“La danza es mi vocabulario”, Barbara Kaneratonni Diabo

“La danza es mi vocabulario”, Barbara Kaneratonni Diabo © 

Juan G. Sánchez Martínez

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Barbara Kaneratonni Diabo es parte de la nación Kanienkeha:ka, y de la comunidad de Kahnawake, la cual se ubica al frente de lo que hoy se conoce como Montreal, al otro lado del río Kaniatarowanenneh (la gran vía navegable), conocido por su nombre colonial como el río San Lorenzo. Barbara es coreógrafa, bailarina y directora de la compañía de danza-teatro A’nó:wara, donde crea obras que fusionan perspectivas indígenas sobre la historia de Canadá con danza powwow, Haudenosaunee, contemporánea y estilos como el hip-hop, y el ballet. Barbara estudió teatro en la Universidad de Concordia, y en la Escuela Native Theatre. En 2015, fue una de las ocho bailarinas invitadas a participar en la primera competencia de danza con aros, en el marco de la Reunión de Naciones (Gathering of Nations) en Nuevo México, el powwow más grande de la Isla Tortuga (Norteamérica). Barbara también colabora con varias organizaciones, incluidas La Danse sur les route du Québec e Indigenous Performing Arts Alliance, con las que facilita espacios educativos interculturales, y apoya a los artistas indígenas en todo Canadá. 

Mira aquí su performance en el powwow de la Universidad de McGill en 2017

Conocí a Barbara Kaneratonni Diabo en la Casa Larga de Kahnawake en el verano de 2023, en una reunión intercultural con artistas y educadores kanienkeha:ka (mohawk). Como parte de las invitadas, Barbara compartió una de sus danzas con aros, y también un corto: Smudge (“Limpia”). En el otoño de este mismo año nos volvimos a encontrar virtualmente para conversar un poco sobre su perspectiva sobre la danza y de esta manera compartir su experiencia con los lectores de Siwar Mayu

“La danza puede conmover a las personas en muchos niveles diferentes, no solo a nivel intelectual, tú sabes, cómo al leer un artículo. También puede conmover en un nivel emocional e incluso en un nivel espiritual (…) La danza es mi vocabulario, el vocabulario donde yo me siento más segura, por eso entre más palabras, más movimientos aprendo, y puedo mejor expresar las cosas. Estos diferentes vocabularios también pueden ser interpretados por más personas, ¿me entiendes? Por eso es que me gusta mezclar muchos estilos…”

Barbara Kaneratonni Diabo

Como se puede ver en su presentación de 2017 en la Universidad de McGill  (ver arriba), en la danza con aros convergen la coordinación y la técnica con el color y el latido, todo ello en medio del movimiento circular del cuerpo y las historias. Antes de presenciar su danza en Kahnawake, Barbara nos advirtió que era probable que cada uno de los presentes tejiera una historia distinta, o por lo menos identificara diferentes seres y escenas del mundo natural. En efecto, la danza con aros es narrativa y permite la simultaneidad de tiempos y espacios: una mariposa, una canoa, la cosecha, una madre cargando a su hija. Y en ese espacio sugerente, si bien hay una conexión con los ancestros y con el territorio, Barbara me aclaró que en el momento del performance ante una audiencia intercultural, su intención se distancia de la ceremonia misma, aunque a veces algunos aspectos de la ceremonia alcanzan a intervenir en el performance.

“Me he encontrado con personas a las que les gustaría mantener la danza powwow separada de otros tipos de danza, lo cual respeto. Para mí, hay valor en mantener esa forma más pura. También pienso que es importante evolucionar porque creo que todas estas danzas vinieron de su entorno en un tiempo específico. Y tú sabes, ¿donde comenzó ese tiempo? ¿Dónde terminó ese tiempo? ¿Es solo un intervalo de 100 años o de 500 años? ¿Quién sabe, verdad? No sabemos. Así que, para mí, solo estamos continuando lo que siempre hemos hecho, que es crear nuestras danzas a partir de nuestro entorno en nuestra experiencia como personas indígenas”.

