,000 hectáreas y actualmente se encuentran, todos, en la fase de exploración.” (Tlachinollan, 2017, p. 6).

Y a pesar de que algunos pueblos han interpuesto amparos, como el caso de San Miguel del Progreso,4 el primer pueblo en ganar la defensa ante las mineras en México, el problema sigue vigente porque no se han cancelado de manera definitiva las concesiones.

4 Más información, en: Tlachinollan. (28 de enero de 2022). Informe. Júba wajín: Una batalla a cielo abierto en la Montaña de Guerrero por la defensa del territorio y la vida.

De llevarse a cabo estos proyectos de minería,5 y como ya ha ocurrido en otras regiones del estado de Guerrero donde las mineras tienen presencia,6 provocarían el desplazamiento de los habitantes, la llegada de grupos del crimen organizado, la prohibición de cultos, de la agricultura y la caza, situaciones que terminarían afectando y eliminando el saber y la identidad de la vida comunitaria.

5 Tlachinollan. (28 de enero de 2022). Mapa de proyectos extractivos de minería en Guerrero y en la Costa-Montaña.  

6 Las empresas mineras canadienses que operan en Guerrero son: Leagold, Gold Corp, Newmont, Minaurum Gold, Newmont Vedome Resources y Hochschild Mining, Torex Gold Resources. Considerada hasta en el 2015: “La mina de oro más grande de América Latina y la principal generado- ra de oro a nivel nacional, está ubicada entre los pueblos de Mezcala y Carrizalillo, Guerrero”. Una de las zonas con mayor índice de violencia causada por los grupos delincuenciales en convivencia con los grupos armados del Estado y bajo el amparo de las autoridades políticas.

En 2012, ante estas amenazas de extractivismo y saqueo de los recursos naturales, nace el Consejo Regional de Autoridades Agrarias en Defensa del Territorio (craadt), en la comunidad mè’phàà de la Ciénega, municipio de Malinaltepec, referente para las luchas del territorio en México.

En La Montaña constantemente se vive el acoso paramilitar, militar y de grupos criminales, quienes a través de la violencia ejercen formas de despojo del territorio, estas organizaciones son empleadas por las empresas mineras para desplazar a las comunidades, sembrando terror y muerte, para finalmente apoderarse del territorio. Y aunque en la región de La Montaña, donde vive Xtóayà’, se mantiene la resistencia y se pone a raya a los grupos delincuenciales (lo que exacerba la violencia en las zonas fronterizas), los habitantes de este lugar nos preguntamos ¿hasta cuándo?

A este contexto hay que sumarle la fractura y violencia en el interior de las comunidades, entre las cuales destacan: conflictos por linderos de tierras, la violencia, el machismo y la desigualdad que generan feminicidios gradualmente, los golpes cotidianos enquistan enfermedades que terminan con la vida de las mujeres.

De igual forma, la división a causa de los partidos políticos, genera una ruptura en el pensamiento comunitario, cada partido ambiciona el poder y busca tener presencia en la asamblea, allí las relaciones de amistad y compadrazgo se condicionan, lo que genera desgarres en el tejido comunitario y por tanto, en el bien común, esto impide enfrentar problemas colectivos y facilita el despojo territorial y de los saberes locales.

Ilustración de Víctor Gally

Al interior de nuestras comunidades, tenemos que repensar las relaciones de poder y las maneras en que las hemos normalizado. Nuestra lucha de reivindicación y defensa de territorios requiere de un emparejamiento ante la desigualdad social comunitaria. Para ello, es necesario rastrear hasta donde sea posible nuestra historia y poner en tela de juicio la historia oficial de la colonización, cuestionar las narraciones de la memoria oral para reeducarnos, evidenciar y denunciar a los caciques locales que han corrompido el poder en el interior de las comunidades, es necesario pensar desde el nosotros, como xtá/piel que cuida, para resolver los problemas que enfrenta nuestra comunidad.

Nuestros ancestros sobreviven en cada uno de nosotros, en cada acción que hacemos para dignificar la vida, en las voces de la montaña aún late el corazón de los mbo xtá rídà, y en la historia de muchos pueblos que hoy se defienden del crimen or- ganizado y de las empresas extractivistas.

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El cómo filosofar de la gente piel  © Hubert Matiúwàa ~ Siwar Mayu, Marzo 2024

Cuento de la Mujer Cielo. Kahente Horn-Miller

Sky Woman’s Great Granddaughters: A Narrative Inquiry Into Kanienkehaka Women’s Identity © Kahente Horn-Miller, 2009.

Cuento de la mujer cielo © Sophie M. Lavoie

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Kahente Horn-Miller es de origen Akskare:wake (Clan del oso) de la comunidad indígena de Kanien:keha’ka (Mohawk) de Kahnawake, una comunidad que se encuentra cerca de la ciudad de Montréal, a las orillas del río Kaniatarowanenneh (gran vía navegable) conocido desde la colonización como el río San Lorenzo. Horn-Miller es profesora asociada de la escuela de Estudios Indígenas y Canadienses de la Universidad Carleton, situada en Ottawa, Ontario, en los territorios de los algonquinos, donde es también la primera vicepresidenta adjunta para Iniciativas Indígenas. Horn-Miller es artista colaborativa que presentó en una galería de Ottawa una exposición titulada “My Mom, Kahntinetha Horn, the ‘Military Mohawk Princess’” (Mi madre, Kahntinetha Horn, la princesa militar mohawk) en 2018. 

