Alrededor de la casa © Maya Cú
Introducción y selección Gloria E. Chacón y Juan G. Sánchez Martínez
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La investigadora kaqchikel Aura Estela Cumes ha explicado que el culturalismo paternalista en Guatemala representa a la mujer maya como un objeto turístico, una pieza de museo, tejedora y guardiana de la cultura, pero al mismo tiempo la separa de su posibilidad de “autoridad epistémica”. Maya Cú captura este paternalismo sexista en los siguientes versos:
(...) que quede claro: no soy muñequita ancestral de barro revivida por el soplo divino de intelectuales posmodernos.
Desde 1996, Maya Cú le ha estado recordando a la sociedad guatemalteca (y Latinoamericana) cuán asustados se encuentran de verse en el espejo y descubrir lo marrón, lo canela, lo mixtos que son, lo “morenísimamente hermosos” (“Rabia”). En su ensayo “Poetas y escritoras mayas de Guatemala: Del silencio a la palabra” (2016), Cú cuestiona la censura de las instituciones coloniales (escuela, familia, iglesia) a las voces de las mujeres indígenas, pero también la autocensura de las propias mujeres indígenas, quienes en algunos casos no se permiten auto-reconocerse como escritoras (84). En las palabras de Cú, las expectativas de los editores y académicos sobre la indigeneidad (como problemática rural y étnica) no reconocen la diversidad de las expresiones contemporáneas mayas. Los poemas que publicamos aquí son una muestra de su último libro, Alrededor de la casa (La Chifurnia, 2022).
Nunca fue más que un refugio ante la intemperie tenía frágiles paredes humedad ahí convivimos las ratas la basura mis hermanas yo era la casa es la casa la raíz de un grupo humano y esa mujer columna que se niega a dejarla caer
Una casa resistente a sismos debe llevar cimientos fuertes una armazón de hierro profunda cuando el temblor venga, la casa difícilmente caerá ¿y si esta habitante no tiene buenos cimientos?
Paredes de madera vulnerabilidad ante el fuego de lámina evitan la lluvia pero encierran el calor paredes y techos de cemento protegen de la lluvia, el sol, el fuego ¿cómo evadir la soledad? ¿cómo se defiende una de la tristeza? ¿cómo construir paredes contra los golpes? ¿quién diseña casas capaces de dar techo, alimento, amparo y dosis interminables de comprensión y ternura?
Para las del cuarto. Managua, 2002
Convivimos recreamos el amor desnudamos las pieles nos escuchamos peleamos reímos, jugamos fuimos niñas lloramos éramos las mujeres de aquel cuarto matando fronteras creando una nueva casa de la que no queríamos salir un refugio con hermanas y madres en continuo aquelarre dándonos libertad Convivimos recreamos el amor desnudamos las pieles nos escuchamos peleamos reímos, jugamos fuimos niñas lloramos éramos las mujeres de aquel cuarto matando fronteras creando una nueva casa de la que no queríamos salir un refugio con hermanas y madres en continuo aquelarre dándonos libertad
Hay mucho qué hacer mucho qué hacer primero reordenaremos el espacio los puntos cardinales se orientarán en dirección al cielo la luna se llenará por un tiempo prolongado el nubarrón vendrá de noche a dormir en la terraza ¿dónde pondremos la neblina? el balcón que viene en camino con gusto compartirá su flor tendrás una pared infinita para montar la exposición de tu locura para mí solo quiero el rincón desde donde te veré amor armar y desarmar el mundo
¿A dónde puede ir un corazón niño, herido de distancia, de melancolía, de desprecio, si la casa está a medio construir? ¿Si las paredes son frágiles y el piso húmedo? Busca refugio sin encontrarlo. Y sale a correr desnudo, para abrigarse en otros corazones hambrientos de compañía.
