La investigadora kaqchikel Aura Estela Cumes ha explicado que el culturalismo paternalista en Guatemala representa a la mujer maya como un objeto turístico, una pieza de museo, tejedora y guardiana de la cultura, pero al mismo tiempo la separa de su posibilidad de “autoridad epistémica”. Maya Cú captura este paternalismo sexista en los siguientes versos:
(...) que quede claro:
no soy
muñequita ancestral de barro
revivida por el soplo divino
de intelectuales posmodernos.
Desde 1996, Maya Cú le ha estado recordando a la sociedad guatemalteca (y Latinoamericana) cuán asustados se encuentran de verse en el espejo y descubrir lo marrón, lo canela, lo mixtos que son, lo “morenísimamente hermosos” (“Rabia”). En su ensayo “Poetas y escritoras mayas de Guatemala: Del silencio a la palabra” (2016), Cú cuestiona la censura de las instituciones coloniales (escuela, familia, iglesia) a las voces de las mujeres indígenas, pero también la autocensura de las propias mujeres indígenas, quienes en algunos casos no se permiten auto-reconocerse como escritoras (84). En las palabras de Cú, las expectativas de los editores y académicos sobre la indigeneidad (como problemática rural y étnica) no reconocen la diversidad de las expresiones contemporáneas mayas. Los poemas que publicamos aquí son una muestra de su último libro, Alrededor de la casa (La Chifurnia, 2022).
Nunca fue
más que un refugio
ante la intemperie
tenía
frágiles paredes
humedad
ahí convivimos
las ratas
la basura
mis hermanas
yo
era la casa
es la casa
la raíz de
un grupo
humano
y esa mujer
columna
que se niega
a dejarla caer
Una casa resistente a sismos
debe llevar cimientos fuertes
una armazón de hierro profunda
cuando el temblor venga,
la casa difícilmente caerá
¿y si esta habitante no tiene buenos cimientos?
Paredes de madera
vulnerabilidad ante el fuego
de lámina evitan la lluvia
pero encierran el calor
paredes y techos de cemento
protegen de la lluvia, el sol, el fuego
¿cómo evadir la soledad?
¿cómo se defiende una de la tristeza?
¿cómo construir
paredes contra los golpes?
¿quién diseña casas capaces de
dar techo, alimento, amparo
y dosis interminables
de comprensión y ternura?
Para las del cuarto. Managua, 2002
Convivimos
recreamos el amor
desnudamos
las pieles
nos escuchamos
peleamos
reímos, jugamos
fuimos niñas
lloramos
éramos
las mujeres
de aquel cuarto
matando fronteras
creando
una nueva casa
de la que no
queríamos salir
un refugio
con hermanas y madres
en continuo aquelarre
dándonos libertad
Convivimos
recreamos el amor
desnudamos
las pieles
nos escuchamos
peleamos
reímos, jugamos
fuimos niñas
lloramos
éramos
las mujeres
de aquel cuarto
matando fronteras
creando
una nueva casa
de la que no
queríamos salir
un refugio
con hermanas y madres
en continuo aquelarre
dándonos libertad
Hay mucho qué hacer
mucho qué hacer
primero
reordenaremos el espacio
los puntos cardinales
se orientarán en dirección
al cielo
la luna
se llenará
por un tiempo prolongado
el nubarrón vendrá
de noche
a dormir en la terraza
¿dónde pondremos
la neblina?
el balcón que viene
en camino
con gusto compartirá
su flor
tendrás una pared
infinita
para montar
la exposición de tu
locura
para mí
solo quiero el rincón
desde donde te
veré
amor
armar
y desarmar el mundo
¿A dónde puede ir un corazón niño, herido de distancia, de melancolía, de desprecio, si la casa está a medio construir? ¿Si las paredes son frágiles y el piso húmedo? Busca refugio sin encontrarlo. Y sale a correr desnudo, para abrigarse en otros corazones hambrientos de compañía.
Envejecí
adentro
dejé
pedazos de mí
esparcidos por
las paredes
me moví
por inercia
dejé semillas
en algunos ojos
abrazos
en algunos cuerpos
salí
casi vacía
ahora llevo
arrugas
canas
nostalgias, dolores
recojo
mis pedazos
los meto en una bolsa
y salgo
y no encuentro más
que mi tristeza…
Soñaba
con una casa
blanca
rodeada de flores
con árboles inmensos
solo pedía
un techo y piso
dignos
nunca la tuve
ayer
apareció un proveedor
de certidumbre
que construye
a diario
junto a mí
una casa nueva
en el descubrimiento mutuo
vamos echando
los cimientos
hacemos las paredes
compartimos el sueño
de juntar nuestros pedazos
para armar una nueva casa
donde habitaremos
Hoy me desnudé
posé para
la cámara
la ropa
quedó regada
por el cuarto
mis huellas
dispersas
cuando me detuve
me di cuenta
de que
todos los espejos
desaparecieron
encontré mi cuerpo
bailando
sonriente
amable y apasionado
y me bastó
Ella
sabe que al volver
abrirá la puerta
y sentirá alegría de encontrarse contigo
para tomar café
sopear un pan
escuchar la radio
y bailar al compás de tu canción
El
sabe que al volver
quitará el alambre del portón
atravesará el patio para llegar
a tu lado
te saludará contento
porque consiguió terminar un jornal
porque la tierra responde a sus cuidados
el sol fue benévolo y no lo quemó
la lluvia es generosa y caerá más tarde
te mostrará las mejores semillas
que ha encontrado
para la próxima época de siembra
comerán a la par del poyo
frijoles y café caliente
tortillas de maíz de su cosecha
y queso
derretido
como ellos
Elena visita la casa
I
Comunión extraña con Elena
¿Escuchaste mi nombre?