La historia de la Mujer Cielo que cuenta Horn-Miller es una versión en primera persona de un ciclo de creación  que tiene muchas versiones anteriores, pero nunca en primera persona. Este relato forma parte de la literatura oral de los pueblos originarios de Abya Yala y es la historia de la génesis del pueblo haudenosaunee (iroqués). Horn-Miller comenta que su versión le vino, de repente, en un momento íntimo con su hija, y sintió la necesidad imperante de escribirla. El cuento de la Mujer Cielo también forma parte de su tesis de doctorado (Universidad Concordia,  Montreal, Canadá, 2009). Cuando presenta su versión de la historia, Horn-Miller hace un performance del texto que es muy impactante.

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Cuento de la Mujer cielo

Yo soy la hija del Gran Espíritu. Soy Mujer Cielo. Nací al principio del tiempo hace muchos siglos en el Mundo del Cielo más allá de la tierra. Siendo niña, me dieron el nombre de Flores Maduras. Yo nací con el velo sobre la cara, lo que me hizo especial para mi pueblo, los Habitantes del Cielo. Pensaban que yo haría grandes cosas. Mi gente creía que yo había nacido gracias a los espíritus y no en un acto físico. Después de mi nacimiento, mi madre me puso en reclusión protectora para que creciera más fuerte y concentrada. A esto lo llaman esconderlo a uno dentro de la cáscara, refiriéndose a las hojas protectoras que envuelven la mazorca de maíz. A mi tío, el hermano de mi madre, le dieron la tarea de aconsejarme y prepararme para la adultez. Cuando él falleció, pusieron su cuerpo encima del Gran Pino Blanco, desde donde siguió vigilándome con diligencia. Cuando yo necesitaba su consejo, lo llamaba tres veces y me subía a la cima del árbol y conversábamos.

Mi vida en el Mundo del Cielo era feliz. Me acuerdo que siempre había suficiente comida para todos y nadie se enfermaba. No había celos ni odio. Cada persona que yo conocía tenía talentos especiales y regalos que eran estimulados y usados para la buena existencia de todos. Cuando mis hermanos, mis hermanas y yo éramos jóvenes, mi madre llevaba a los bebés en su espalda en una cuna tablero que colgaba en un árbol mientras mi padre y ella trabajaban con los hombres y las mujeres del Mundo del Cielo, cosechando el maíz, los frijoles y la calabaza. Cuando fui suficientemente fuerte, empecé a trabajar en los huertos con los demás. Aprendí de todas las mujeres a quienes llamaba“madre”. Ayudaba a mis madres y a mis hermanas a preparar la comida. Nunca me faltó nada. Se nos brindaba todo lo que nos hacía falta para sobrevivir. Se dice que todas las plantas y los animales que existen en la tierra son los mismos que existen en el Mundo del Cielo.

Un día, todos los del Mundo del Cielo fueron llamados por el Guardián del Árbol Celestial o el Árbol de la Luz gracias a un mensajero que vino a verlos. Cuando la gente fue, se les dijo que había un sueño que necesitaba ser descifrado antes de que las flores en el árbol dejaran de brotar para siempre. Si pasara eso, habría una oscuridad que perturbaría la creación en el Mundo del Cielo. Después de este evento, una gran calamidad y mucha adversidad llegarían y las cosas cambiarían para siempre. Decían que la interpretación del sueño tendría un impacto sobre todos los del Mundo del Cielo. Muchos intentaron interpretar el sueño pero fracasaron. El Guardián los tiraba por un hueco cerca de su árbol que llevaba al mundo de abajo donde se transformaban en nuevos seres. Mi madre fue al concilio pero no me llevó a pesar de haberle pedido que me llevara. Siendo joven, yo estaba muy alterada de tener que ocuparme de una gran responsabilidad como la interpretación de los sueños. Yo quería desesperadamente quedarme niña por mucho más tiempo. Así que fui a ver a mi Tío encima del Gran Pino Blanco.

Caminé por el bosque, observando la luz y las sombras a través de los árboles mientras pensaba en el sueño y el concilio. Cuando llegué, escalé lentamente el Gran Pino Blanco. Llegar a la cima me tomó toda mi fuerza. Tomé asiento en una de las ramas más altas y vi que el Tío estaba acostado allá.

“Tío,” le pregunté, “¿qué debería de hacer? Llamaron a una reunión muy importante. El Guardián ha pedido que la gente lo ayude a interpretar un sueño importante. Yo no quiero ser fastidiada por tanta seriedad. Solo soy una niña.”

“Casi es la hora de cumplir tu destino,” me dijo, “Por poco tienes la edad suficiente, casi tienes la fuerza necesaria y sé que eres más sabia para tus años. Pronto, te pedirán que vayas hasta el Guardián del Árbol de la Luz. Cuando vayas, dile quién eres y que has venido a brindarle ayuda. Dile que tienes el poder de llevar nueva vida a las flores que iluminan el Mundo del Cielo.”

Tío me advirtió que el Guardián y yo nos mantendríamos atentos de todas las cosas que habían sido echadas del Mundo del Cielo y estaban avivándose en el mundo de abajo. Tío me aconsejó diligentemente. 

“No te acuestes en ningúna estera que se te ofrezca.” 

