An American Sunrise © Joy Harjo. W.W Norton & Company, 2018
Un amanecer americano © Traducción de Andrea Echeverría, 2023
Introducción y selección © Juan G. Sánchez Martínez
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En An American Sunrise (“Un amanecer americano”) Joy Harjo incluye entre poemas una serie de interludios históricos y familiares que hacen referencia a la década de 1830 y la Ley de Expulsión (Removal Act). Es el momento de los desplazamientos forzados de las comunidades ancestrales del suroriente de los Estados Unidos, como los mvskoke, choctaw, chickasaw, y cheroqui. En estos interludios aprendemos que el tatarabuelo de Harjo, Monahwee (Menawa), fue uno de los caciques de los Bastones Rojos (“Red Stick Chiefs”), quien vivía en la rivera del río Tallapoosa, muy cerca de la frontera entre lo que hoy llamamos Alabama y Georgia, y quien después de liderar la guerra contra el General Andrew Jackson, tuvo que emigrar con su familia con el destacamento 3, atravesar el gran río Mississippi, y reestablecer su vida en lo que se llama hoy Oklahoma. Escoltados por el ejército como si fueran criminales, miles de personas indígenas perdieron su vida en las diversas rutas de esta migración forzada. Harjo cuenta: “They left about noon on September 17, 1836.” (46). La hora exacta recrea la tristeza del instante.
Y sin embargo, este desplazamiento no desdibuja la conexión con el territorio ancestral; al contrario, estos poemas re-territorializan la memoria. Las brasas ceremoniales, por ejemplo, tuvieron que ser cargadas por meses hasta el territorio donde las comunidades desplazadas habrían de asentarse. Por eso, en poemas como “For Earth’s Grandsons” (“Para los nietos de la tierra”) y “Road” (“Camino”), el camino no es solamente el del exilio, sino el de la esperanza de las abuelas y los abuelos que no permitieron que ese fuego se apagara ni que las canciones de origen se extinguieran. En palabras de Harjo: “Nuestro conocimiento se basa en las historias de origen de la tierra, la genealogía y los antepasados. Si conoces las ramas del árbol de la relación entre los clanes tribales y los miembros de la familia, entonces sabes quién eres, dijo la pantera a sus cachorros”. (“Our knowledge is based on the origin stories of land, genealogy and ancestors. If you know the branches of the tree of relationship between tribal clans and family members, then you know who you are, said the panther to its cubs.”) (2021, 55) Como en este consejo de la pantera a sus cachorros, “el amanecer americano” se anuncia en la certeza de que somos la tierra y nuestras genealogías. En este amanecer, Abiayala/América literalmente es un solo cuerpo. La poesía de Harjo es, en este sentido, un mapa para la memoria, un puente para recordar con el territorio.
BENDICE ESTA TIERRA
Bendice esta tierra desde la parte superior de su cabeza hasta la parte inferior de sus pies.
De la vieja cabeza blanca del ártico a los pies marrones de la lluvia tropical
Bendice los ojos de esta tierra, porque son testigos de la crueldad y la bondad en esta tierra.
Desde la luz del amanecer en posición vertical hasta caer de rodillas en la noche
Bendice los oídos de esta tierra, porque oyen los lamentos de dolor y los gritos de celebración en esta tierra.
Una vez no escuchamos ningún disparo en estas tierras; los árboles y las piedras se podían escuchar cantando
Bendice la boca, los labios y el discurso de esta tierra, porque la tierra es una oradora, una cantora, una guardiana de todo lo que sucede aquí, en esta tierra.
Bosques luminosos, océanos y acantilados rocosos vendidos por la basura ávara del oro, del uranio o la fiebre del petróleo, pero hay nuevas historias por hacer, pequeñas historias que se avecinan por el horizonte.
Bendice los brazos y las manos de esta tierra, porque ellos rehacen y restauran la belleza en esta tierra
El canto nos mantuvo en el círculo alrededor de estas tierras, y los que conocen nos recordaron que ninguno está por encima del otro, ningún ser humano por encima del pájaro, ningún pájaro por encima del insecto, ningún viento por encima de la hierba.