Lo buscaste y lo preferiste, porque sabes que aquí, tras esta nomenclatura, está mi alma esperando una fiesta de encuentro.
Pero, la única fiesta que celebramos este día, es de lágrimas.
Una y otra vez el llanto ¿por qué une nuestros corazones así? ¿Es tan grande nuestro dolor por estas ciudades amadas que es capaz de juntar nuestras distantes melancolías?
II
Reencuentro de niñas
Pintar esa tarde sería divertido si Elena tuviera la suficiente tranquilidad para posar.
Pero Elena es una niña inquieta que se come las uñas y escupe sus desechos en la butaca. Se moja los pies en la arena firme de un mar que no puede ser atravesado. Un mar que borró el camino de vuelta para la ciudad de nuestro ensueño, nuestro sueño, nuestra raíz efímera, nuestro espacio de comunión. Yo, la hermanita, la observo con cuidado, mientras espero que el tiempo se detenga en este pedazo de playa, pidiéndole a Yemayá que nos cuide, que sea nuestra madre, nuestra diosa, nuestra amiga, nuestra brújula, para volver a esa ciudad.
III
La que no soy
Diva
elegancia en la palabra
voz y erudición
fuerza corpórea
inalcanzable estatura
carismática presencia
historia que quisiera mía
pies bailando sobre el empedrado urbano
arenas llenas de tus pies
agua repleta de tu miedo
labios recitando versos al lado de Reynaldo
ojos vivos de revolución
dedos intermitentes
son mestizo
son eterno
son alegre
son con ton
son contigo
son tuyo
son mío
son aún no escrito
son a medias
son sin partitura
son quebrado
son compartido
son a dos ritmos
son distante
agobiante
incierto
tristeza de son sin razón
tristeza de llanto permanente
dolor que no acaba
dolor sentido
contrasentido del dolor
dolor en paralelo
la que no eres
la que somos
IV
Epílogo
IV
Epílogo
Si de alguien llegué a ser
es de ti
porque me has elegido
o porque mi ancestra de humo
te eligió
Cromo
La abuela bate cacao
junta el fuego
amarra ocote
una niña trenza ajos
dibuja un círculo y al centro
surgen esqueletos danzantes
invitando a bailar
un son
de pocas notas
bailo
la bruma se llena de colores
me elevo
la imagen
se inmortaliza
tras la puerta
La obra de Joy Harjo (Mvskoke, Tulsa, Oklahoma) desafía cualquier intento de presentación: cantante, saxofonista, performer, poeta, dramaturga, contadora de historias, son algunos de sus oficios. Su voz, su canto y su reverencia hacia la naturaleza resuenan en cada uno de sus artes. Entre el Jazz y las flautas ceremoniales, el beat de su sensibilidad irradia de esperanza y gratitud a quien la lee o la escucha. De Harjo aprendimos, por ejemplo, que lo contrario del amor no es el odio, sino el miedo. Libros como How We Became Human, The Woman Who Fell From The Sky, and She Had Some Horses son ya clásicos de la literatura en inglés y de las literaturas indígenas del mundo. Ha grabado cinco álbumes de música original, dentro de los cuales sobresale Winding Through the Milky Way, con el que ganó en el 2009 el Premio de Música Nativo-Americana (NAMMY) como Mejor Artista Femenina del Año. Los primeros 8 poemas de la siguiente selección son de Conflict Resolution From Holy Beings (2015). Los otros 5 poemas son de libros anteriores reconocidos, y no han sido traducidos previamente al español. Agradecemos a la poeta por permitirnos traducir y publicar aquí su obra. (Andrea Echeverría y Juan G. Sánchez Martínez)
Para llamar al espíritu de vuelta de sus merodeos por la tierra en pies humanos
Deja esa bolsa de papas fritas, ese pan blanco, esa botella de gaseosa.
Apaga ese teléfono celular, la computadora y el control remoto.
Abre la puerta, luego ciérrala detrás de ti.
Toma un respiro ofrecido por vientos amigables. Ellos recorren la tierra recogiendo esencias de plantas que limpian.
Devuelve con gratitud.
Si cantas tu espíritu se elevará para volar hacia los oídos de las estrellas y de vuelta.
Reconoce esta tierra que te ha cuidado desde que eras un sueño plantándose a sí mismo entre el deseo de tus padres.
Deja que tus pies de mocasín te lleven al campamento de los guardianes que te han conocido antes del tiempo, quienes estarán allí después del tiempo. Ellos sientan ante el fuego que ha estado allí sin tiempo. Deja que la tierra estabilice tus inseguras inquietudes postcoloniales.