Miré a Tío con preguntas en mis ojos, pero asentí con la cabeza. Yo no tenía idea que, una vez empezados los procesos creadores, las cosas cambiarían en el Mundo del Cielo y el mundo de abajo: arriba, la luz se atenuaría; abajo, la luz se encendería. No podía entender que sólo hasta que la luz empezara a oscurecer abajo, ésta se renovaría en el Mundo del Cielo. Tío me habló de muchas otras cosas que pasarían cuando fuera a ver al Guardián. Escuché cuidadosamente porque confiaba en él y lo amaba. 

Esta historia que te cuento es una que viene de mi memoria larga, los recuerdos de mis hijos, y los recuerdos colectivos de todas mis bisnietas. Puedo volver a mirar mi vida y verla con mucha claridad, como si hubiera ocurrido ayer. Estas memorias están vivas,  guardadas en las mentes y los corazones de mis descendientes. Gracias a ellos, transmito mis conocimientos.

Mientras bajaba del Gran Pino Blanco y volvía a mi cabaña, me sentí en paz por primera vez. Poco tiempo después de llegar, Madre regresó del concilio. 

“No logramos ayudar al Guardián,” me dijo, “Entonces los que nos quedamos decidimos hablar entre nosotros. Hija, todos sabemos que tienes un destino particular. La Gente del Cielo ha platicado y estamos de acuerdo de que cuando estés lista, tendrás que ir al Guardián del Árbol de la Luz para ayudarlo a interpretar su sueño y para que el equilibrio y la luz se queden en el Mundo del Cielo.”

La miré con mis ojos llenos de curiosidad pero no le hice ninguna pregunta. Tío me había preparado para eso.

Cuando tuve la edad suficiente, un mensajero del Guardián vino, un festín iba a tener lugar y me habían invitado. Fui a ver al Guardián del Árbol de la Luz, como me lo habían indicado.

“¿Quién eres?” me dijo, “¿Qué haces? ¿Por qué haces eso?”

“Yo soy la chica a quién llaman Flores Maduras. He venido a ayudarte, como me instruyó Tío.”

Seguí.

“Escuché que ibas a dar un festín.”

El Guardián parecía conocerme, como si me hubiera estado esperando. Me sorprendió cuando me dijo que yo era la razón del festín. Me miró y sonrió.

“Naciste con un don especial. Eres la única esperanza para que el Mundo del Cielo deje encendido el Árbol de la Luz.”

Mientras decía estas palabras, me enseñó las flores en el Árbol de la Luz. Las miré cuidadosamente, tomando una en la palma de la mano. Vi que su belleza y su luz disminuían. El Árbol empezaba a fallecer. Me sentí triste por esta belleza que se disipaba. Brotaban lágrimas en mis ojos.

“¿Cómo te puedo ayudar?”

El Guardián me dijo que preparara puré de castaña para el festín, el cual comeríamos juntos. Mientras preparaba el puré, este chisporroteó y se pegó a mi cuerpo, quemándome. No lloré pero gemí de dolor, sin hacer mucho ruido. Mi aliento venía en pequeños jadeos cortos mientras el dolor ardiente casi inaguantable del puré candente me hacía brotar lágrimas. Me tragué las lágrimas y seguí respirando difícilmente, con los dientes cerrados, mientras preparaba el puré. Cuando lo terminé, llamé a decir que estaba listo. Cuando el Guardián me vio, se asombró de ver mi cuerpo quemado.

“El puré chisporroteó y me quemó. Tengo mucho dolor.”

El Guardián inmediatamente llamó a dos perros blancos que vinieron y me lamieron el puré del cuerpo. Mientras las lenguas de los perros me lavaban el cuerpo, me quedé sin moverme y no hice ni una mueca. Con la saliva de los perros que cubría mi piel quemada, empecé a sentir menos dolor y mi piel comenzó a cicatrizarse rápidamente. Su labor me trajo tranquilidad.

Cuando me sentí mejor, llevé el puré a la cabaña del Guardián y nos sentamos a comer. Comimos. Mientras comíamos, el Guardián habló:

“Mucha gente va a venir para jugar un partido de lo que se llama El Hermanito de la Guerra.”

“El partido va a desviar mi espíritu de los problemas que tenemos. Voy a pedirte que no hables con nadie que venga a jugar o a ver el partido. Si haces eso, podrás quedarte.”

Estuve de acuerdo con su petición. Terminamos nuestra comida y caminamos hasta un terreno no muy lejos. Mientras transitábamos, se escuchaban las voces de los hombres que se llamaban unos a otros en la cancha. Durante el partido, mucha de mi propia gente vino a hablar conmigo pero hice silencio, como me lo habían pedido. Fue difícil hacerlo.

Luego de un rato, el Guardián me pidió ir al arroyo a recolectar un poco de agua. Encontré el arroyo y me acuclillé en la orilla mientras llenaba un bol de madera. Me puse de pie y cuando di la vuelta, un jugador vino hacía mí y me pidió de beber. Naturalmente, dije que podía tomar agua. Pronto, un sentimiento frío me alcanzó. Me di cuenta que había roto la petición del Guardián de que no hablara con nadie. Llené de nuevo el bol y me dirigí hacia el Guardián. Estaba enfadado conmigo por haber desobedecido su petición y me mandó de vuelta a mi madre, con instrucciones.