Envejecí adentro dejé pedazos de mí esparcidos por las paredes me moví por inercia dejé semillas en algunos ojos abrazos en algunos cuerpos salí casi vacía ahora llevo arrugas canas nostalgias, dolores recojo mis pedazos los meto en una bolsa y salgo y no encuentro más que mi tristeza…
Soñaba con una casa blanca rodeada de flores con árboles inmensos solo pedía un techo y piso dignos nunca la tuve ayer apareció un proveedor de certidumbre que construye a diario junto a mí una casa nueva en el descubrimiento mutuo vamos echando los cimientos hacemos las paredes compartimos el sueño de juntar nuestros pedazos para armar una nueva casa donde habitaremos
Hoy me desnudé posé para la cámara la ropa quedó regada por el cuarto mis huellas dispersas cuando me detuve me di cuenta de que todos los espejos desaparecieron encontré mi cuerpo bailando sonriente amable y apasionado y me bastó
Ella sabe que al volver abrirá la puerta y sentirá alegría de encontrarse contigo para tomar café sopear un pan escuchar la radio y bailar al compás de tu canción El sabe que al volver quitará el alambre del portón atravesará el patio para llegar a tu lado te saludará contento porque consiguió terminar un jornal porque la tierra responde a sus cuidados el sol fue benévolo y no lo quemó la lluvia es generosa y caerá más tarde te mostrará las mejores semillas que ha encontrado para la próxima época de siembra comerán a la par del poyo frijoles y café caliente tortillas de maíz de su cosecha y queso derretido como ellos
Elena visita la casa
I
Comunión extraña con Elena
¿Escuchaste mi nombre? Lo buscaste y lo preferiste, porque sabes que aquí, tras esta nomenclatura, está mi alma esperando una fiesta de encuentro. Pero, la única fiesta que celebramos este día, es de lágrimas. Una y otra vez el llanto ¿por qué une nuestros corazones así? ¿Es tan grande nuestro dolor por estas ciudades amadas que es capaz de juntar nuestras distantes melancolías?
II
Reencuentro de niñas
Pintar esa tarde sería divertido si Elena tuviera la suficiente tranquilidad para posar. Pero Elena es una niña inquieta que se come las uñas y escupe sus desechos en la butaca. Se moja los pies en la arena firme de un mar que no puede ser atravesado. Un mar que borró el camino de vuelta para la ciudad de nuestro ensueño, nuestro sueño, nuestra raíz efímera, nuestro espacio de comunión. Yo, la hermanita, la observo con cuidado, mientras espero que el tiempo se detenga en este pedazo de playa, pidiéndole a Yemayá que nos cuide, que sea nuestra madre, nuestra diosa, nuestra amiga, nuestra brújula, para volver a esa ciudad.
III
La que no soy
Diva elegancia en la palabra voz y erudición fuerza corpórea inalcanzable estatura carismática presencia historia que quisiera mía pies bailando sobre el empedrado urbano arenas llenas de tus pies agua repleta de tu miedo labios recitando versos al lado de Reynaldo ojos vivos de revolución dedos intermitentes son mestizo son eterno son alegre son con ton son contigo son tuyo son mío son aún no escrito son a medias son sin partitura son quebrado son compartido son a dos ritmos son distante agobiante incierto tristeza de son sin razón tristeza de llanto permanente dolor que no acaba dolor sentido contrasentido del dolor dolor en paralelo la que no eres la que somos
IV
Epílogo
IV Epílogo Si de alguien llegué a ser es de ti porque me has elegido o porque mi ancestra de humo te eligió
Cromo
La abuela bate cacao junta el fuego amarra ocote una niña trenza ajos dibuja un círculo y al centro surgen esqueletos danzantes invitando a bailar un son de pocas notas bailo la bruma se llena de colores me elevo la imagen se inmortaliza tras la puerta
Más sobre Maya Cu
- Antología de la poesía de Maya Cú en el proyecto Mayan Women, The Mayan Among Us.
Alrededor de la casa © Maya Cú
Selección de Gloria E. Chacón y Juan G. Sánchez M. ~ Siwar Mayu, Abril 2022