Sé respetuoso con los pequeños insectos, gente-ave y gente-animal que te acompañan. Pide perdón por el daño que nosotros los humanos les hemos ocasionado.
No te preocupes. El corazón sabe el camino, aunque pueda haber rascacielos, carreteras interestatales, puestos de control, soldados armados, masacres, guerras y aquellos que te despreciarán porque se desprecian a sí mismos.
El viaje puede llevarte algunas horas, un día, un año, algunos años, cien, mil o incluso más.
Cuida tu mente. Sin entrenamiento podría huir y dejar tu corazón para el inmenso festín humano organizado por los ladrones del tiempo.
No guardes rencores.
Cuando encuentres tu camino hacia el círculo, hacia el fuego alimentado por los guardianes de tu alma, serás bienvenido.
Debes limpiarte con cedro, salvia u otra planta-medicina.
Corta los lazos al fracaso y a la vergüenza.
Deja ir el dolor que retienes en tu mente, tus hombros, tu corazón, que se extiende hasta llegar a tus pies. Deja ir el dolor de tus antepasados para dar paso a quienes se dirigen en nuestra dirección.
Pide perdón.
Pide ayuda a los que te aman. Estos ayudantes toman muchas formas: animal, elemento, pájaro, ángel, santo, piedra o ancestro.
Llámate a ti mismo de vuelta. Te encontrarás atrapado en rincones y pliegues de vergüenza, juicio y abuso humano.
Debes llamar de un modo en que tu espíritu quiera regresar. Háblale como lo harías con un niño amado.
Dale la bienvenida a tu espíritu que vuelve de sus merodeos. Volverá en pedazos, en jirones. Reúnelos. Ellos estarán felices de ser hallados después de estar perdidos por tanto tiempo.
Tu espíritu necesitará dormir un poco después de ser bañado y recibir ropa limpia.
Ahora puedes hacer una fiesta. Invita a todos los que sabes que te aman y te apoyan. Guarda un espacio para aquellos que no tienen lugar a donde ir.
Haz un sorteo, y recuerda, mantén breves los discursos.
Luego, debes hacer esto: ayuda a la siguiente persona a encontrar su camino a través de la oscuridad.
En un mundo muy anterior a este, había suficiente para cada quien. Hasta que alguien se salió de la norma. Oímos que fue Conejo, jugando con la arcilla y el viento. Todo el mundo estaba cansado de sus trucos y nadie quería jugar con él; Estaba solo en este mundo. Así que Conejo pensó en hacer una persona. Y cuando sopló en la boca de esa cruda figura para ver qué pasaría, el hombre de barro se levantó. Conejo le mostró al hombre de barro cómo robar una gallina. El hombre de barro obedeció. Entonces Conejo le mostró cómo robar maíz. El hombre de barro obedeció. Luego le mostró cómo robar la esposa de alguien más. El hombre de barro obedeció. Conejo se sintió importante y poderoso. El hombre de barro se sintió importante y poderoso. Y una vez que el hombre de barro comenzó no pudo parar. Una vez que tomó esa gallina quiso todas las gallinas. Y una vez que tomó ese maíz quiso todo el maíz. Y una vez que tomó a esa esposa quiso a todas las esposas. Era insaciable. Luego probó el oro y quiso todo el oro. Luego fue la tierra y todo lo que veía. Su deseo solo lo hacía querer más. Pronto fueron los países, y luego fue el comercio. Su deseo infectó a la tierra. Perdimos la pista del propósito y la razón de la vida. Empezamos a olvidar nuestras canciones. Olvidamos nuestras historias. Ya no podíamos ver ni escuchar a nuestros ancestros, o hablar entre nosotros sentados a la mesa de la cocina. Los bosques estaban siendo talados en todo el mundo. Y Conejo no tenía un lugar para jugar. El truco de Conejo había fracasado. Conejo intentó llamar devuelta al hombre de barro. Pero cuando el hombre de barro no le escuchaba Conejo se dio cuenta de que había hecho un hombre de barro sin orejas.
Mi camino es una cruz de árboles en llamas, encendidos por cuervos portando fuego en sus picos. Les pido a los guardianes de estas tierras permiso para entrar. Soy un visitante de esta historia. Ya nadie recuerda preguntar, responden. ¿Qué espero en esta ciudad portuaria de Nueva Inglaterra, cerca del lugar de nacimiento de la democracia, donde yo soy un fantasma? Incluso un casino no puede hacer real al indio. ¿O debería decir “nativo”, “salvaje” o “demonio”? ¿Y con qué lenguaje de intercambio? Estoy intercambiando una mirada hacia el pasado por un peligro. Estoy de acuerdo con los antiguos mapas europeos. Hay monstruos más allá de la imaginación que recorren las aguas. Los determinados barcos del puritano sí se cayeron por el precipicio del mundo… Estoy feliz de oler el mar, de caminar por las calles estrechas y sinuosas de tiendas y restaurantes, de deleitarme en compañía de amigos, árboles y pequeños vientos. Preferiría no hablar con la historia, pero la historia vino a mí. Estaba oscuro antes del amanecer cuando se encendió el fuego. Los hombres salieron de cacería desde el pueblo de Pequot donde yo estoy parada. Las mujeres y los niños que quedaron fueron incendiados. No quiero saber esto, pero mis vísceras conocen el lenguaje del derramamiento de sangre. Más de seiscientos fueron asesinados con el fin de establecer un hogar para el pueblo de Dios, graznaban los líderes puritanos en sus sermones dominicales. Y luego la historia se esfumó en una traición de humo. Todavía hay quemas aunque vivamos en una democracia erigida sobre cementerios. Esto me fue dado para decir. Cada poema es un esfuerzo en la ceremonia. Yo pedí una forma de entrar.