Bendice el corazón de esta tierra de rodillas sembrando alimento bajo el círculo eterno del respirar, nadar y caminar en esta tierra
El corazón es un creador de poesía. Hay un solo corazón, dijo el creador de poesía, un solo cuerpo y todos los poemas forman un solo poema y no usamos palabras para hacer la guerra en esta tierra.
Bendice el laberinto de las entrañas de esta tierra, porque es el centro del misterio en esta tierra.
Bendice la feminidad y la masculinidad de esta tierra, porque cada uno tiene el poder fluido de convertirse en esta tierra.
Cuando se decidió estar de esta manera aquí en este lugar, en esta tierra, todos los pájaros hicieron un alboroto de plumas desde los dominios del cielo índigo.
Bendice las dos piernas y los dos pies de esta tierra, porque lo sagrado siempre camina junto a lo profano en esta tierra
Estas palabras recorren la columna vertebral de esta tierra, masajeando el tejido alrededor del cordón de la vida, que es el árbol de la vida, sobre el cual se levanta esta tierra.
Bendice la destrucción de esta tierra, porque brotarán nuevos retoños del fuego, de las inundaciones, de los terremotos y de los fuertes vientos para renovar esta tierra.
Somos tierra sobre el caparazón de la tortuga—cuando el peso de la codicia nos derriba, ¿quién recordará el canto erguido de esta tierra?
Bendice la creación de tierra nueva, porque del caos nos veremos obligados a recordar bendecir esta tierra.
El más pequeño recordado, el más humilde, aquel cuya voz tendrías que esforzarte mil años para escuchar–allí comenzaremos.
Bendícenos, estas tierras, dijo el que recordaba. Estas tierras no son nuestras tierras. Estas tierras no son tus tierras. Nosotros somos esta tierra.
Y la bendición comenzó un armonioso movimiento a través de la hierba del tiempo, desde el principio, hasta el lugar del tiempo que da vueltas, siempre moviéndose, siempre
“Prólogo”
El 28 de mayo de 1830, el presidente Andrew Jackson ilegalmente firmó la Ley de Expulsión de Indios para desplazar forzadamente de sus territorios ancestrales hacia el Oeste a los pueblos nativos del sureste. Fuimos acorralados con lo que pudimos llevar. Nos vimos obligados a dejar atrás casas, imprentas, tiendas, ganado, escuelas, pianos, terrenos ceremoniales, pueblos tribales, iglesias. Fuimos testigos de los inmigrantes entrando a nuestras casas con sus armas, Biblias, enseres domésticos y familiares, tomando lo que había sido nuestro, mientras éramos rodeados por soldados y ahuyentados como ganado a punta de pistola.
Hubo muchos caminos de lágrimas de naciones tribales por todo América del Norte, de los pueblos indígenas que fueron expulsados de sus lugares de origen por las autoridades gubernamentales.
Los pueblos indígenas que se abren paso desde el hemisferio sur son una continuación del Camino de Lágrimas.
Que todos encontremos el camino a casa.
INDICACIONES HACIA TÍ
Rainy Dawn Ortiz
Síguelas, detente, date la vuelta.
Ve por el otro lado.
Izquierda, derecha,
Mío, tuyo.
Nos perdimos,
Inestables.
Respira profundo,
Reza.
No siempre estarás perdida.
Estás aquí,
En tu tiempo,
En tu lugar.
1. Norte
Estrella, guíanos mientras miramos hacia arriba
Al blanco más brillante
Esperando que te lleve a dónde quieres ir,
Esperando que sepa dónde debes estar.
Encontramos nuestra paz aquí en tu blancura,
Reunimos nuestras fuerzas, nuestro aliento, y aprendemos a ser.
2. Este
Sale el sol,
Rojo,
El calor matutino en nuestro rostro incluso en la mañana más fría.
El sol crea vida,
Energía,
Alimento.
Reúne fuerza, jálala hacia adentro
Quédate justo donde estás.
3. Sur
La mariposa revolotea
Esparce su belleza amarilla.
Hemos llegado a este momento en el tiempo
Paso a paso,
No siempre escuchamos las indicaciones,
Dejamos que la corriente nos lleve,
Nos empuje,
Nos fuerce a lo largo del camino.