Barbara Kaneratonni Diabo 

En esta transformación de las expresiones culturales de los pueblos originarios –como me explicó Barbara–, las nuevas generaciones pueden encontrar un arte con el cual se identifican y de esta manera pueden recibir “la tradición” desde un contexto dinámico. La danza de Barbara es también una herramienta poderosa para romper con los estereotipos que clasifican “el arte indígena” como “folclor”, pues estas danzas son, a un mismo tiempo, arte contemporáneo y milenario. Eso queda claro en el corto Smudge (“Limpia”).

Choreographer and dancer: Barbara Kaneratonni Diabo. Director: Pepper O’Bomsawin Music: “New Women Song” by Cris Derksen featuring Jennifer Kreisberg. Dancer and additional choreography: Marshall Kahente Diabo. Director of photography and promo photo: François Léger Savard. Editor and colorist: Eric Morel.

En medio de la pandemia global, en ese tiempo de aislamiento social, Barbara tuvo la idea de esta pieza, la cual oscila entre el cine, la danza y la sanación intergeneracional. En las caminatas en el bosque que se ubica detrás de su casa, ella empezó a sentir la necesidad de bailar con el territorio, y de reconectarse con los árboles y los insectos a través del movimiento de su cuerpo. Una parte del corto, ocurre allí. La otra parte ocurre en el Museo McCord, justo en una exhibición titulada “Wearing Our Identity” (“Vistiendo nuestra identidad”), donde Marshall Kahente Diabo –el hijo de Barbara– intenta a su vez reconectarse con las piezas y los trajes exhibidos, los cuales se muestran inalcanzables al otro lado de los cristales y los escaparates.  

“… uno de los temas en este corto es que cuando no podemos acceder a nuestra cultura, y cuando ya no podemos acceder a nuestra tierra, ¿qué significan nuestras creencias, prácticas y ceremonias? Si no puedes acceder a ellas, tú sabes, entonces puedes atravesar por muchas emociones. ¿Pero qué significa esto? Por eso al tener nuestros trajes, nuestra cultura detrás de los escaparates, adentro, no afuera, me pareció el lugar perfecto.”

Bárbara Kaneratonni Diabo

El contraste entre el museo y el bosque, el hijo y la madre, el adentro y el afuera, el olvido y la memoria, es poderoso. Y en medio de esa aparente contradicción, ambos danzantes dialogan entre sí y sostienen una visión intergeneracional: quizás la certeza de que todos somos uno con la naturaleza, y de que todo está en movimiento, incluso la tradición, o la savia del árbol o los átomos mismos –como me recordó Barbara. Al final de nuestra corta entrevista, le pregunté si tenía algunas palabras de consejo para los jóvenes creadores que acaso algún día van a leer este texto. Entonces me dijo:

“… todos nacemos con talentos, y simplemente estamos en un viaje para descubrir cuáles son. Así que sé auténtico, y entonces habrá un lugar, un lugar importante para ti.”

Barbara Kaneratonni Diabo

¡Fie Nzhinga, Barbara! Gracias. 

Más sobre Barbara Kaneratonni Diabo

Sobre Juan G. Sánchez Martínez

Juan Guillermo Sánchez Martínez nació en Bakatá/Bogotá, en los Andes colombianos. Coordina la antología y exhibición multilingüe en línea Siwar Mayu, un río de colibríes. Como poeta, es autor de Uranio (2023), Bejuco (2021), Salvia(2014), Río (2010), y Altamar, este último galardonado en 2016 con el Premio Nacional Universidad de Antioquia (Colombia). También es autor del estudio Memoria e invención en la poesía de Humbeto Ak’abal (Abya-Yala, 2012), y coeditor de las antologías Muyurina y el presente profundo (Pakarina/Hawansuyo, 2019), Mensaje Indígena sobre el Agua(IWFWP, 2014), así como de números especiales sobre literaturas indígenas en Diálogo (DePaul University, 2019 y 2016), y Revista Canadiense de Estudios Hispánicos (2015). Actualmente coedita junto con Gloria E. Chacón y Lauren Beck el volumen Abiayalan Pluriverses. Bridging Indigenous Studies and Hispanic Studies (Amherst College, 2023). Es profesor asociado del Departamento de Estudios Indígenas de la Universidad de Lakehead (Thunder Bay, Canadá). 

