Mishki shimi rimaykuna: muestra de poesía kichwa contemporánea

Pechoamarillo, Kitu © Yana Lema

Comentarios, compilación, y fotografías por Yana Lucila Lema


Cuanto más nos alejamos de la vida 

más nos aferramos a ella

cuanto más dioses están muriendo

 más queremos escribir sobre ellos


Cuando hablamos de poesía en nuestra lengua, me refiero al runa shimi o kichwa, siento que la palabra poesía se queda corta para abarcar todo lo que es poesía en lo cotidiano y en lo festivo. Y digo corta porque para los pueblos ancestrales la poesía no se trata solo de versos escritos alfabéticamente en el papel.


Lejos de idealizar la cultura kichwa, sus formas estéticas y comunicativas, quiero señalar que he podido encontrar en sus rituales, cantos, danzas y en su hablar cotidiano mucha poesía, que percibo se hace, se deshace y se recrea colectivamente. 


Entonces diré que la poesía kichwa contemporánea, de escritura alfabética, es solo uno de los recursos, hecho nuestro, para contar bonito sobre nuestra memoria ancestral y nuestra memoria presente.


Queremos decir, por ejemplo, que entre la tecnología de la escritura y el frenesí de la modernidad aún seguimos estando, y que también nos hemos encontrado de frente con la muerte en esta dimensión porque muchas nacionalidades han perdido seres humanos en esta emergencia. 


Muchos se han adelantado en medio de esta crisis venida precisamente porque hemos estado perdiendo a otros seres vivos, y con ellos sus nombres, sus lenguajes, sus formas, en definitiva su necesaria presencia para la armonía de la vida y la riqueza del lenguaje.


Por eso digo que cuanto más nos alejamos de la vida más nos aferramos a ella, cuanto más dioses están muriendo, más pretendemos escribir sobre ellos.


Así, la palabra poética kichwa nos convoca entonces al no olvido, a tener presente estas otras formas de vida, de saberes, de estéticas y sensibilidades.


Mishki shimi rimaykuna Voces de palabra dulce, muestra de poesía kichwa contemporánea, devela esas voces que pretenden derribar fronteras para hacernos presente, para resistir, para seguir estando. 


He aquí la otra resistencia, la resistencia literaria forjada desde voces diversas, con estilos diferentes, tejidas desde el autoaprendizaje, desde la escucha de las palabras antiguas, pero sobre todo llena de búsquedas.


Los textos que compartiré a continuación están incluidos en algunas antologías de poesía de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador, publicadas entre el 2011 al 2016, y otros son colaboraciones de sus creadores para este trabajo, a quienes agradezco por su amistad y confianza. 


Esta muestra contiene dos momentos que a mi parecer pueden ayudar a entender la poesía kichwa y sus márgenes. 


Ozogoche-Chimborazo © Yana Lema

PRIMERA PARTE



La primera parte está más relacionada con autores que aparecieron en la década de 1980, junto con las álgidas luchas reivindicativas y los que se visibilizaron a mediados y finales de 1990, y posteriormente. 


Según conversaciones personales sé que casi todos escribieron para sí mismos, sin intenciones de publicar o hacer de la escritura una profesión, sino más bien por afición personal, complementaria a sus labores profesionales. Podría decirse que nos conocemos o les conozco porque hemos compartido espacios poéticos “informales”. 


Son creadores que se refieren fuertemente a la reivindicación de la memoria, de la sabiduría ancestral, de la cosmovisión, de las luchas reivindicativas del movimiento indígena, y que tuvieron o tienen lazos muy cercanos al espacio rural, aunque no se pueda generalizar.


Algunos son maestros bilingües y escriben en kichwa con traducción al castellano con el fin de reivindicar el valor de una lengua de la cual históricamente se puso en duda su valor literario. Son memorias, palabras, sonidos, sensibilidades guardadas, pero también ocultadas y rechazadas.


El referente más importante de esta época es el poeta kichwa de Otavalo, Ariruma Kowii, quien escribe su primera obra Mutsutsurini (1988), solo en kichwa como señal de resistencia a la desaparición de la lengua. Posteriormente sus obras publicadas son en kichwa y castellano. Paralelamente están los demás creadores que no han publicado obras personales pero que aparecen en antologías, con textos bilingües. Entre ellos están: 


Tayta Chimborazo © Yana Lema


Aurora Chinlle, Kichwa Puruwá 

(Kichwa Chimborazo)


Lorenza Abemañay


Patsak, patsak watayantami

kanpak shutika yawarpi.

Kanpak sinchi yuyaywanmi

warmikuna kawsarinchik.


Mama Lorenza, atik Lorenza

shilshiwan willak, atik warmi

wasinpi yuyayta tarpuk mama

wawanta yachachik mama. 


Tsalakunapak millashka

runakunapak kuyashka.

Warmikunapak yuyarishka

wawakunapak yachashka


Guamote kinkrikunapi 

silsilwan willarkanki

Lorenza Peña warmiwan

runakunata hatarichirkanki.


Sinchi sinchita kaparishpa

mallku shina pawarkanki.