Tropezamos,
Nos levantamos y seguimos moviéndonos.
4. Oeste
Trae puestas de sol,
Oscuridad,
Trae negro.
Encontramos la soledad,
Es hora de tomar aire y
Rezar.
Incluso en la oscuridad
Puedes ser encontrada.
Pide ayuda aunque sea en un susurro
O un quejido,
Serás escuchada.
Para encontrar,
Para ser encontrada,
Para ser entendida,
Para ser vista,
Oída, sentida.
Tú eres,
Aliento.
Tú eres,
Memoria.
Tú eres
Tacto.
Tú estás
Aquí mismo.
En 1990 se reunió un congreso de pueblos indígenas en las afueras de Quito, Ecuador, a propósito del Quinto Centenario, una celebración de las poblaciones inmigrantes por la llegada de Cristóbal Colón al hemisferio occidental, en su expedición financiada para encontrar una ruta comercial a la India. Pueblos nativos vinieron de todas las Américas y se reunieron para discutir los cambios destructivos y monumentales desde la llegada de este explorador europeo. Nos reunimos para obtener entendimiento y fuerza y reflexionar sobre cómo continuaremos avanzando más allá de la destrucción masiva y la falta de respeto hacia la mente, el cuerpo y el espíritu de la tierra, y para continuar nuestra soberanía como Naciones nativas.
En el círculo de mujeres, una llamativa mujer indígena boliviana con un bombín en la cabeza se puso de pie. Ella nos dio la bienvenida y señaló que estaba sorprendida por todos los nativos que asistieron desde los Estados Unidos.
“Pensamos que John Wayne los había matado a todos”.
(Esto no era una broma.)
“¿Y por qué”, preguntó, “ustedes se llaman a sí mismos América? Este hemisferio es un cuerpo, una persona. Ella es América”.
Hasta la aprobación de la Ley de Libertad Religiosa de los Indios en 1978, era ilegal que los ciudadanos nativos practicáramos nuestras culturas. Esto incluía la creación y el intercambio de canciones e historias. Las canciones y las historias en una cultura son poesía y prosa en otra. Son intrínsecas a la soberanía cultural. Escribir o crear como una persona Nativa era esencialmente ilegal.
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Hay un mapa, una serie de mapas que están aquí/allá y siempre han estado aquí/allá. Son transparentes y están en capas, uno encima del otro. Una generación tras otra, las líneas de conexión están implacablemente tejiéndose, modelándose rítmicamente, míticamente e históricamente a través de imágenes, sonidos y sentidos. Cada mapa es un ser con una boca y una cola, incluso si es un campo de océano o hierba. Están haciendo espirales de memoria; la memoria siempre está en movimiento.
Mi madre era compositora y cantante. Ella es los versos de William Blake: “Corderito, ¿quién te hizo / ¿Sabes quién te hizo?”, y lo de Alfred Lord Tennyson. Ella es las canciones tradicionales Cherokee cantadas en el funeral de su tía. Ella es “Burning Ring of Fire” huyendo al pueblo de Independence (Kansas) a los dieciséis años. Ella es “Crazy”, cantada por Patsy Cline, en una vigilia de angustia. Esa era mi madre, cantando, todos esos años. Los regalos de mi madre fueron pisoteados por su necesidad económica y encierro emocional.
Mi padre era danzante, un guardián del ritmo. Sus antepasados fueron oradores, pintores, jefes tribales, bailarines y predicadores. Su madre era saxofonista y pintora en territorio indio antes de la existencia del estado de Oklahoma. Toda su vida relativamente corta buscó una visión o una canción para contrarrestar el dolor de la historia.
Los ríos son los viejos caminos, como lo son los cantos, para recorrer la memoria.
Emergí de la historia, empapada de las aguas de la memoria.
CANTANDO TODO
Una vez hubo canciones para todo,
Canciones para plantar, para cultivar, para cosechar,
Para comer, emborracharse, dormirse,
Para el amanecer, el nacimiento, los descansos mentales y la guerra.
Para la muerte (esas son las canciones más pesadas y
Tienen que ser arrancadas de la tierra con paladas de dolor).
Ahora todo lo que escuchamos son canciones de enamoramiento y
De desmoronamiento después de enamorarse.