Animando Narrativas Cheroqui – Joseph Erb


Por Juan G. Sánchez Martínez

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A principios del siglo XXI, la animación no era la primera opción para los artistas indígenas. En realidad, cuando Joseph ᎧᎾᏘ Erb (Nación Cheroqui) condujo de Oklahoma a Filadelfia para realizar sus estudios de posgrado en Bellas Artes en la Universidad de Pensilvania, quería formarse en escultura. Sin embargo, unos días antes de su llegada, hubo un accidente en uno de los estudios y el programa que le interesaba fue cancelado. Como Erb no sabía exactamente qué hacer, algunos profesores le sugirieron animación. Mientras aprendía este nuevo arte, alguien le preguntó: “¿Por qué no intentas animar historias cheroqui?”. Esto fue a principios de la década de 2000, y esa pregunta abrió una puerta a través de la cual Joseph Erb ha refinado su estética sobre narrativas tradicionales, elevando la animación indígena a otro nivel. “The Beginning They Told / ᏗᏓᎴᏂᏍᎬ ᎤᏂᏃᎮᏓ” (“El comienzo que ellos narraron”) fue la primera animación cheroqui en tsalagi -la lengua cheroqui. Desde esa producción, Joseph Erb ha ampliado el uso de tsalagi en la tecnología, el cine y la educación. Actualmente, Erb enseña Narración Digital y Animación en la Universidad de Missouri.

En “The Beginning They Told / ᏗᏓᎴᏂᏍᎬ ᎤᏂᏃᎮᏓ” (“El comienzo que ellos narraron”), el Abuelo Castor, la Pequeña Escarabajo de Agua, y el Gran Zopilote trabajan más o menos juntos para crear lo que hoy llamamos en los Estados Unidos los Montes Apalaches y las Montañas Rocosas. No es solo el uso de tsalagi y su silabario lo que hace cheroqui a este corto animado, sino la forma en que los mayores-personajes hablan respetuosamente entre sí y se sienten cómodos con sus largos silencios. Además, en estas historias se comparten pequeños fragmentos de una cosmología propia, como la relevancia de los números 4 y 7, o las referencias a lugares específicos donde la comunidad cosecha plantas medicinales. Como explica Erb, no todos los públicos prestan atención a estos detalles, y la animación indígena, por ejemplo, a veces es catalogada como “ficción” o “mito” en los festivales de cine. Sin embargo, Erb prefiere llamar a su arte “narrativas tradicionales”, porque –como sugiere el título de ese primer corto animado– estas historias aún son contadas, vividas y seguidas por algunos miembros de la comunidad. En este sentido, estas animaciones no tratan sobre seres sobrenaturales, sino que son representaciones contemporáneas de historias –con múltiples versiones– que enseñan a caminar “de la manera correcta” (duyuktv, en tsalagi) aquí y ahora.