Más información sobre Kahente Horn-Miller (en inglés)

Sobre la traductora

Sophie M. Lavoie es profesora del Departamento de Cultura y Estudios Mediáticos de la Universidad de Nuevo Brunswick en Fredericton, Canadá, que es el territorio nunca rendido de los Wolastoqiyik, o malecitas. Enseña clases de lengua, literatura, cine y cultura. Ha publicado artículos académicos sobre literatura de mujeres centroamericanas y latinocanadienses, entre otros temas, en francés, inglés y en español en varias revistas. Fue cotraductora con Hugh Hazelton de El laberinto vertical de la poeta argentina Nela Rio hacia el inglés, del libro de poesía Nous sommes les reveurs de la poeta mi’kmaq Rita Joe hacia el francés y de Un parcours bispirituel, la traducción al francés de la autobiografía de Ma-Nee Chacaby, una indígena biespiritual cree y ojibwe que salió en 2019. Forma parte del consejo editorial de la revista Candela Review y directora del equipo del Registro Creativo de la Asociación Canadiense de Hispanistas.

Sky Woman’s Great Granddaughters: A Narrative Inquiry Into Kanienkehaka Women’s Identity 

© Kahente Horn-Miller, 2009 ~ Siwar Mayu, Noviembre 2023

Cuento de la Mujer Cielo © Sophie M. Lavoie

Wallmapu ñi tukulpazungu, mapuzungun witrapuratungey / Memorias del Wallmapu, se levanta el mapuzungun

© Piam contado por Cornelio Puelman en los años 1987 

© Introducción y traducción de Sandro Rivas Pichicura y Violeta Percia. 

© Fotos Violeta Percia

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Piam se denominan las contadas que se pasan de generación en generación y que revelan episodios significativos de la trayectoria de la comunidad y del pueblo Mapuche. Muchos de los piam se sitúan en el tiempo histórico de la persecución y el genocidio que sufrieron las familias mapuche durante la mal llamada “Conquista del desierto” perpetrada por el Estado argentino, entre los años 1878 y 1885. Los piam son parte de una contra-historia y una contra-memoria respecto de la historia oficial sobre esa invasión y colonización del Puelmapu, tierra del este en el Wallmapu, territorio ancestral mapuche en la hoy denominada Patagonia argentina. 

Si bien hay estudios académicos y documentados que confirman el terrorismo de Estado, estas historias orales están grabadas, o van de generación en generación y reconstruyen ese período. Aquí ofrecemos uno de esos piam que estamos transcribiendo para la memoria y contra la desmemoria. Como lo oímos y nos lo cuentan, nosotros lo creemos, no necesitamos constatarlo porque sabemos que fue así y está en la memoria colectiva de nuestra gente.  

Aunque parezcan historias de un pasado remoto están presentes en las generaciones de hoy. Y se reviven en cada juntada, porque los signos de esa historia son parte de una violencia simbólica y efectiva que renueva todos los días la conquista. Por ejemplo, en la escuela primaria rural de Villa Llanquin hay un cráneo humano expuesto en una vitrina que hasta hace poco tenía además un cartel que decía “cabeza de un indio”. Por ejemplo, el ministro de guerra del Estado argentino, Julio Roca, que lideró esa invasión al Wallmapu, sigue siendo reivindicado por parte de la sociedad argentina: un lago, una ciudad de la Patagonia, una línea de trenes, muchísimas calles y parques llevan su nombre. Además hay varias estatuas ecuestres de Roca uniformado en todo el país, una de ellas en el centro cívico de la ciudad de Furilofche, siendo emblema del poder que se ejerce hoy contra el pueblo nación Mapuche en su propio territorio. 

El Piam que cuenta Cornelio Puelman se lo contó su abuelo. Su abuelo perteneció a la generación que vio el comienzo del fin de ese mundo ancestral, todavía libre y autónomo. Puelman pertenece a la generación de abuelos y abuelas, chachay ka pu papay, que partieron de este mundo alrededor de los años 2011. Las hijas e hijos, sobrinos y sobrinas de la generación de Puelman son padres y abuelos, madres y abuelas de las generaciones que están hoy revitalizando lingüísticamente el territorio y la memoria, y volviendo a hablar el mapuzungun, idioma que sufrió también una política de silenciamientos y prohibiciones durante gran parte de la historia argentina. 

El relato que nos cuenta Cornelio Puelman no es una historia aislada. Historias como estas se han escuchado en muchos otros lugares, como entre los Rankülche en la Provincia de Buenos Aires, o en las zonas Pewenches y en otra regiones del Wallmapu, donde la gente testimoniaba los mismos episodios. 

Estos relatos se cuentan en mapuzungun con una partícula gramatical que es “em” o “yem”, que generalmente se utiliza para contar algo que es antiguo o que ya no está, pero también lleva una connotación de tristeza y nostalgia por el mundo que se ha ido. Es parte de la filosofía mapuche hablar de los kuifike che yem, porque el pensamiento mapuche siempre se está preguntando hacia atrás qué hubieran hecho los antiguos en la situación del presente. Es una manera también de que sigan hablando, de que ese mundo vuelva y el círculo se cierre. Por esa razón rescatar estos piam es importante.

PUELMAN CORNELIO ÑI NGÜTRAN (Versión en español abajo)

Feychi zungu ta mülele faw mu, fey mu ta müley ta tufa zungu. Fechi zugu ta mülele, inche ta laku zuam ta ngülam ta tufi. Ngey mapu em ta tufa mo, inchiñ ta kupay ta winka chew weshake kuzaw ta kupay. Müley ta kulliñ. Inche ta mülen…, inche ta ngen mapu, fey entuy taiñ paisano em. Inche ta nielay ta fey paisano em. Inche ta feychi zungu, ta niey ta tio em. Kupaygün kupay winga inche nga entunge mapu pi em,  entunge mapu.