Una vez el mundo fue perfecto, y éramos felices en ese mundo. Luego lo dimos por sentado. El descontento inició un ligero retumbar en la mente telúrica. Y la Duda se abrió paso con su punta filosa. Una vez que la Duda rompió la red, A través de ella saltaron Todo tipo de pensamientos malignos — Destruimos el mundo que nos habían dado Para inspirarnos, para vivir. Cada piedra de la envidia, cada piedra Del miedo, la codicia, los celos y el odio, extinguió la luz. Nadie estaba sin una piedra en su mano. Y allí estábamos De vuelta a donde habíamos empezado. Chocando unos con otros En la oscuridad. Y como no sabíamos cómo convivir, Ahora no teníamos dónde existir. Entonces uno de los que tambaleaban se compadeció de otro Y compartió una manta. Una chispa de bondad hizo una luz. La luz hizo una abertura en la oscuridad. Todos trabajaron juntos para hacer una escalera. Primero, una persona del Clan del Viento escaló hasta el mundo ulterior, Y luego los otros clanes, los hijos de esos clanes, sus hijos, Y sus hijos, todo el camino a través del tiempo — Hasta este momento, en la luz de esta mañana hacia ti.
Yo creo en el sol. El sol me da claridad entre la maraña de fracasos humanos por el miedo, la codicia y el olvido. Cuando los exploradores se toparon por primera vez con mi gente, nos llamaron paganos, adoradores del sol. No entendieron que el sol es nuestro pariente, e ilumina nuestro camino en esta tierra.
Después de bailar toda la noche en círculo, uno se da cuenta de que somos parte de una experiencia más amplia de planetas y de estrellas bailando con nosotros en lo alto. Cuando el sol sale en el clímax de la ceremonia, nos renueva. No hay error en esta conexión, aunque Walmart esté a solo unas cuadras. Los humanos somos vulnerables y dependemos de las bondades de la tierra y el sol; Existimos juntos en un horizonte sagrado de significado.
Nuestra tierra está cambiando. Todos podemos verlo. Escucho de mis hermanos Inuit y Yupik en el norte que todo ha cambiado. Hace tanto calor; no hay suficiente invierno. Los animales están confundidos. El hielo se está derritiendo. Los físicos cuánticos tienen razón; ellos están empezando a pensar como indígenas: en un nivel íntimo todo está conectado dinámicamente. Cuando tú recuerdas esto, entonces el desequilibrio actual de la tierra tiene sentido. ¿Cuánto más petróleo se puede drenar, Sin reemplazarlo; sin reciprocidad?
De una habitación de hotel justo al lado de Times Square salí al amanecer en busca del sol. Era la cuarta mañana desde el nacimiento de mi cuarta nieta. Esta era la mañana en que debía presentarla al sol, como pariente, como una de nosotras. Todavía estaba oscuro, nublado mientras atravesaba la plaza. Me paré debajo de ese tótem del siglo veintiuno hecho de símbolos de corporaciones multinacionales, destellos y neón.
El sol se levantó sobre la ciudad, pero no pude verlo en medio de la lluvia. Aunque no estaba en casa, abrigué a la bebé para llevarla afuera, Cargué a esta recién nacida entre la cuna de mi corazón. La levanté y la presenté al sol para que fuera reconocida como familia. Así ella no olvidará esta conexión, esta promesa, y todos recordaremos lo sagrado de la vida.
1. Estaba en un tren que paraba esporádicamente en puestos de control. ¿De qué tribu eres, de qué nación, de qué raza, de qué sexo, de qué alma indigna?
2. No podía dormir, porque no podía despertarme. Ningún espejo podía devolverme lo que quería.
3. Me dieron una droga para ayudarme a dormir. Luego otra droga para despertar. Luego me dieron una droga para hacerme feliz. Todas me pusieron más triste.
4. La muerte se arriesgará con cualquiera. Hay muchos tontos aquí abajo que creen que van a ganar.
5. Ya sabes, dijo mi maestro, puedes continuar revolcándote o Puedes pararte aquí a mi lado, en este rayo de sol, y ver la batalla.
6. Me senté frente a una chica cuya enfermedad quería saltar sobre mí. ¡No! Dije, pero no en voz alta. Me habrían tomado por loca.
7. Siempre nos convertiremos en aquellos que hemos juzgado o condenado.
8. Esto no es mío. Pertenece a los soldados que violaron a las jóvenes en el Camino de las Lágrimas. Pertenece a Andrew Jackson. * Pertenece a los misioneros. Pertenece a los ladrones de nuestra lengua. Pertenece a la Oficina de Asuntos Indígenas. Esto ya no me pertenece.