La tierra se está inclinando hacia un lado
Y una canción está surgiendo de las inundaciones
Y los fuegos. Brotes urgentes se elevan hacia el sol.
Debes ser amigo del silencio para escuchar.
Las canciones de los guardianes del silencio son las más poderosas—
Son las más extraordinarias.
PARA LOS NIETOS DE LA TIERRA
Párate firme, no importa tu altura, qué tan oscura sea tu piel
Tu espíritu tiene todos los colores dentro
Estás hecho de un tejido de luz finísimo
Del amor iridiscente que formó a tus madres, padres
Tus abuelos regresan por el camino en espiral—
No hay final para este amor
Ha formado sus cuerpos
Alimenta sus espíritus brillantes
Y no importa lo que suceda en estos tiempos de ruptura—
No importan los dictadores, los despiadados y los mentirosos
No importa, tú naciste de aquellos
Quienes mantuvieron las brasas ceremoniales ardiendo en sus manos
A lo largo de millas de implacable exilio
Los que cantaron el camino a través de la masacre
Todo el camino hasta el amanecer
Tú lo lograrás—
CAMINO
Nos paramos primero en nuestras mentes, y luego caminamos balanceándonos
De la mano al mueble
Pronto nos estamos alejando de la casa y de las tierras
De nuestros dioses creadores ancestrales
A los círculos de amigos, de la escuela, del trabajo
Haciendo familias y mundos propios.
Hacemos nuestro camino a través de la tormenta y el sol
Caminamos uno al lado del otro o uno contra el otro
El último camino se tomará solo—
Puede haber multitudes pidiendo sangre
O una ventana con cortinas junto a la cama del que parte
Lo mejor es no tener miedo
Pon atención
Al próximo camino que aparezca
Puede estar a través de una familia de árboles, un desierto o
Sobre las onduladas olas del mar
Es el camino antiguo que el alma conoce
Siempre lo recordamos cuando lo vemos
Nos llama al nacer
Nos lleva a casa
El Sureste estaba cubierto de ciudades y comunidades de constructores de montículos del Periodo Mississippi, quienes estuvieron allí un siglo antes de la llegada de los españoles al Sureste. El Sureste aún está cubierto con restos de montículos. Incluso hay montículos en el campus de Knoxville de la Universidad de Tennessee. Estos montículos pueden ser aplanados con odio, palas o tractores, pero aparecerán en cualquier mapa geofísico energético. Continúan existiendo en la memoria, en los mapas de la memoria.
Se dice que Monahwee obtuvo su nombre de guerrero Hopothepoya (Loco Cazador de Guerra) por robar caballos en Knoxville. Knoxville estaba en el territorio tradicional de los Mvskoke, por lo tanto, los caballos técnicamente no fueron robados. Estaban en tierras robadas.
Cuando regresé a estos lugares ancestrales anduve por viejos caminos. Uno de los senderos más transitados forma parte de la autopista Interestatal 40.
LOS PIES DE MI HOMBRE
Son raíces heroicas
No puedes confundirlos
Con cualquier otro caminante de seis pies
Podría encontrarlos en un mar de pies
Un planeta o un universo de pies
Patearon el cielo al nacer
En ese pueblo que su bisabuelo encontró
Los pies de mi hombre dejaron la infancia
Más allá de la arena mineral dejada por un cambio de aceite
Hasta estas tierras atómicas en dirección al este
Sus pies están hechos de la preocupación espiritual de su madre
Y de su padre: histórico, y conscientemente recto
Qué caminantes—
De los pasos de constructor de montículos que condujeron al creador del cielo
Pasando por dos galeones españoles, viejos carruajes de frontera y serpenteantes ferrocarriles
Una generación tras otra
Ningunos otros pies excepto estos podrían aguantar
El leal oso testarudo como roca
Inteligencia imponente y levantador de niños
Ese es aquel que es dueño de estos pies
Qué ancla proporcionan sus pies
Por su inigualable
Inmensidad y habilidad de levantarse de nuevo
He bailado detrás de este hombre en la danza circular de zapateos
Nuestros pies latiendo al ritmo juntos
Poncho de hombre, mujer, niño, niña, sol y luna.