Fey miawngey mapu em, pia em, winka. Tüfa mari kiñe tripantu nien, mari küla tripantu, miawunge mapuzuam. Entuy mapun tiewtüfa kangelu mapu tati.

Consejalu ka winka entungeiñ mapu em. Ka winka mapuche tiew mülele, küme rüpü tüfaw pülle, inche feychi kampu, inche ta rangi pingey mu, tüfaw mu ta entungen, piam . Fey mo ta inche ta em.

Amuen tüfy ta tüfachi tüken ta tüfy, ta tüfachi mapu, fewla tañi mapu nien. Tükulen fewla ngülam müten kampu ta tafy, anay. Femgechi ta conseja ñi ta che, fey ta consejo feyta küme amuy ka. Consejaniele che inchiñ taiñ paisano em. Kiñe ta ka pülle amuy ka anüy ta kay müley pu che. Fey mu ta inchiñ ta winka ta kiñer, pim, pülle ta winka. Kom fey mincheawchi amuley, fey mu ta winka awüwün ta kelluy ta tüfey.

Así es.. unos con otros los winka no se tratan de joder. El paisano trata de joder al que está bien, trata de joderlo. El winka no, el winka se ayudan unos con otros, al jodido lo ayuda, por eso levanta, y nosotros no. 

Felelay pues… felelay, felelay.  

Inchiñ müley ta tüfey. Ilkungey feyta müley ta che ta tüfey. Feychi wule ta trawayu kom ta kiñelzungu pülle kom fey pülle. No, trawayu inche kupalan, inche amulan, well weza zomo, tiew weza ka mo ngelay ko ka tiew nielu lelfun mew. Fey mu ta tripalay fey. Kiñelzungu ta pilen, fey kiñelzungu, ¡ta müley fey! –¿Amuay pülle? –¿Amuayu? –¡Amuaiñ! 

Fütra kuifi ta müley pichi paw llazkünun ta tüfi. Fey mu ta tripalay ti pu che. Inchiñ taiñ mapuche ngeiñ ta tüfa. Kom ta feychi kiñelzungun ta nielay. Kiñe ta kay zungunge kangentuy ta ka zungu ka rakizuam müley. Fey mu ta inchiñ küme kuzawlaiñ. Küme kuzawlaiñ.

Kufikeche…

Kuifikeche müna malleo, kelluy, kelluwiñ; fotüm, ñawe, malle kiñelzungu, pi. Itrokom feley ta tüfy. 

[…] Antiguamente estaban todos unidos, todos unido. ¿No ve? Hoy estábamos conversando cuando yo tuve conocimiento tendría unos 10 años, 11. 

Pütuiñ may, ngolliiñ, zunguiñ. Peleao, peleao may tati peleolaiñ tati. Küme nguntrankaygün, tayültuku faw, tayültuygün, ngollygün, ulkantuygün, paylanaygün, pero weza zungulay. Fewla, kiñentuku pichikeche, pichikeche wüneltun me quieren pelear. Fey winkangefuy ta tüfey. Eso ha sido antes así.

Kuifikeche müley inche ñi fütra laku em nomen nga cruzafiy, rumen nga trentrenün zafiy, pi. Chew wefürpun pun gelle fulle, epu gelle fulle. Tripay nga lewfun mo nga amuaygün kiñe ngillañ engu. Kintuy nga chew müley rume nentuy sale fey mu tüfay müley pi, fey mu akufuy ñi puwükey.

Inche nga pikey ñi fütra laku em. Puwi nga winka nga inawlfiy katan ñi kawell pi, mollfunkawell mu nga bebiiñ. Müley nga la kulliñtufuy iloentufiy fey ñi fütra laku em zomo nga kütrangeiñ, fütra nga kütrangeiñ laku em tañi kushe laku em. Femgechi nga rupay pikey fütrakeche. Fewla nga ngtrumka mu ngelelle nge che koilaniefige “inche pelafi koila tati”, pingen tati. Así fuy.

Yo digo así fu. Son mentiras, dicen, yo no lo he visto. Pero uno que ha conversado está como un libro abierto, mi hijo. Clarooo… eso contaban los antiguos, que sufrían tanto, comían caballo muerto, punzaban su caballo. Si iban diez personas, diez kawell punzan, y si no, no alcanza la sangre. Mollfüñ kawell para matar el hambre. Si estaban sin comer, ellos, van dos, tres días, si no matan ningún bicho tienen que punzar el caballo. Punzan al lado de la vena. Si lo punzan del guargüero por lo menos cuatro litros de sangre sale. Ahí van tomando en jarro, sal y sangre, sal y sangre.

Pasaban tanto hambre porque tenían que andar disparando. Disparaban cuando vino este… ¿Cómo es que se llamaba el que vino a acaparar el país acá? ¿Los españoles? ¿Colón…? ¿Cristóbal Colón no es? …No, Roca, cuando vino ese.

Ka müna weshaley winka.

Una vuelta creo que kuifikeche piam müleygün, müley ta wütan, wütan ta müley. Amuaiñ fey mu winka nga müley fey mu, inche nga lay nga ñi pu che, pi. Nga kasike amuaiñ nga ñi kasike kechu mari …kechu pataka …kechu waranka wentru, piafi em. Kechu waranka wentru, piam,langümeymu, piam. 

Tranawüftuy nagtuy, nagüntun, nagentual. ¿Chumafungechi? Trafyeymu lanza mu trawil mu.  ¿Chumafuy? Traka mu müley tralkatuy. Kechu waranka piam lay.