9. Me fascinó la danza de las libélulas sobre el río. Me encontré por primera vez allí.
* El Camino de las Lágrimas (The Trail of Tears) es la ruta que tomaron las comunidades indígenas del sureste de los Estados Unidos hacia Oklahoma, desplazadas forzadamente en pleno invierno por la avaricia de los gobernantes de ese país durante las décadas de 1830 y 1850, especialmente los presidentes Andrew Jackson y Martin Van Buren. Miles de mujeres, niños y abuelos Cherokee, Muskogee, Seminole, Chicksaw y Choctaw murieron de hambre y frío en este éxodo. Hasta el día de hoy, este camino se recuerda y se venera.
⁂
Tú puedes cambiar la historia, me dijo mi espíritu mientras me sentaba cerca al mar
Para Sharon Oard Warner y DG Nanouk Okpik
Estoy en una aldea arriba, al norte, en las tierras conocidas hoy como “Alaska”. Estos lugares tenían sus propios nombres mucho antes que el inglés, el ruso o cualquier otro idioma comercial fuera impuesto políticamente.
Era en los momentos en que las personas soñaban y pensaban juntas como un solo ser. Eso no significa que no hubiera individuos. En esos tiempos, las personas eran más individuales en su personalidad que ahora en su afirmación común de individualidad: una persona mantenía su residencia en la luna incluso mientras vivía en la aldea. Otro era un hombre que se vestía y vivía como una mujer y era conocido como la mejor costurera.
He viajado a este pueblo con un amigo cercano que también es pariente lejano. Nosotros estamos relacionados con casi todo el mundo por matrimonio, clan o sangre.
La primera noche después de nuestra llegada, una mujer es brutalmente asesinada en el pueblo. Un asesinato no es común. La maldad del hecho pone en riesgo a toda la aldea. Debe tratarse de inmediato para que la turbulencia no deje receptivas a las personas receptivas a mayor maldad.
Debido a que mi amigo y yo somos la causa más obvia, se decide que debemos ser asesinados para satisfacer la muerte de la mujer y garantizar que el pueblo continúe de manera armoniosa. Nadie nos dice que vamos a morir. Lo sabemos; mis huesos lo saben. Es desafortunado, pero así es como deben ser las cosas.
A la mañana siguiente, mi amigo y yo hemos caminado desde el pueblo ayudando a reunir a la gente, cuando escuchamos al comité de asesinatos venir por nosotros. Puedo oírlos detrás con sus herramientas y piedras, con el bramido psíquico de su propósito. Sé que nos van a matar. Agradezco al cuerpo que ha sido mi traje en este viaje. Me ha servido bien como protección y gozo. Escucho -sigo escuchando- el crujido de los huesos cuando la mafia, encargada de hacer este trabajo, nos golpea violentamente. No es personal para la mayoría de ellos. Unos pocos obtienen placer. Siento la confusa y terrible protesta de mi cuerpo, luego mi Espíritu se distancia de la escena y observa brevemente antes de dar la vuelta hacia el mar.
Me demoro sobre el mar, y el ayudante de mi alma, quien ha atravesado conmigo las historias de mi ser, me dice: “Puedes regresar y cambiar la historia”.
Mi primer pensamiento fue: ¿Por qué querría hacer eso? Estoy libre de las necesidades de la existencia terrenal. Puedo moverme como el viento y el agua. Pero entonces, como soy humana, no un pájaro o una ballena, me vi obligada. ¿Qué quieres decir con “cambiar la historia”? Y ahí estoy de vuelta en el traje de mi cuerpo, afuera del pueblo. Regreso al momento entre el asesinato de la mujer y mi muerte segura por retribución.
“Ahora, ¿qué se supone que debo hacer?”, pregunto a mi Espíritu. No puedo ver otra forma de proceder en esta historia.
Mi Espíritu responde: “Tú sabes qué hacer. Mira y verás la historia”.
Y entonces estoy sola con el mar y el cielo. Entrego mi pensamiento al tiempo y lo dejo irse a jugar.
Es ahí cuando lo veo. Veo a un hombre en el pueblo acosando a una mujer. Ella no está interesada en él, pero él no la dejará ir. La acecha como si acechara a una morsa. Él es el mejor cazador de morsas del pueblo. Él la acecha hasta su casa, y cuando no hay nadie más allí, la ata como si fuera una morsa, la asesina y arrastra su cuerpo desde su casa hasta el mar. Puedo ver el rastro de sangre tras de ellos. Puedo ver sus huellas sangrientas cuando regresa solo al pueblo.
Ahora estoy en la aldea con mi amigo. La gente se está reuniendo y hablan sobre el asesinato. Puedo sentir sus intenciones hacia nosotros. Me pongo de pie con un tambor en la mano. Digo: “Tengo una historia que quiero contarles”.
Y entonces ahí empiezo a tocar el tambor y a bailar acompañando la historia. Es agradable, y la gente quiere escuchar más. Ellos quieren escuchar qué clase de historia traigo de mi pueblo. Canto, bailo y cuento la historia de un cazador de morsas. Él es el mejor cazador de morsas de un pueblo.
Canto sobre su relación con las morsas y cómo ha alimentado a su gente. Y lo hábil que es cuando camina adentro sobre el hielo para llamar a la morsa.