Cuando le preguntas a Joseph Erb sobre los desafíos de su quehacer, tiene muchas historias. La animación indígena no se trata solo de diseños y estética, sino también de tener las herramientas, los recursos y la tecnología adecuados. Por ejemplo, el software, la aplicación o el programa que se utiliza debe ofrecer el teclado con el silabario e incluir las fuentes adecuadas para representarlo. Esto requiere establecer relaciones con grandes empresas como Google, Apple o Microsoft. Una vez que tienes la tecnología, no se puede olvidar que la fuente del silabario tiene que ser aprobada en algún momento por la comunidad, ya que la versión digital (que vemos en este escrito por ejemplo) es diferente a la fuente de 1820 a la que están acostumbrados las generaciones de los mayores. Ahora, después de todas esas negociaciones –trabajo extra, por cierto– tanto con las empresas de tecnología como con la comunidad, digamos que ha llegado el momento de compartir tu trabajo. Si la voz en off de la animación está en tsalagi, entonces tú esperas que las personas que no hablan tsalagi se involucren con los subtítulos en español o inglés, lo que es una dificultad para ciertas audiencias. En esta encrucijada, el arte de Erb ha encontrado la forma adecuada de representar las narrativas cheroqui entre diversos códigos, canales y audiencias. Como me dijo Erb, los ancianos con los que trabajó en “The Beginning They Told / ᏗᏓᎴᏂᏍᎬ ᎤᏂᏃᎮᏓ” (“El comienzo que ellos narraron”) estaban realmente entusiasmados con la posibilidad de ver al Gran Zopilote representado por primera vez en este nuevo código. “Un par de mayores me motivaron a animarlo”, me dijo Erb riendo.

La primera animación de Joseph Erb con la que me topé fue “Mni Wiconi / Water is Life” (“El agua es vida”), una pieza “artivista” dedicada a los protectores del agua en la nación sioux Standing Rock. El gobernador de esa comunidad, David Archambault II, guía la animación con un mensaje claro en voz en off. Los uniformes negros sobre un horizonte rojo en el que las vallas rasgan el territorio se yuxtaponen a los búfalos rojos y negros que corren libres por las grandes praderas. ¿Cómo puede un artista representar adecuadamente el hecho de que 31 millones de búfalos fueron sacrificados en algún momento de la historia como una estratagema de los colonos? Montañas de calaveras blancas de búfalo llenan la pantalla para que la serpiente/tren –metáfora del progreso y el extractivismo en todo Abiayala– pueda cruzar. En lugar del ritmo de los cascos de los búfalos sobre la tierra, de repente solo podemos escuchar excavadoras. Todos los pueblos y todas las naciones, dirigidos por mujeres, protegerán el agua para las generaciones futuras. NO al oleoducto Dakota Access.

Cuando le pregunté a Joseph Erb sobre su visión para el futuro de la animación y el diseño indígenas, estaba entusiasmado con las posibilidades de indigenizar las “estructuras narrativas” con esos sabores únicos con los que el territorio y la comunidad pueden aderezar la creatividad. “Una estética robusta basada en el territorio” fue el consejo de Erb para los diseñadores más jóvenes. Uno de sus últimos proyectos es Trickster, una aplicación-videojuego para teléfonos en la que el jugador conduce la travesía de un joven que está rescatando palabras en tsalagi dentro de un bosque. Entre obstáculos y efectos visuales (digamos la corteza de un árbol tatuada con diseños precolombinos del estilo Mississippi, o el inframundo modelado con los diseños de las cestería tradicional), cada vez que el jugador toca una palabra, recibe como premio el privilegio de escuchar uno de los hermosos idiomas de los primeros pueblos de las montañas Apalaches, el tsalagi.

Trickster. Una una aplicación-videojuego gratuita creada por Joseph Erb

Más sobre animación Indígena y Joseph Erb

Sobre Juan G. Sánchez Martínez

Creció en Bakatá/Bogotá, en los Andes colombianos. Dedica tanto su escritura creativa como académica a las expresiones culturales y saberes indígenas de Abiayala. Coordina Siwar Mayu, un río de colibríes. Su libro de poesía, Altamar, recibió el Premio Nacional Universidad de Antioquia, Colombia, en 2016. Sus últimos trabajos: Bejuco (Poesía, 2021), Muyurina y el presente profundo (Pakarina/Hawansuyo, 2019); y “Cine, Literatura y Arte Contra el Extractivismo en América Latina”. Dialogo 22.1 (Universidad DePaul, 2019). Actualmente es profesor asociado de Lenguas y Literaturas, y Estudios Indígenas y Nativos Americanos en la Universidad de Carolina del Norte Asheville.