Cinco mil personas le mataron al cacique. Murieron. Dicen que le dijeron un wütan, wütan, antes de ir hubo un wütan. Y wütan es cuando le late un brazo o le late donde quiera, y le va ir mal, no, no vaya. No, voy ir nomas. Voy a atropellar a los winka, decía. ¿Que van a hacer con los Remington de los winka? Los agarraron en fila, así los mataron. Caían como pajaritos. ¿Y las lanzas y las trawilche, qué van a hacer los paisanos? Cinco mil mataron, dicen, volvió con mil. Seis mil personas, creo que atropellaron. ¿Qué va a hacer con el winka?

Wütan mu piam mu. Müley ta müley ta zugun wentru zomo fey zugunge. ¿Chumngechi amuan ta tüfa? ¿Küme amuan ka weza amuan? Weza amuaiñ, pita, weza wütan. Weza amuaiñ. No, amuan müten. La wütantufe le había dicho, la adivina ya le ha dicho que le va a ir mal. ¿Y usted cómo sabe?, dice el lonko. Venían por él. Si yo tengo un wütan, zugun wütan, zungulu wütan ¿küpaley winka? Küpaley. Wütan ta tüfy, küpay nga tiew. ¿Chew küpaley winka? ¿Küpay winka? Küpaley ta winka ta tüfa. 

¿Mirador pürayaiñ? May, püray mirador. Püraaiñ mirador piam. Resultó ser un mirador, para el sur. Püray nga, piaeymu. Küpaley winka püralu winka tüfa mu imulüy kümey kura kay lamngümaiñ winka. 

Küpay, piam mu. Küpaley, piam mu. Küpaley, piam mu, pu winka. Küpaley winka. Itrokom kelü rangiñ, kelü rangiñ. Tiew faw küpaley tati. Püraley ñi kiñelke pu che, los matan. Kansau pi ta winka, müna kansau. Katripel, katripeliel lanza mu, winka piwke lanza mu. Püraiñ. Rupay winka. Rupalu winka, si disparalew kawellun wiñotuy. Volvieron para atrás otra vez, en el mirador.

Antiguamente, eh, cuando andaban disparando de la expedición, subieron para el cerro y dice que si llegan a subir vamos a hacer rodar una piedra desde allá arriba. Van a pasar, llevando caballos, gente, y cuántos. Püraley winka, püraley antü. Pülle nga ta antü ta purraygün lamgümfiy. 

Si llega la hora suben. Todos no van morir, algunos dos, tres pueden subir allá, los matan a esa gente, van a salir disparando. Püra antüley che. Chumgechi nge montuy. Montuy. Feychi zapiley. 

LA NARRACIÓN DE CORNELIO PUELMAN 

Si tuviéramos que hablar de este asunto que se trata acá. Si tuviéramos que hablar de este tema, este consejo me daba mi abuelo a mí. Éramos dueños de esta tierra antes, pero donde llegó el winka trajo malos trabajos. Antes había animales. Y estando acá…, y siendo de esta tierra, ellos se la sacaron a los antiguos paisanos. Esas cosas no pasaban entre nosotros, los mapuche. Esto me contó mi finadito tío. Ellos llegaron, los winka, siendo nosotros de acá nos sacaron la tierra –dicen– así nos quitaron el territorio.

Ellos trataban de conseguir tierra, los winka, decían los antiguos. Yo tenía once años, tenía trece, ellos andaban con la intención de hacerse con tierras. Nos sacaron nuestros derechos de aquella tierra y de otras tierras también.

El winka tenía consejo de sacarnos la antigua gran tierra. También el winka, a aquellos mapuche que habían estado en ese buen camino que hay acá, ese campo del medio que le dicen, ahí también se lo sacaron, dicen. Entonces me acuerdo de esos recuerdos tristes. 

Cuando recién llegué a esta tierra que estoy ahora, sembré esto. Ahora tengo esta tierra. Este consejo del campo nomás tengo: sembrar, amigo. De esta manera se aconsejaba a la gente, así va a seguir estando bien con este consejo. Los antiguos paisanos de esa manera nos aconsejaban a nosotros. Unos y otros fueron y se asentaron cerca y ahí estaba toda la gente. Entonces nosotros y los winka empezamos a estar juntos, cerca de los winka, se dice. Todos ellos iban uno encima del otro, entonces si un winka está perjudicado por sí mismo o por otros, se ayudan, eso hacen. 

Así es… unos con otros los winka no se tratan de joder. El paisano trata de joder al que está bien, trata de joderlo. El winka no, los winka se ayudan unos con otros, al jodido lo ayudan, por eso levanta, y nosotros no. No está bien eso pues… No está bien, no está nada bien.

Nosotros vivimos así. Hay gente que se enoja, gente que es así. Si alguien dice: 

–“Mañana nos juntamos a tratar todos juntos el mismo asunto unidos unos con otros”. 

–“No, a encontrarnos yo no voy a llegar, yo no voy a ir, …de repente está mal mi mujer, el que tiene el campo allá sigue mal, no tiene agua”. 

Por eso no sale el asunto. Yo quisiera que saquemos el asunto entre todos juntos unidos. Si alguien dice –“¿Vamos allá?”. Todos, digan:  –“¡Vamos!, ¡Vayamos!”. 