Chaymantami allpayuk kanchik

Shinami kishpirirkanchik.


Waranka pusak patsak kimsapi

Jacinta Juárez, Margarita Pantoja

Baltazara Chuisa warmikunawanmi



Chinkarirkanki mama Lorenza


Con tus conocimientos

emprendemos las mujeres 

Cientos de años mancilladas

hoy tenemos libertad. 

Victoriosa mama Lorenza

Avisabas a toda la familia

Con garrucha *  en mano 

Instruías a todo infante. 

Los colonos te odiaban

Los indios te admiraban

Los niños están pendientes

Las mujeres te envidiamos.

Por las laderas de Guamote

Al son de inmensa garrucha

Con Lorenza Peña a tu derecha

Dirigiste a diez mil runakuna. **

Con tus gritos “sublevemos”

Volabas como el sinchi mallku ***

Para recuperar nuestras tierras

Nuestra dignidad infamada.

El motín de 1803, acabó con tu imagen

con mama Jacinta Juárez

Margarita Pantoja y Baltazara Chiuza

les magullaron por amparo a warmikuna. ****


* Garrucha: objeto que servía para castigar a los indígenas.

** Runakuna: significa seres humanos, sin embargo se puede entender y se usa como persona originaria, dicho desde los mismos pueblos kichwas.

*** Sinchi Mallku: poderoso cóndor. 

**** Warmikuna: mujeres. 



Mama Cotopaxi © Yana Lema


Lourdes Llasag, Kichwa Panzaleo

(Cotopaxi Kichwa)


Ushushiku


Amapola sisashina, kanpak samita kuyani

Nayana chirlilla yakushina, tuykunapak kawsaypak

Guzhul muyuntitak yaku ukuta purik

Enamorada tukuy ruraykunapi

Laglag mana tamyashpaka chakishkakanki

Anchuchik, ñuka nanayta apak.


Ñutita


Amor, como la flor de amapola, amo tu olor

natural del agua cristalina, vital para la vida

gira, gira sin cansarte, alrededor del mundo

enamorada de las cosas que haces

lenta como la lluvia de la tarde

aire que calma mi dolor.


Candongas Saraguaro © Yana Lema


Luiza Gualan

(Saraguro Kichwa)



Sinchi warmi *


Warmi allpa maki, nina shunkuku,

allpapachata chuchuchik wachak mama,

hatun mamakunapak ñawpa rimay.

Shimikunaka, kikinpak takipi wakaypipash mana wañun,

achikyachik kishpirichiy muskuykuna.

Sara chukirawapash sisa warmi,

muskuyta awak.

Kikinpak hatun taytakuna tarpuna allpamamaka,

kishpirishka rikcharishka warmimi mañakun.


Mujer manos de tierra, corazón de fuego,

leche materna que amamanta al mundo,

lenguaje ancestral de las abuelas.

En tu canto y tu llanto las voces no se apagan, 

sueños de luz y libertad.

Mujer flor de maíz y chukirawa, **

tejedora de sueños.

La tierra que cultivaron tus abuelos,

está reclamando aquella warmi libre y despierta.


* Sinchi Warmi: mujer fuerte. 

** Chukirawa: flor del páramo. 


Tayta Imbabura © Yana Lema


Segundo Wiñachi

(Kichwa Otavalo)


Malkuta  tapuy


Ninan malku huchapash kachun kay tapuykunamanta kishpichiwanki

Pita kay allpa mamapika kanta puntaka sarurka kawsarka

Pita kay yakutaka kararka pimantata kay sara muyuka mirarishka

Pita kay kwychitaka shuyushka imamantata kay yawarka tukushka

Pita kay wayusakunataka apamurka maymantata shamurka

Pita kay urkukunataka wasichishka chukllamanta kushni llukshikshna kushninahun

Imashpata kay  walunyashka yakutaka yawar kucha nin  

Imashpata kay waykukunaka ninan haka tukushka

Imashpata kay pukyuka  larkamanta pakcha  tukushpa kawsashna Kallpahun maymanta rihun maypita chinkarin maypita tukurin

kanmi shimi millmalla huntashka mishukuna wanchinkapa maskanahukpipash sinkapi satishpa pakawashkanki kishpichiwashkanki

kanmi yachanhi imashna kay allpa mama kallaripi kashkamanta imashna unkuchishpa tukurinahunchimantapash

ninan malku nara chinkarispallata kampa pakashpa wakaychishka yachaykunata ushaykunata willachiwanki ñukapash shamuk wiñay wawakunaman willachinkapa

kan chinkarikpika pita tapuytapash ñana ushashachu

ñuka kawsaywan chinkarishpa kanshnallatachu hawa pachaman

pawashpa kawsankapa rina kani imata nishpami tapuni

ninan  Malku


Pregunta al cóndor


Poderoso cóndor así sea un pecado discúlpame por estas preguntas

¿Quién antes que tú ha pisado ha vivido en esta tierra?

¿Quién ha regalado este manantial de agua?

¿Quién creó este grano originario llamado maíz?

¿Quién ha diseñado este arco iris?