nila northSun. Instantáneas

Nila Northsun, de ascendencia Shoshone-Anishinaabe, nació en Shurz, Nevada y se crió en la Bahía de San Francisco. Completó su licenciatura en arte en la Universidad de Montana-Missoula. Algunos de sus volúmenes de poesía son Diet Pepsi y Nacho Cheese (1977), Small Bones, Little Eyes (1981, con Jim Sagel), la antología A Snake in Her Mouth (1997), y Love at Gunpoint (2007). En 1980, Northsun también publicó After the Drying Up of the Water: A Tribal History of the Fallon Paiute-Shoshone. En 2000, Northsun recibió el Premio Silver Pen Amigos de la Biblioteca de la Universidad de Nevada, y en 2004 recibió el Premio de Literatura Indígena ATAYAL. Actualmente vive en la reserva indígena Stillwater en Fallon, Nevada, donde trabaja como redactora de becas y proyectos. Nila ha compartido los siguientes poemas con Siwar Mayu. Si bien “Falling down to bed” y “The coat” son poemas conocidos dentro de su obra (ver el video abajo), aquí es la primera vez que se traducen al español. Los otros cuatro poemas son inéditos. Un tono conversacional, íntimo y sarcástico se mantiene a lo largo de la poética de Northsun. Sus versos cuestionan las ideas románticas sobre la indigeneidad a través de viñetas cotidianas en la reserva. 

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carro de la reserva * 

siempre es una cosa 

o la otra 

carburador este mes 

radiador quemado el siguiente 

llantas lisas por supuesto 

pintura descolorida y capa brillante resquebrajada 

por no tener garaje 

una grieta tan larga en el parabrisas 

que te da miedo de meterlo 

en uno de esos lavaderos automáticos 

con esos cepillos gigantes giratorios 

pero tiene una trenza de pasto dulce 

en el tablero 

un cenicero lleno de salvia blanca 

una pluma de águila colgando del 

espejo retrovisor 

y algún tipo de calcomanía con símbolos indígenas 

en la ventana trasera 

tu viaje está “protegido” 

de todo menos 

de la falla mecánica. 

~~~ 

* Las reservas son territorios designados por los gobiernos de los Estados Unidos y Canadá a ciertas naciones y comunidades indígenas, principalmente las que firmaron tratados con la corona inglesa o con el gobierno de Washington. Es decir, todavía hay comunidades que viven en territorio no-cedidos a los colonos. Debido a los desplazamientos forzados durante la expansión colonial (como en la década de 1830), muchas comunidades tuvieron que dejar su territorio ancestral, y reubicarse a la fuerza en estas reservas. Hasta el día de hoy su soberanía es limitada, en tensión con el gobierno federal o estatal (Nota de los traductores)

cayendo sobre la cama 

yo acostumbraba mirar con asco 

a esos indios tirados por ahí 

sobre la tierra o el pasto 

perdidos de borrachos 

sus cuerpos ensuciando 

las plazas del pow wow * 

o los parques de la ciudad 

acostumbraba mirar sus cuerpos tronchados 

echados al sol del mediodía 

durmiendo aun donde 

habían caído 

pero una una vez 

fui al 49 

después del pow wow 

y me emborraché toda hecha mierda 

y me puse somnolienta 

y caí sobre la tierra del estacionamiento 

se sentía bien 

la tierra estaba limpia en la oscuridad 

las estrellas vibraban arriba 

el aire de la noche era acogedor 

“levántate levántate” me dijeron 

“no no déjenme acá 

quiero dormirme acá” 

afortunadamente me metieron en 

un coche 

o yo hubiera sido 

el indio borracho que alguien miraba 

con asco 

al menos ahora 

cuando los veo 

entiendo.

~~~ 

* El pow wow es una fiesta comunitaria y ritual que celebran algunas comunidades indígenas del norte de Abiayala (las Américas). Ritmos, bailes, cantos e historias se recuerdan durante varios días. Es tiempo para socializar, reencontrarse con familiares, amigos, y conocidos de comunidades vecinas (nota de los traductores).