Y luego cuento la historia del asesinato de una morsa que es como una mujer. Hablo de las cualidades de la mujer, a quien el hombre ve como una morsa. En ese punto, la historia tiene su propio espíritu y quiere vivir. Baila y canta y respira. Me sorprende con lo que sabe.
Con el último paso, el último golpe del tambor, el asesino se pone de pie, como si fuera a huir de la reunión. Las personas giran al tiempo y lo ven. Todos ven que él ha matado a la mujer, y es su vida la que debe ser tomada para satisfacer el asesinato.
Cuando regreso al presente del tiempo terrestre, todavía puedo escuchar el canto. Me levanto de mi cama y bailo y canto la historia. Todavía está en mi lengua, mi cuerpo, como si hubiera vivido allí desde siempre, aunque estoy en una ciudad con muchas corrientes de personas provenientes de lejanas partes del mundo.
Hacemos un revoltijo de historias. No soñamos juntos.
He extrañado al espíritu guardián de Sangre de Cristos, esas montañas contra las cuales me destruí cada mañana en que estuve enferma amando y luchando en esos pequeños años. Durante esa temporada miré hacia una concepción azul de la fe una noción de lo sagrado en la elegante frontera de cedros que se convertían en montaña y en cielo.
Así nacimos al mundo: El cielo se enamoró de la tierra, se engalanó de turquesa, llegó galopando en un caballo negro. La tierra se vistió fragante, tomando en cuenta la estética de un romance sagrado. Su amor adornó las montañas con el amanecer, tejió los valles delicados con las aristas del atardecer.
Esta mañana miro hacia el este y me siento solitaria por esas montañas. Aunque le he dicho adiós a la niña con sus urgentes oraciones de redención.
Yo solía creer en una visión que salvaría a la gente que nos llevaría a todos a la cima de la montaña durante la inundación de la destrucción humana.
Ya no sé nada más mientras pongo mis pies en el mundo ulterior excepto esto: la nada es vasta e impresionante, rebosa de detalles de humeante café negro cenizas de fogatas las campanas en los yaks o las ovejas sirenas que se inclinan a través de un diluvio de humanos o de los muertos acarreados a través del fuego, a través de la bruma del dulce pan horneado y del respirar.
Así es como dejaremos este mundo: en caballos de amaneceres y atardeceres desde la sombra de las montañas quienes fueron testigos de cada batalla de cada pequeña lucha.
⁂
Esta tierra es un poema
Esta tierra es un poema de arena quemada y ocre que yo nunca podría escribir, a menos que el papel fuera el sacramento del cielo, y la tinta la línea interrumpida de caballos salvajes escalonando el horizonte a varias millas de distancia. Incluso entonces, ¿alguna cosa escrita le ha importado alguna vez a la tierra, al viento y al cielo?
⁂
Todo lo que importa
Todo lo que importa está aquí. Cualquier cosa que siga importando en los próximos miles de años seguirá estando aquí. Acercándose en la distancia está la niña que eras hace algunos años. Mírala riendo mientras persigue a una mariposa blanca.
⁂
No molestes al espíritu
No molestes a la espíritu guardián de la tierra que vive aquí. Ella está trabajando en una historia. Es la historia más antigua del mundo y es delicada, cambiante. Si te ve mirándola te invitará a tomar un café, te dará pan caliente, y estarás obligado a quedarte y a escuchar. Pero esta no es cualquier historia. Tendrás que soportar terremotos, rayos, la muerte de todos los que amas, la belleza más deslumbrante. Su historia es tan convincente que nunca querrás irte; así es como ella te atrapa. ¿Ves eses dedo de piedra allá? Ese es el único que alguna vez logró escapar.
⁂
Fuego
una mujer no puede sobrevivir por su propio aliento sola ella debe conocer las voces de las montañas ella debe reconocer la eternidad del cielo azul ella debe fluir con los cuerpos esquivos de los vientos nocturnos quienes la llevarán hacia sí misma
mírame no soy una mujer aislada soy una continuación del cielo azul soy la garganta de las montañas un viento nocturno que quema con cada aliento que toma
Andrea Echeverría es profesora asistente en Wake Forest University. Es autora de un libro sobre migración e identidad en la poesía de dos escritores peruanos titulado El despertar de los awquis: migración y utopía en la poesía de Boris Espezúa y Gloria Mendoza (Paracaídas Editores & UNMSM, 2016), así como de varios artículos de investigación acerca del papel del ritual y la memoria en la poesía mapuche contemporánea. Actualmente escribe un libro que estudia la poesía y el arte visual de autores y artistas mapuche contemporáneos.
Juan G. Sánchez Martínez
Juan G. Sánchez Martínez nació en Bakatá, en los Andes colombianos. Dedica su escritura creativa y académica a las expresiones culturales de los pueblos indígenas y a sus modos de estar en el mundo. Su libro de poesía, Altamar, fue galardonado en 2016 con el Premio Nacional de la Universidad de Antioquia en Colombia.
Altamar es un homenaje a las abuelas y los abuelos, activistas y escritores que han protegido con sus propias vidas el agua pura de sus territorios. Actualmente es profesor asistente en los departamentos de Lenguas y Literaturas, y Estudios Indígenas en la Universidad de Carolina del Norte Asheville.