¿Quién ha hecho esta sangre? 

¿Quién ha construido estas montañas tipo chozas humeando fumarolas?

¿Quién ha traído de dónde vienen estas ratas cuál es su origen?

¿Por qué esta laguna es llamada Yawar cocha?

¿Por qué estas quebradas son tan profundas?

¿Por qué este río es una corriente viva?

Hecho una cascada flotante

¿Para dónde va en donde se pierde cuál es su fin?

Poderoso cóndor tu nariz fue mi refugio

Cuando los barbudos me buscaban para aniquilarme

Solamente tú sabes cómo fue la creación

¿Y por qué ahora estamos enfermos en la peste de esmog?

¡Oh poderoso cóndor¡ Antes de tu extinción  

Cuéntame tus secretos que tienes reservados

De tu sabiduría de tu poder

Para así poder transmitir a mi futura generación

Si tú te pierdes ya no tendré a quien preguntarle

Cuándo yo me muera acaso me iré al celeste infinito

Donde muchos seres vivos viven volando como tú.


Tayta Chimborazo © Yana Lema


Rasu Paza

(Kichwa Puruwá)


Pachamamapa sisa


Maykan chikan chirimuyupa ñawpa pachapichari kanpa rimaytaka uyarkani.

Maykan kullkishina, rasushina  allimanta rikuk Mama Pachapichari kanpa ñawikunataka rikurkani.

Maykan waranka watakunachari kashka kanka.

Maypitak karkanki, maypi. Imatak karkankiyari, waranka wata ñawpaka.


Ñukaka kan armachun, kan upyachun, chuya achik yakumi karkani.

Allimantami tukuy churana illaklla ñuka kayman shamuk karkanki.

Ñuka kay, kallpakuk mayuman rishpami armak karkanki.

Kipaka ishkay makiwan hapishpami upyawak karkanki.

Kanka, ñuka kanpa tukuy ukuktapash, ukkutapashmi riksichun sakiklla karkanki.

Chay kipaka, kanpa ñutuklla ukkupa, munaypa milkim ñukapi llutarishpa sakirik karka.


Chaymanta pachami kanpa rupak sumaymana chuchukunapash

ñukapa kisha tukurkakuna.

Ñukapa kawsaytapish punchan punchanmi

kanpa yura mallkiwan awashpa rik karkanki.

Kanpa aychaka wiñayta mana wañunchu, shamurayakunllami.

Kunanpash, ñawpamanta shamushpami kutin kaypi kanki, ñukapa karawan, ñukantin.


* Milki: perfume


Flor de la madre naturaleza


¿En cuál de los tiempos remotos de chirimoya escuché tu voz?

¿En qué tiempo, tal vez, conocí tu rostro cuando la Madre Cosmos se estaba deslizando lentamente como la plata, como la nieve?

¿Hace cuánto habrá sido?

¡Dónde estabas, dónde! ¿Qué eras hace miles de años?


Yo, para que tú bebas, para que tú te bañes, era el agua transparente.

Lentamente te venías hacia mí sin atavío.

Te bañabas en el río torrentoso que era yo.

Luego me saciabas aferrándote con las dos manos.

Tú, con insistencia me dejabas que yo conociera tu cuerpo y tu esencia.

Luego se quedaba adherido a mí tu perfume suave y delicioso.


Desde entonces tus hermosos y cálidos senos

se hicieron mi morada.

Mi vida iba tejiendo día tras día

con las ramas de tu árbol.

Tu carne no se muere nunca, vuelve una y otra vez.

Hoy también, llegaste desde el tiempo infinito y estás presente, pegada a mi piel, tú y yo juntos.


Saraguro Tupu © Yana Lema


Inti Cartuche

(Kichwa Saraguro)


Akapana


Akapanami kanika

urmamunilla shina yarin

maykan kucha chaskichun illanmi.


Rasuyachik wayratami uyani

wiksataka kushikuywan shiktachikta rikuni.


Shina kakpika ñukaka,

–urkupak churi,

waykukunapak wawa kashpa–


shuk ñawpa kacharpayakuta,

chushak kayta

allpakuyuyta kinkurik suni asiriyta

runtu kachun nishka shututapish uyachini.


Wayra, imapaktak pukumuwankillayari,

akapana muyutaka ñuka ukupimi ña charinika.

Uyariway!

chakishka panka shinami urmamuni

ñawpakawsaywan may hukushkami kanika.


Tormenta


Tormenta soy

y parece que caigo directo

no hay laguna que me reciba.


Escucho el viento congelarme

agrietarme el vientre con alegría.


Mientras yo,

–hijo de la montaña,

nieto de las quebradas–

silbo una despedida tan antigua

un sin-ser

una larga sonrisa curvando el terremoto

una gota lanzada a ser granizo.


¿Para qué soplas, viento,

si ya llevo dentro la semilla de la tormenta?


¡Escucha!

caigo como hoja seca

pero estoy tan mojado de historia.



Pingul – Árbol Lechero © Yana Lema

SEGUNDA PARTE


En un segundo momento, están los autores más jóvenes, quienes con sus miradas hacia los poetas anteriores o solo por la necesidad personal, o por estar ligados a las organizaciones y sus proceso de lucha se interesan por la escritura. 