El abrigo 

su abrigo colgado en el armario 

el abrigo que usaba 

en funerales 

y comparecencias en la corte 

ese abrigo oscuro y sombrío 

esperando su regreso 

como nosotros 

nunca entendiendo realmente 

sus largas ausencias 

en la cárcel 

o simplemente de fiesta en otra ciudad 

con otra mujer 

y los días se convirtieron en años 

hasta que lo único que nos quedó 

fueron fotografías descoloridas 

y su abrigo en el armario.

Mira a nila northSun leyendo en inglés “The Coat” (“El abrigo”), “Falling Down to Bed” (“Cayendo sobre la cama”), y “The Art of Living Poorly”

Cásate conmigo o me suicido 

Tenía este amigo 

desde la prepa 

que veía quizás 

una vez cada 5 años 

era parte de la comunidad 

y la última vez que lo vi 

ya en sus 40s 

me dijo que quería estar casado a los 50 

pero no con una mujer blanca 

como las solía atraer 

sino con una mujer de la comunidad 

así cuando estuviera en ceremonia 

ahí estaría su mujer indígena 

esperándolo 

trayéndole comida 

haciéndolo sentirse orgulloso 

si no me he casado me dijo 

para cuando cumpla 50 

me voy a suicidar 

¿entonces… 

serías mi esposa?

walmart 

finalmente helo ahí 

al otro lado 

de la autopista 

ubicado sobre nuestro territorio ancestral 

nuestra pobreza se ha acabado 

recibimos todos los impuestos adquiridos por las compras 

a parte del alquiler del terreno 

es un hecho 

nuestra tasa de desempleo 

bajará 

una abuela te saluda a la entrada 

su cabello blanco resplande 

ante el azul de su 

delantal de walmart 

me sonrie y 

dice “bienvenida a walmart” 

el salario mínimo es 

mejor que nada. 

Envoltorios de medicina. Para cheri 

Mientras nos sentábamos alrededor de la mesa haciendo 

Pequeños envoltorios amarillos de tabaco, cedro, 

Y salvia blanca atados con un hilo rojo para ayudarle a ella 

A pasar en paz 

Hablábamos de cómo ella era 

la primera entre nosotros en averiguar cómo es la muerte 

¿Es ir al cielo y conocer a dios? 

¿Reencarnarse en otra cosa? 

¿La nada? 

¿Habrá fantasmas y espíritus? 

¿Se convertirá ella en energía que flota 

con los dinosaurios? 

¿Se juntará con las estrellas en el universo? 

Y entonces la de 10 años dijo: “qué suertuda”.

Más sobre Nila NorthSun

http://nativeamericanlit.com/northSun.html

Sobre Los Traductores

Juan G. Sánchez Martínez nació en Bakatá, en los Andes colombianos. Dedica su escritura creativa y académica a las expresiones culturales de los pueblos indígenas y a sus modos de estar en el mundo. Su libro de poesía, Altamar, fue galardonado en 2016 con el Premio Nacional de la Universidad de Antioquia en Colombia. Su último libro de poesía es Bejuco (Edición de autor, 2021). Actualmente es profesor asociado en los departamentos de Lenguas y Literaturas, y Estudios Indígenas en la Universidad deCarolina del Norte Asheville. 

Felipe Q. Quintanilla es profesor asistente de Estudios Hispánicos en Western University (Ontario, Canadá), donde su investigación y docencia abarcan una amplia gama de temas y géneros como: la historia oral de la posguerra salvadoreña; género y sexualidad en el cine y la literatura latinoamericanos contemporáneos; la representación de los latinxs estadounidenses en los medios populares de comunicación; así como la traducción literaria español-inglés. Sus trabajos creativos se han incluido en varias antologías impresas y en línea. Fue coeditor del Mensaje Indígena de Agua (2014), antología trans-indígena que reúne pensamientos, versos, cuentos, poemas y reflexiones desde perspectivas ancestrales sobre el agua.


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