Yana Lucila Lema (1974) es comunicadora social con especialidad en televisión de la Universidad Central del Ecuador. También estudió Creación Literaria e hizo una Maestría en Ciencias Sociales con mención en Asuntos Indígenas en FLACSO. Obtuvo un diplomado en Periodismo Audiovisual en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí en Cuba. Ha colaborado en organizaciones indígenas como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), La Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE) y La Confederación de pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (ECUARUNARI).
En su trabajo con la CONAIE realizó varios vídeos sobre el fortalecimiento de la identidad cultural de los pueblos y nacionalidades indígenas; uno de ellos, referente a la medicina tradicional, el cual fue ganador en el Festival de Cine y Vídeo de la Primeras Naciones de Abya Yala. Fue presentadora del noticiero en lengua kichwa, KICHWAPI, durante seis años y medio, en el canal nacional RTS. Como escritora, ha participado en el encuentro Internacional de Comunicadores Indígenas y de Escritores en Lenguas Indígenas (UNAM), el encuentro de la Asociación de Escritores en Lengua Indígena de México, y los Festivales de Poesía de Medellín y Bogotá (Colombia), entre otros. Su poesía ha sido incluida en el libro Las palabras pueden: Los escritores y la infancia (UNICEF), en la antología poética de los pueblos y las nacionalidades indígenas del Ecuador Ñaupa pachamanta purik rimaykuna / Antiguas palabras andantes (Casa de la Ecuatoriana 2016), y en el número especial de la revista Diálogo, “Los cinco puntos cardinales en la literatura indígena contemporánea” (DePaul University 2016). Actualmente trabaja como profesora en la Universidad de la Artes en Guayaquil.
Tamyawan Shamakupani es la primera colección de poesía quichua por Yana Lucila Lema. Su poesía es íntima, sensual y está conectada con su herencia Otavaleña y con el cosmos en general. Ella escribe con pocas palabras, como si le estuviera hablando a alguien, usualmente a una persona que ama. Su voz es una voz nueva en la poesía quichua, pues va más allá de la retórica común. Los poemas fueron traducidos desde la versión original en quichua, así que la versión en inglés puede ser un poco diferente de la traducción al español por la autora. También dividimos las stanzas para permitir que las líneas fluyan simbólicamente de una forma no lineal. Si el traductor conoce la lengua nativa, esta es la manera acertada de acercarse al texto, de tal forma que los matices no se pierden en la lengua intermedia. Gracias a Robert Roth, director de And Then Magazine, por leer y revisar esta maravillosa obra de poesía. (Por Fredy A. Roncalla)
Tamyawan Shamukupani / Con la lluvia estoy viviendo
1
chay lusiru kimirimukunmi kintikunapash ña pawanakunmi
Fredy A Roncalla nació en Chalhuanca, Apurímac, Perú, en 1953. Tiene estudios de lingüística y literatura, además de una amplia trayectoria en Estudios Andinos, con especial énfasis en sus aspectos estéticos. Es también artesano que trabaja con materiales reciclados. Ha publicado poesía y ensayos en diversos medios impresos y digitales.
Es autor de: Canto de pájaro o invocación a la palabra (Buffon Press, 1984); Escritos Mitimaes: hacia una poética andina postmoderna (Barro Editorial Press, 1998); Hawansuyo Ukun words (Hawansuyo/Pakarina Ediciones, 2015); y Revelación en la senda del manzanar: Homenaje a Juan Ramírez Ruiz (Hawansuyo/ Pakarina, 2016). Está preparando Llapan llaqtan: narrativa y poesía trilingüe. Sus proyectos trans-andinos en el ayllu virtual: Hawansuyo Peruvian Bookstore, Churoncalla.com, y Hawansuyo.com
Rita Joe es una escritora mi’kmaq nacida en We’koqma’q, Cabo Breton, Nueva Escocia, Canadá, en 1932. Joe fue huérfana a muy temprana edad y criada por varias personas de su familia extensa y por familias de acogida hasta que fue llevada al internado indio de Shubenacadie en Nueva Escocia. Desde allí trabajó en las profesiones asistenciales en Halifax y en Boston. Joe se casó, tuvo ocho hijos y adoptó dos más. Empezó a escribir poesía en los años sesenta y publicó su primer libro, Poemas de Rita Joe, en 1978. Por mucho de su vida adulta vivió en Eskisoqnik en la isla del Cabo Breton donde fue maestra, compositora de canciones, artista, poeta y sabia. Junto con varios doctorados honoríficos, Joe es oficial del Orden de Canadá (1989) y ganó un premio nacional al mérito para los indígenas canadienses (1997). Falleció en 2007.
Joe escribía en la lengua mi’kmaq y en inglés, con un lenguaje muy simple. Sus poemas son muy personales, tratando de su vida íntima, de su identidad indígena, de las creencias y las tradiciones mi’kmaq y del racismo en la sociedad canadiense. Cuatro de los poemas traducidos aquí son de su primer libro y fueron republicados en We Are The Dreamers: Recent and Early Poetry (Breton Books, 1999). Todos, excepto el preámbulo, fueron publicados en ambas lenguas. (por Sophie M. Lavoie, traductora)
❁❁❁
yo soy la indígena
y esa carga
me queda para siempre
_______________________
La línea invisible de la carga es la idea central con la que me topo y que no puedo dejar hasta que yo esté satisfecha. La satisfacción no parece concretizarse a través de cada problema que intento conquistar. Esta pequeña autoguerra se ha vuelto montaña, pero no puedo alcanzar la cima. La cima es mi propia conclusión satisfactoria.