Muchos de ellos son estudiantes o profesionales en distintas ramas, quienes igual que los más mayores complementan sus actividades profesionales con la creación poética, por lo tanto no tienen una producción literaria regular, tampoco tienen publicaciones personales, pero aparecen en antologías de poetas de las nacionalidades o pueblos. 


Algunos de ellos han cuestionado lo que llaman el manejo de una “visión romántica” de la realidad kichwa actual. Por ello, poetizan la cotidianidad desde el aquí y el ahora, hablan sobre las contradicciones y los problemas que viven en sus espacios territoriales o en la desterritorialización. 


Más cercanos a los espacios urbanos, escriben en bilingüe o solo en español, ya que no aprendieron la lengua, o tienen dificultad para escribir o leer en la misma, sin embargo, en sus versos insertan elementos, figuras, significados y palabras kichwas, lo que le otorga particularidad frente a las estéticas dominantes.  Entre ellos están:


Mama Cotacachi © Yana Lema


Diana Gualapuro

(Kichwa Otavalo)


Kushikuy


Pachamamaka ashka tullpukunata rikuchin

pachaka ashka wiwakunata charin

shinapash hatun yayakunapak ñawpapi tushun

raymitaka rundador nishkawan ruranmi

shinapash kushikuymanta kurishina rikurinchik

shinapash fawanakunchik pachata takarinkapak 

ña fuyuman chayashpa

lukanchik shunku kushikurka

fuyuka pampalla yuraklla

mana ima

yaku shinchiyashkashnalla rikurin


Felicidad


Mundo de colores

mundo lleno de animales hermosos.

Bailando junto a mis padres y abuelos

haciendo fiestas con rondadores.

Que brillamos de alegría

saltamos hasta tocar el cielo.

Cuando finalmente llegamos a las nubes

esponjado, tan blanca como el hielo

sentimos que nuestros corazones laten 

algo que ingenuamente

aparece de la nada.


Imbabura © Yana Lema


Achik Lema

(Kichwa Otavalo)


Chinkachishkanchik


Inti tayta sakinchi

killa mamata piñarinchik

Pacha mamata kunkanchik

Shina rurashpapsh

Paykunamanta kawshkinchik (…)


Aquello que perdimos


Desistimos al sol

Renegamos a la luna 

Olvidamos a la Pachamama

A pesar de todo

Por ellos vivimos (…)


Otavalo © Yana Lema


Yolanda Pazmiño

(Kichwa Otavalo)


Warmi puncha


Ima punchapash kachun,

Awaki, inti puncha kankachari

Mana kashpaka Chaska puncha kashkanka

Hatun katuna ukupi runakuna rinakun, chayamukun

Shuk kari shayarishka runa, kunkullinawan

Chakata wityanapi shayarishka

Tawka runakunapi pantarikun

“shumak puncha Warmi”, shina uyarin

Chay pachapa, chay runaka karilla rikurin

Warmikunata puka sikunata karakun

Shuk sumak puncha kan: pusak pawkar puncha..

Kutin chay kuskata yallini

Mana pipash rikuwanchu

Warmi kani, shinapash chay runaka

mana asirinchu, mana sisakunata karawanchu, mana kushi puncha niwanchu.

Ñuka anaku, ñuka pachallina, ñuka wallkakuna mana rikuchun sakinchu.

Mana pipash rikunchu, chay runaka sisakunata

Asirikunata, rimaykuna wakaychikun.

Warmi kani, warmi puncha kan,

Kay punchaka sisakunawan raymita ruran, shinallatak runa warmikunata anchuchishpa.

Kay pachamanta mana kashpachari.

Ñuka runa kashkamanta mana sisata chaskinichu.

Shina pusak pawkar punchata yuyarini.

Shinapash   anakushka, pachallinashka, wallka churakushka.


Día de la mujer


Parecía un día cualquiera,

pudo haber sido un lunes, un domingo

o quizás un viernes.

Las personas van y vienen en el centro comercial.

De pronto un hombre de traje y corbatín

apostado en la subida de la escalera,

interrumpe el trajín.

“Feliz día de la mujer” escucho decir,

al tiempo, aquel hombre ataviado para el efecto,

ofrece flores rojas a las mujeres.

-Es un día especial: 8 de Marzo-

Cruzo una y otra vez por el lugar,

nadie me ve.

Soy mujer, pero el hombre de corbatín,

no sonríe, no me ofrece flores, no me felicita.

Mi anaco, mi pachallina, mis wallkas, *

me hacen invisible.

Nadie me ve, el hombre del corbatín ahorra sus rosas,

sus sonrisas, sus palabras.

Soy mujer, es el día de la mujer,

se celebra este día con flores y exclusión.

Como si no perteneciese a este espacio.

Mi ser no merece una flor.

Así recuerdo el 8 de marzo,

eso sí, con pachallina, anaco y mis wallkas.

* Anaco: vestido de la mujer kichwa. Pachallina: prenda que cubre los hombros de la mujer kichwa. Wallkas: Collares de la mujer kichwa. 