Más antiguamente estaban un poco atrás de apesadumbrarse por estas cosas. Ahora no sale esta gente. Nosotros somos mapuche acá. Un asunto que hagamos todos juntos unidos no tenemos. Cuando hay un asunto ya no es como antes ese asunto, ahora es distinta la cosa, es otro pensamiento. Entonces nosotros no hacemos buen trabajo, no trabajamos bien.

Los antiguos. Los mayores, la gente antes, primos, tíos, se ayudaban, nos ayudábamos mutuamente. Los hijos, las hijas, mi tío, andaban todos juntos como si fueran uno, dicen. Completamente todos, es así eso.

Sí, por eso. Porque antes, yo tenía cuarenta años, y todavía el finado de mi padre nos mandaba como a criaturas. “¡Haga esto!”, decía, y yo lo hacía. No era mi padre, era mi tío. Y ahora un hijo tiene quince años, ¿qué hace? Si quiere hace, si quiere no hace nada. ¿Y así cuándo van a seguir las cosas bien, mi amigo? Es por eso que la cosa anda mal. 

[…] Antiguamente estaban todos unidos, todos unidos. ¿No ve? Lo que decíamos recién, cuando yo tuve conocimiento que tendría 10 años, 11 años. Antes tomábamos, sí, nos emborrachábamos, hablábamos. Pelear, pelarnos no, no nos peleábamos. Se conversaba bien, acá se sacaba el tayül, se hacía tayül, se tomaba juntos, nos tirábamos a romancear, a descansar.1 Pero no había problemas. Ahora los chicos toman tragos y lo primero que quieren hacer es pelear. Eso es de los winka. Así ha sido antes.

1 El tayül es un canto ceremonial y sagrado, cada elemento de la naturaleza tiene un canto sagrado, el lago, el río, la lluvia; las personas también tienen un tayül. Las romanceadas son cantos espontáneos que van relatando o narrando situaciones cotidianas y se cantan como una manera de compartir y divertirse. A veces se hacen contrapuntos entre romanceadores. Hay muchísimas clases de cantos que se romancean para situaciones muy diversas.  
[Puelman cuenta ahora cómo fue la ocupación violenta del territorio y el acecho y persecución de las familias durante la invasión del Wallmapu. Va a narrar también historias que ha escuchado de sus abuelos.]

A mi gran abuelo lo cruzó al otro lado del río, con lo justo lo alcanzó a curar, dicen los antiguos. Aunque era de noche, por más que fueran dos, pasaron al otro lado.2 Salieron del río, se fueron el cuñado y él juntos. Buscaron salir en cualquier parte, entonces es por acá, dijeron; por eso llegaron hasta allá. 

2 Para la visión mapuche los ríos no deben cruzarse de noche. La situación de persecución que se describe es tan desesperante que los obliga a transgredir esa norma. 

Así contó mi finado abuelo. Después llegó allá el winka. Cuando estaban siendo perseguidos, punzaron al caballo, contaron. Encontraban animales muertos y se comían la carne, mi abuelo y su mujer estas cosas sufrían. Muchos tormentos pasaron mi finado abuelo y mi finada abuela paterna. De esa manera pasaron, cuentan los mayores. Así me contaron que pasaron los mayores. Ahora aunque yo lo cuente, la gente dice que estoy mintiendo: “Yo no lo vi, es mentira”, me dicen. Pero así fue.

Yo lo cuento y me dicen, “Son mentiras, yo no lo he visto”. Pero uno que ha conversado es como un libro abierto, mi hijo. Eso contaban los antiguos, que sufrían tanto, comían caballo muerto, punzaban su caballo. Si iban diez personas, diez caballos punzaban, si no, no alcanzaba la sangre. Tomaban sangre de caballo para matar el hambre. Si estaban sin comer ya dos, tres días, y no mataban ningún bicho, tenían que punzar el caballo. Se punza del lado de la vena. Si lo punzan del guargüero, por lo menos cuatro litros de sangre salen. Ahí van tomando en jarro: sal y sangre, sal y sangre.

Pasaban tanto hambre porque tenían que andar disparando. Tenían que salir escapando cuando vino … ¿cómo es que se llamaba el que vino a acaparar el país mapuche acá? ¿Los españoles? ¿Colón… Cristóbal Colón era? … No, Roca. Sí…, muy malo era el winka.

Una vuelta creo que los mayores, dicen, que tuvieron un presentimiento, hubo un wütan, cuando late alguna parte del músculo.3

3 El wütan es el latido de un músculo que se interpreta como un pálpito, una señal. Tener un latido en el lado izquierdo del cuerpo vale de mal presagio.

“Vamos a ir entonces porque están los winka, que mataron a mi gente”, dijo el lonko. 

“Vamos a ir”, dijo el cacique, “con 50… 500… 5000 hombres”, dijo el gran lonko. 

5000 hombres dicen que le mataron.

Uno tras otro los tiraban en fila, los bajaban y los tiraban abajo, cuesta abajo. ¿Qué íbamos a hacer nosotros? Les salieron al encuentro con lanzas y trawil.4 ¿Qué iban a hacer? Los winka tenían armas y disparaban. 5000 dicen que murieron. Cinco mil personas le mataron al lonko, se dice. 

4 El trawil es una boleadora con una sola piedra con una ranura en el medio donde se ata un tendón de ñandú o choyke.

Dicen que le dijeron un pálpito, que tuvo un wütan antes de ir. Y el wütan es cuando le late un brazo o le late donde quiera, y anuncia que le va a ir mal, que no vaya. 

“No…, voy a ir nomás”, dicen que dijo el lonko. “Voy a atropellar a los winka”, decía. 