. . .
Los pies de mi hombre son los pasos seguros de un padre
Cuidando de sus hijos, sus hijas
Porque cuando ríe abre todas las puertas de nuestro corazón
Incluso cuando se olvida de cerrarlas cuando se va
Y cuando se aflige por los que ama
Él esculpe valles que pueden contener las lágrimas de todos
Con sus pies, estos pies
Los hermosos pies morenos, siempre firmes y humildes de mi hombre.
QUE NO HAYA REMORDIMIENTOS
para Bears Ears National Monument
No estamos perdiendo los abedules, los abedules nos están perdiendo.
—WAYNE “MINOGIIZHIG” VALLIERE
Las canciones y las historias que nos formaron están inquietas
y necesitan un lugar para vivir en el mundo de nuestros nietos.
Están cansadas de esperar.
La tierra sigue soñando sus sueños terrestres
Aunque pensamientos desesperados alimentados por el hambre de dinero vagan por nuestras mentes.
Para los destructores, la Tierra no es una persona.
Querrán más hasta que no haya más que robar.
La Tierra quien no conoce el tiempo es paciente.
Los destructores se destruirán a sí mismos.
Cuántos espíritus de la tierra cuidan de este lugar. Emergen de
las paredes del acantilado.
Emergen de las olas de las aguas.
Nuestros antepasados no son solo antepasados humanos.
¿Qué ves cuando vuelas a la cima del árbol ancestral?
Que no haya remordimientos, ni tristeza, ni ira, ni actos que
perturben a estas tierras.
MÁS ALLÁ
Más allá del amanecer, hay una canción que seguimos
Más allá de las nubes viajando con lluvia jorobada
En sus espaldas, relámpagos en sus puños
Más allá del horizonte azul donde nuestros antepasados
Aparecen portando regalos, envueltos en mantas tejidas
Con sol y hebras de tiempo escarlata
Más allá de los senderos que caminamos todos los días
Del amanecer a la cocina, al trabajo, al jardín, al juego
A la puesta del sol, a la oscuridad, y de vuelta
Más allá de donde duerme el bebé, su aliento
Una ligera niebla de felicidad haciendo
Un delicado arco iris que se vuelve sabio a nuestro alrededor
Más allá de los niños aprendiendo alfabetos
Y números, inclinados sobre sus palos y muñecos
Mientras juegan a la guerra y a la familia, crecen caminos humanos
Más allá de las abuelas y los abuelos
sus madres y padres, y en la médula de sus huesos
Hasta cuando esa canción fue cantada por primera vez seguimos viajando
Más allá del atardecer, ¿puedes oírlo?
El sacudir de las conchas, el ritmo de los pies, los cantores
Cantando, todos nosotros, todos a la vez?
En la canción del más allá, cuán profundos somos—
Mvto, mvto, mvto, mvto.
Gracias, gracias, gracias, gracias.
Más sobre Joy Harjo
- Sitio oficial de la autora: https://www.joyharjo.com
- Un muestra de su libro Conflict Resolution from Holy Beings (2015), en traducción
- Lectura poética y conservatorio trilingüe (Español-Inglés-Quechua) con Fredy Chikangana. Ministerio de Cultura de Colombia.
Sobre la traductora
Andrea Echeverría Langsdorf es profesora asociada en Wake Forest University y obtuvo su título doctoral en Literatura Latinoamericana y Estudios Culturales en Georgetown University. Es autora de Yeyipun en la ciudad. Representación ritual y memoria en la poesía mapuche (Editorial Universidad de Guadalajara, 2021) y El despertar de los awquis: migración y utopía en la poesía de Boris Espezúa y Gloria Mendoza (Paracaídas Editores & UNMSM, 2016), así como de varios artículos de investigación publicados en revistas que incluyen Latin American and Caribbean Ethnic Studies, Latin American Research Review y la Revista Canadiense de Estudios Hispánicos. Actualmente escribe un libro que estudia el arte visual mapuche.
An American Sunrise © Joy Harjo
Un amanecer americano © Andrea Echeverría ~ Siwar Mayu, Mayo 2023
Introducción y selección © Juan G. Sánchez Martínez