Kullki (“aretes”) Kayambi © Yana Lema


Jenny Chicaiza

(Kichwa Kayambi)


Cuerpo-semilla


Venimos del silencio de la tierra, a la que volveremos.

Nacimos de sus entrañas profundas,

incubados con la humedad de la lluvia y los ríos.

Semillas fecundas somos.


Venimos de la brasa, del aire que calma,

el fuego es nuestro abuelo, nuestra madre la tierra.

El agua y el aire, son nuestro ayllu,

de ahí venimos, hacia allá volveremos


Nuestro cuerpo es semilla.

Resurgimos, atravesamos ciclos y no morimos.

Somos granos fértiles de cosecha abundante,

los elementos nos habitan, así vivimos. 


Ñakchasisa © Yana Lema


Inkarri Kowii

(Kichwa Otavalo)


Runa


Tengo ganas de volver

A mis raíces,

De volver a mi madre,

Ya no quiero ser su hijo

Quiero ser parte de ella,

Quiero ser parte de mí 

Madre ultrajada y maltratada,

Quiero sentir su dolor y sufrimiento

Necesito volver a ser tierra,

A alimentarme del sol y 

La lluvia,

De ver la luna todas las noches,

Necesito dejar de ser humano,

Y convertirme en el todo

Y la nada,

En lo subjetivo de la 

Existencia,

Quiero ser lágrimas de la tierra

Quiero ser el llanto de mí

Madre,

Quiero ser lo que soy,

El ser del mito,

El del comienzo

De la historia,

Quiero ser, 

Quiero ser runa…


Purakilla © Yana Lema


CIERRE


Desde diversas realidades y diferentes generaciones el acto de escribir en un idioma minorizado, o el solo acto de escribir desde nosotros sigue siendo un acto de sensibilidad individual, pero también un acto político colectivo.


Si bien es cierto, que en esta poesía constan las formas poéticas hispanas, estás llevan así mismo, elementos propios de la lengua, mismas que se van recordando, redescubriendo y reinventando en el acto de la escritura. 


La cultura kichwa tiene una rica tradición poética que las mismas características de la lengua le otorgan, no en vano el kichwa/quechua es considerado, por algunos estudiosos, como uno de los idiomas más dulces del mundo.  


Si bien es cierto aún nos falta aprovechar esas bondades lingüísticas, y propender a una producción poética más abundante, la poesía kichwa contemporánea, a mi criterio, posee ya una identidad territorial y simbólica, relacionada con su cosmovisión y su realidad histórica, ligada fuertemente al activismo político en defensa de la memoria, la cultura, el territorio y el idioma. Su mirada va desde la ancestralidad hasta la actualidad. 


En definitiva, la producción poética kichwa no es homogénea ni en las formas estéticas, ni en los contenidos, ni en la calidad literaria, más aún si hablamos de la traducción o la auto traducción, donde muchos creadores encuentran fuertes dificultades.   


Igualmente es importante mencionar que no todos los creadores aparecen en esta muestra por diferentes motivos. Y debo decir que lamentablemente la producción literaria de la mayoría es esporádica. En todo caso, es alentador para mí señalar que hay varias mujeres y jóvenes kichwa que están escribiendo, y quizá asumiendo la responsabilidad colectiva de contribuir desde el arte, desde la literatura a la continuidad como pueblos y nacionalidades. 


Sobre Yana Lucila Lema



Yana Lucila Lema (1974) es comunicadora social con especialidad en televisión de la Universidad Central del Ecuador. También estudió Creación Literaria e hizo una Maestría en Ciencias Sociales con mención en Asuntos Indígenas en FLACSO. Obtuvo un diplomado en Periodismo Audiovisual en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí en Cuba. Ha colaborado en organizaciones indígenas como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), La Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE) y La Confederación de pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (ECUARUNARI).


En su trabajo con la CONAIE realizó varios vídeos sobre el fortalecimiento de la identidad cultural de los pueblos y nacionalidades indígenas; uno de ellos, referente a la medicina tradicional, el cual fue ganador en el Festival de Cine y Vídeo de la Primeras Naciones de Abya Yala. Fue presentadora del noticiero en lengua kichwa, KICHWAPI, durante seis años y medio, en el canal nacional RTS. Como escritora, ha participado en el encuentro Internacional de Comunicadores Indígenas y de Escritores en Lenguas Indígenas (UNAM), el encuentro de la Asociación de Escritores en Lengua Indígena de México, y los Festivales de Poesía de Medellín y Bogotá (Colombia), entre otros. Su poesía ha sido incluida en el libro Las palabras pueden: Los escritores y la infancia (UNICEF), en la antología poética de los pueblos y las nacionalidades indígenas del Ecuador Ñaupa pachamanta purik rimaykuna / Antiguas palabras andantes (Casa de la Ecuatoriana 2016), y en el número especial de la revista Diálogo, “Los cinco puntos cardinales en la literatura indígena contemporánea” (DePaul University 2016). Actualmente trabaja como profesora en la Universidad de las Artes en Guayaquil.