¿Pero qué iban a hacer contra los Remington de los winka? Los agarraron en fila, así los mataron. Caían como pajaritos. ¿Y con lanzas y trawilche qué iban a hacer los paisanos? Cinco mil mataron, dicen. Volvió con mil. Seis mil personas, creo que atropellaron. ¿Qué podían a hacer contra el winka?

Un presentimiento dicen que tuvo. Esas novedades trajo entre los hombres y las mujeres, ese asunto se habló. –“¿Qué hacemos con esto? ¿Nos va a ir bien o nos va a ir mal?”. –“Nos va a ir mal –le dicen. Es un mal presentimiento. Nos va a ir mal”. –“No, voy a ir igual”, dijo. La wütantufe le había dicho, la que interpretó la señal, ya le había dicho que le iba a ir mal. –“¿Y usted cómo sabe?”, dicen que dijo el lonko. Que venían por él, le dijo. –“Si yo tengo un presentimiento, ¿el presentimiento que tengo, lo que habla el latido es que está viniendo el winka?”. –“Sí, está viniendo. Este presentimiento es que allá está llegando”. –“¿Dónde está llegando? ¿Está llegando?”. –“Sí, acá está llegando”, le dijo.  

[En otra persecución que sufrieron las familias Mapuche en la estepa cuentan que dijeron] –“¿Vamos a subir al mirador?” 

–“Sí, subamos al mirador”. –“¡Vamos a subir!”, dicen que dijeron. 

Resultó ser un mirador, para el sur. 

–“¡Suban!”, dijeron. “Cuando estén llegando y estén subiendo los winka vamos a hacer rodar una buena piedra, así vamos a matar a los winka.” 

[Canta:] “Vienen, dicen que decían. /Están llegando, dicen./ Están llegando los winka, iban diciendo. /Viene el Winka”

La mitad todos completamente rojos. ¡Por allá vienen! Subieron. A alguna gente, a los que suban, los matan. Dicen que estaban cansados los winka, muy cansados. Con las lanzas les tiraron al cuello, y al corazón. A los winka que subieron les pasó esto. Cuando los winka pasaron, tuvieron que salir corriendo, cabalgando se regresaron. Volvieron para atrás otra vez, en el mirador. 

Antiguamente cuando andaban huyendo de la expedición, subieron para el cerro. Y si llegan a subir vamos a hacer rodar una buena piedra desde allá arriba, dicen que dijeron. Van a pasar llevando caballos, gente, de todo. Y si sube el winka, le llega su hora. Si llega el día en que suben, los matan. 

Si al llegar al mirador suben, todos no van morir, algunos, los que suban. Dos, tres, puede ser que lleguen a subir allá, a esos los matan, a esa gente la matan, les van disparando. En esa hora fue así como se salvó la gente mapuche. Así se liberaron. De esa manera se cuidaron.

MÁS SOBRE EL NARRADOR Y LOS COMPILADORES 

Cornelio Puelman es hermano de Teodora Puelman. Su madre fue machi, es decir médica tradicional mapuche. Vivió en la zona de Fütra waw, fütra lelfun mew, en zona rural situada en la estepa, en las cercanías de Comayo, Puelmapu, hoy Provincia de Río Negro, en la llamada Patagonia Argentina. Pertenece a la generación de los abuelos y abuelas que partieron en la década de los 2000. Muchos de sus sobrinos nietos y sus descendientes siguen viviendo en esa zona que se conoce como Línea Sur; están autoafirmándose en su identidad mapuche después de años de políticas de avergonzamiento, y recuperando asimismo el mapuzungun. 

Sandro Rivas Pichicura nació en Furilofche, Nawel wapi lafken mapu mew, en Puelmapu, conocida en español como Bariloche, en la Provincia de Río Negro, en la Patagonia Argentina. Su papá nació en Fütra ruiñ, Cabestro quemado; su mamá, en Pilawe, ambos parajes situados en la zona rural de la gran estepa de la llamada Línea Sur. Integró distintas organizaciones mapuche y es activista por la revitalización del mapuzugun. Enseña mapuzungun en la Escuela Secundaria y trabaja en diferentes espacios de revitalización lingüística. Ha trabajado como comunicador radial y participado en diversas actividades culturales, entre ellas formó parte del equipo que realizó los microdocumentales Mapuzungun. El habla de la Tierra.

Violeta Percia nació en Buenos Aires, vive actualmente en Nawel wapi lafken mapu mew. Es poeta, realizadora audiovisual e investigadora. Trabaja como profesora en la Carrera de Letras y en la Maestría de Literaturas Extranjeras y Literaturas Comparadas en la Universidad de Buenas Aires. Estudió cine en la Maestría de Cine Alternativo de la EICTV, en Cuba. Tradujo y prologó Soy una maldita salvaje, de la escritora innu An Antane Kapesh (2023); Ideorrealidades. Poemas y papeles dispersos de la obra futura de Saint-Pol-Roux (2013); y El narcisismo del arte contemporáneo de A. Troyas y V. Arrault (2020). Publicó en poesía los libros Clínica enferma (Buenos Aires, 2003) y Poesía del Tanti Rao (México DF, 2019); y la novela Como nubes (Córdoba, 2021). 

Memorias del Wallmapu, se levanta el mapuzungun © Piam contado por Cornelio Puelman en los años 1987

© Introducción y traducción Sandro Rivas Pichicura y Violeta Percia.

© Fotos Violeta Percia ~


Siwar Mayu, Septiembre 2023

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