Que yo piense es lo que me hace avanzar, solucionar los problemas de todos los días, incluso la búsqueda. Desbarato mi propia poesía, deambulo sin sentido fijo, picoteo algo o solo observo, tantos caminos que se me ofrecen sin poder seguirlos todos. Pero cuando viene el nuevo amanecer, sube otra vez el espíritu para enfrentarse a cualquier causa solo para ver si puede frenarlo, botarlo o conquistarlo. El cuerpo cansado ahora quebrado, el espíritu se aferra solo para ver si puede perseverar, no solo por mí, sino por otros, el camino sin fin hacia otro siglo y, entonces, quizás, quizás…
❁❁❁
Poema 6
Wen net ki’l?
Pipanimit nuji-kina’muet ta’n jipalk.
Netakei, aq i’-naqawey;
Koqoey?
Ktikik nuji-kina’masultite’wk kimelmultijik.
Na epas’si, taqawajitutm,
Aq elui’tmasi
Na na’kwek.
¡Ay! Ningún monumento,
Ninguna literatura,
Ningún pergamino ni dibujo sobre lienzo
Conserva las maravillas de nuestro ayer.
Qué frustración para los educadores
en sus indagaciones.
Qué encuentren
Nombres de tierras,
Títulos de mares,
Ríos;
No los borren de la memoria.
Estos son nuestros monumentos.
Vistas asombrosas-
Cascadas en una montaña,
Ríos que fluyen rápido.
Estos son nuestros bocetos
Aprendidos de memoria.
Investigadores, hallarán nuestro arte
En los nombres y el paisaje,
Prometidos al indio
desde el principio del mundo.
❁❁❁
Poema 14
Kiknu na ula maqmikew
Ta’n asoqmisk wju’sn kmtnji’jl
Aq wastewik maqmikew
Aq tekik wju’sn.
Kesatm na telite’tm L’nueymk,
Paqlite’tm, mu kelninukw koqoey;
Aq ankamkik kloqoej
Wejkwakitmui’tij klusuaqn.
Nemitaq ekel na tepknuset tekik wsiskw
Elapekismatl wta’piml samqwan-iktuk.
Mimajuaqnminu siawiaq
Mi’soqo kikisu’a’ti’kw aq nestuo’lti’kw.
Na nuku’ kaqiaq.
Mu na nuku’eimukkw,
Pasik naqtimu’k
L’nu’ qamiksuti ta’n mu nepknukw.
**
Nuestro hogar es ese país
Las colinas barridas por el viento
La nieve en los campos.
El aire frío.
Me gusta pensar en nuestra vida originaria
Curiosa, libre;
Y mirar las estrellas
Que nos mandan mensajes glaciales.
Mis ojos ven la cara fría de la luna
Que vuelca su mirada sobre la bahía.
Parece que
Somos como la luna-
Nacidos,
Creciendo lentamente,
Después desvanecemos para reaparecer
En un círculo eterno.
Nuestras vidas continúan
Hasta estar viejos y sabios.
Y se acaban.
Ya no estamos,
Pero dejamos
Una herencia que nunca muere.
Mi’kmaw na ni’n;
Mukk skmatmu piluey koqoey wja’tuin.
**
Las palabras ya no requieren
Sentidos claros.
Cosas escondidas resultan de un legado perdido.
Ningún cuento oral revela nuestro deseo, nuestra hambre,
La libertad que hemos conocido.
Una herencia de honor
Sostiene nuestras esperanzas.
Ayúdame a buscar el sentido
Escrito en mi vida,
Ayúdame a ponerme de pie
Alta y poderosa.
Hoy, esta mañana recé
Pedí que me dejara escribir un poco más
Pedí que me dejara pensar
Pedí que me diera algo de fuerza
Todavía quiero mostrar, enseñar.
Verán cuando ya no estaré
Que pensé en todos ustedes
Continúen el trabajo, ustedes, los jóvenes
Lo pueden hacer.
Sophie M. Lavoie es profesora asociada y directora del Departamento de Cultura & Estudios mediáticos de la Universidad de Nuevo Brunswick en Fredericton,Canadá, donde enseña clases de lengua, literatura, cine y cultura. Ha publicado artículos académicos sobre literatura centroamericana de mujeres, entre otros temas, en francés, inglés y en español en varias revistas. Fue cotraductora con Hugh Hazelton de El laberinto vertical de la poeta argentina Nela Rio hacia el inglés, tradujo el libro de poesía Nous sommes les reveurs de la poeta mi’kmaq Rita Joe hacia el francés y tiene por salir la traducción al francés de la autobiografía de Ma-Nee Chacaby, una indígena biespiritual cri e ojibwe.
Hosted by UNC Asheville and the Diversity Action CouncilScroll Up