Lea más sobre ella aquí: 6 poemas de Tamyawan Shamukupani / Con la lluvia estoy viviendo


El sueño de ser poeta. Humberto Ak’abal

El sueño de ser poeta © Humberto Ak’abal. Guatemala: Piedra Santa, 2020. 

Introducción y selección de

Gloria E. Chacón y Juan G. Sánchez Martínez




Humberto Ak’abal (1952-2019) fue autodidacta, poeta doble (maya k’iche’ / español), voz múltiple traducida al japonés, hebreo, árabe, inglés, francés, italiano, escocés, con reconocimientos por todo el mundo. Desde sus primeros libros en los años noventa (El guardián de la caída de agua,  1993) hasta sus últimos trabajos (Bigotes, 2018) su obra desafió los rótulos academicistas que buscan definir “la poesía” o “lo indígena”.


Inspirado por los sonidos de su lengua nativa, Ak’abal encontró la medida justa entre la experimentación formal (onomatopoesía, poesía gestual), la tradición oral (oralitura), la espiritualidad maya, y las voces diversas de la literatura mundial (desde Matsuo Basho hasta Gonzalo Rojas). Cuestionado y festejado a la vez por lectores y críticos en universidades, revistas culturales y festivales de poesía, Ak’abal fue y sigue siendo la inspiración para varias generaciones de escritores (no sólo indígenas) latinoamericanos. 


Con permiso de su familia, hoy publicamos en Siwar Mayu uno de los relatos incluidos en El sueño de ser poeta (Piedra Santa 2020), libro póstumo que reúne sus reflexiones y memorias como hacedor de trenzas-palabras (pach’um tzij), quien creyó en el diálogo intercultural a pesar del racismo y el clasismo de nuestras sociedades latinoamericanas.


Algunas veces se omite que Ak’abal era también un narrador, y libros como De este lado del puente (2006), El animal de humo (2014), y esta compilación póstuma son muestra de ello. Por momentos, estos relatos logran capturar la medicina de la risa, esa que es capaz hasta de curar el absurdo de la lógica colonial y su pobre entendimiento de la educación. En tiempos en que a lo largo y ancho de Abya-Yala e Iximulew (la tierra de maíz), estamos desaprendiendo las etiquetas anquilosadas de la identidad, la voz de Ak’abal retumba como relámpago desde este simple relato sobre su cabello. 



Humberto Ak’abal en el colegio Rodolfo Robles. Quetzaltenango. Agosto 6, 2018. 
Esa mañana mil estudiantes lo escucharon fascinados. 
El poeta autodidacta regresaba como maestro a la escuela.
© Fotografía de Daniel Caño. 


Mi cabello


“El hombre nace sin dientes, sin cabellos y sin ilusiones, 

y muere lo mismo: sin dientes, sin cabellos y sin ilusiones”.

Alejandro Dumas



Mis abuelos del lado de mi madre tenían el cabello largo. Lejanamente recuerdo al bisabuelo: su cabello blanco se lo enrollaba alrededor de la coronilla y ponía su sombrero sobre aquel manojo canado.


Mi madre quería que yo siguiera con la tradición de los abuelos. Había algunas razones para tener el cabello largo: evitaba que uno fuera tartamudo, los espantos no lo molestaban y “porque para eso le crece a uno el pelo”. Mi mamá me trenzaba dos trenzas porque mi cabello era abundante. Esto duró hasta que cumplí siete años.


Por aquel entonces, los maestros salían de casa en casa, reclutando niños de edad escolar y a quienes rehusaran llevar a sus hijos a la escuela, los ponían en la cárcel.


A pesar de esa advertencia, muchos padres escondían a sus hijos en pozos secos, en ollas grandes o en la copa de los árboles. La escuela no era bien vista por los ancianos. Temían que fuera un lugar “donde les abrirían los ojos y los oídos a los niños y que, poco a poco, irían perdiendo el respeto a sus mayores…” (al paso de cómo van las cosas, me pregunto si no tendría algo de profético el temor de los abuelos).


En fin, los maestros aparecieron detrás de la casa y me echaron el ojo, así que no hubo escapatoria. Yo tenía mucho miedo, pero mi padre me dio ánimos para ir. Me llevaron para inscribirme. Y aquí el primer problema: el director de la escuela dijo que no inscribirían a una niña en la escuela de varones, que yo debía ir a la escuela de niñas. Los argumentos de mis padres resultaron risibles para el director y ellos no tuvieron más remedio que callar (en aquel entonces solo había dos escuelas), e hice mi primer grado en la escuela de niñas. Al año siguiente, mis padres volvieron a insistir en que yo era varón, pero la dirección dijo que no inscribirían a nadie que no pareciera hombre, así que por primera vez me cortaron el pelo. Mi madre lloró mucho y guardó mis trenzas entre su almohada.


Pasaron los años de la escuela primaria y con ellos terminó mi época de estudiante. Comencé a trabajar para ayudar a mis padres, me olvidé del barbero y me comenzó a crecer el pelo de nuevo. Cuando yo andaba por los diecisiete años, mi cabello era ya bastante largo. Mi madre estaba contenta porque, según ella, me parecía mucho al abuelo. Por ese entonces, el ejército reclutaba a los muchachos de mi edad para llevárselos al cuartel. Se llamaba sarcásticamente “servicio voluntario de milicia” (aquello era una cacería criminal: los jóvenes eran apresados los días de mercado, atalayados en los caminos, perseguidos por los barrancos y arrastrados de las orejas, arrastrados del pelo, sacados de sus casas a altas horas de la noche y llevados casi desnudos y acarreados en camiones como animales), y todo aquel que tuviera el cabello largo era seña que no había prestado servicio militar. Y aunque yo no debía hacerlo por impedimento físico, los militares me obligaron a cortármelo porque, según ellos, yo no era más que un “amujerado”, y si no me lo cortaba por mi cuenta, ellos lo harían “porque los machos tienen que parecer hombres”. Muy en contra de mi voluntad, tuve que visitar otra vez al barbero.


Pasaron seis u ocho años y el pelo inevitablemente me volvió a crecer. Por esos años, la guerra interna del país se intensificó y yo tuve que abandonar mi pueblo e ir a la ciudad en busca de trabajo, lo que fuera: barrendero, sirviente, cargador…, cualquier trabajo porque yo no era (ni soy) calificado en nada. Y no me daban trabajo “por peludo”, pues parecía vagabundo, charamilero y tenía cara de baboso. No tuve más remedio que cortármelo.


Después de trabajar diez años en la ciudad, dejé de ser obrero y regresé a mi pueblo y volví a dejarme crecer el pelo. Por esos días, se publicó mi primer libro de poemas y aparecieron por primera vez fotografías mías en los periódicos y, aunque parezca broma, algunos “críticos” de literatura guatemalteca saltaron de su sillón y dijeron que yo me había dejado crecer el pelo “para caerles bien a los europeos…, para venderme como apache, como sioux…, que parecía hippie, etc.” (La prensa guarda en sus páginas esos insólitos artículos).


Y hoy que finalmente puedo disfrutar de mi cabello y tenerlo como me dé la gana, no solo ya no me crece sino que… ¡se me comienza a caer!





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Santuario de Chicabal, Guatemala (fotografía tomada por Ana María Ferreira y Juan Guillermo Sánchez, 2006)




Tres poemas mapunky: David Aniñir Guilitraro

“David Aniñir en el Parque Quinta Normal en Santiago de Chile (2013)” © Fotografía por cortesía de Andrea Echeverríav

Introducción y selección de Andrea Echeverría



David Aniñir (Santiago, 1971) es un poeta mapuche y precursor de la estética mapurbe, una visión poética que explora la perspectiva heterogénea que experimentan algunos mapuches migrantes en la ciudad. En efecto, este poeta propone un discurso que comunica las vivencias del mapuche que habita hoy en la ciudad de Santiago, a la vez que se resiste a su invisibilización. Ha publicado tres colecciones de poemas, Mapurbe. Venganza a raíz (2005, 2009), Haycuche (2008) y Guilitranalwe (2014) y actualmente vive en Santiago. Recreando elementos de la oralidad mapuche, Aniñir participa en recitales poéticos haciendo uso de recursos performativos.


Este poeta fomenta una identidad étnica urbana, rebelde y antisistémica, por lo que no hay duda de que sus poemas se alejan de la representación tradicional de una identidad rural mapuche asociada principalmente al entorno natural de los bosques del sur de Chile, la comunidad ancestral y la tradición. Sin embargo, la brecha entre estos dos espacios diferentes de representación étnica, el tradicional y el urbano, no es tan amplia como podría pensarse inicialmente. Aniñir incorpora en sus poemas elementos de la tradición ritual mapuche, como yeyipun (oración), pewma (sueños), werken (mensajero), ngenpin (hablante ritual) y machi (autoridad espiritual y chamán), pero lo hace desde una perspectiva crítica e innovadora.


En su poesía elabora una concepción de un yo étnico que se niega a simplemente reproducir estereotipos de la identidad mapuche para hablar de su propio proceso de identificación étnica. En cambio, elementos de la tradición nativa se integran problemáticamente en poemas que reflejan y cuestionan la identidad indígena en un contexto urbano, una identidad que se ubica en una encrucijada, debatiéndose entre el atractivo de la ciudad y la necesidad vital de admapu o conjunto de normas y costumbres sociales y jurídicas mapuche, y entre la dificultad de expresar conceptos tradicionales mapuche en español y la incapacidad para leer o escribir en mapuzungun. Los siguientes poemas muestran cómo Aniñir incluye elementos importantes del admapu en su escritura y las paradojas y contradicciones que surgen de la (dis)locación de estos elementos en la ciudad.  

(Vea el glosario abajo)




Poesía a lo que escribo


          La soledad también es un homenaje al próximo
Inche kizulen, eymi ka fey kizuleymi fewla ayeekafoliu
                                                 (A.H)

Kiñe

Lo digo, lo escribo y lo repito
este es un encargo de otros tiempos
legado por la naturaleza de la vida
y los designios cósmicos de mis antepasados mapuche 
este desusado oficio
sin más herramientas que la ira
y algo parecido a lo que en las telenovelas llaman amor
(en estos días neoliberales),
este rayón de hojas y reflexiones de piedras en el pecho
lo ofrezco con mis manos mohosas y el alma turbia
de tanto enfrentarme con mi propia sombra. 

En mis versos canto
en mis líneas hay ritmo y vuelan. 

Auspiciado por mí mismo
traído desde el periférico cordón umbilical,
que da vida a los cabros que escuchan mis poemas, 
levanto este universo poético,
desde el río Mapocho hacia abajo
sobre mojones cristalinos que navegan hasta el mar. 

A veces me cuesta mentir oral
y escribo
así mi engaño es hermoso
y la falsedad ya no hiere. 

Este mapuche envestido de jeans
y poleras de universidades yanquies
confunden mi habitante
mezcla de norteameraucano
y mapurbe.

En mis versos se libra lo que no hablo
por un problema de habitarme
en la grafía exacerbo la labia
y su espuma se diluye.


Epu

Inche ta Mapurbe tuwin
chew tañi lefpeyen kurra
soy de la mierdópolis
donde arde el asfalto.

Originario de la muerte y de la vida
Aniñir como un zorro mentiroso
sentado sobre la sombra,
sobre la vereda,
testimonio de embarrados pasos. 

Güili como desafío de vida
por mi vieja aún aperrando
con uñas repletas de tinta azul
para escribir poemas
o algún curioso movimiento de luces, 
traro para sobrevolar la tierra, sus prados de neón
y sus vegas periféricas
lejos del ruido. 

No leo tanto por motivación propia
los libros gruesos se cierran solos
cuando alcanzo los cigarros
o cuando me estoy rascando,
me rasco y me rasco
a desangrar, a morir
una uña con tinte engulle mi carne y se entierra. 

Y me rasco hasta el hueso, hasta la médula
litros de sangre se desprenden como bofe
como un animal degollado en viernes santo
litros de sangre y poesía mojan las calles, las veredas y la tierra
cuajos de ñiachi cuelgan con mi carne
sangre con barro detienen mis pasos,
me deslizo sobre poesías ya heridas
cayendo al portón de mi casa 
que es un libro entreabierto,
esperando. 

Resulta que soy de un mundo antiguo
donde las estrellas ardían de luz en el cielo
como llamas
a los volcanes en erosión besaban con su fuego las nubes,
al llover luz y fuego crecieron las flores
y la tierra fue un jardín. 


Kula

Al parecer que no soy yo el que escribe
es la poesía quien lo hace por mí,
viene a buscarme envuelta de noche
y sueños,
cruelmente me sacude el alma
con hermosas incógnitas me despierta
es la poesía que viene hacia mí
balbuceando bellos sarcasmos 
de mapuche muertos que quieren reír 
y llorar por mí en el verso. 

Ahora estoy frente a ti
desafiando el vacío
y la tecnología banda ancha que distancia
ahora, alta poesía
enfrentémonos a duelo
en el campo de batalla de la hoja en blanco
a ver quién muere primero
ven desafíame
tengo un puñal de tinta
que atraviesa mi sangre
tú tienes el peaje a la imaginación
el amor y el odio
ven 
desangrémonos en silencio.

El pewma del mundo trasero

Ser tú es la evolución misma 
estar en ti significa asfixiarme de sueños 
padecer en la tortura y no diluirme en tu ensueño 
donde tú construyes esfinges y cántaros prehistóricos 
ahí donde la serpiente jugaba contigo en vida 
ser tú es estar en ti 
es quererme a mí mismo pues, tú estás en mi 
y es lo mismo.

Es PENE-trar a un mundo que solo es para dos 
es imaginar que la realidad es imaginaria 
es creer que yo creo en ti y tú en mí 
es caminar por tierras ancestrales 
y hablar la lengua de los inmortales. 

Somos de un mundo antiguo 
donde las revoluciones no eran necesarias
tú te lavabas el rostro en el río de la verdad
y yo rodeaba a nuestros hermanos animales 
pues con ellos vivíamos. 

Así era allá
en el lugar donde nuestros cuerpos
eran otros éramos la raza oscura de tantas noches.

Así era allá
        desnudos de espíritu
        desnudos de poesía
        desnudos de tristesías.

Así era allá
Aquí solo soy un traficante de sicotrópicas líneas
soy el werken de tus pewmas. 

                 Perimontu      

        Una machi en actitud harcore
          Una minosa punx atrevida
                    2.0
   Desencadenando su yeyipunx al son del sol
             En clave de luna
           En llave de estrellas
            Con riff de cometas
      Una machi en actitud power metal
               Con Newendy
       Agitando su trance en el mosh
       Saltando tierra abajo, al tajo
      Tierra adentro, al rojo, al cuajo
            Una machi de la pobla
        Una hermusa mapunky borracha
          Marichiwaniando eufórika
      Porque andai puro marichiwaneando
   Con su brebaje de acido sulfuriko y muday
              En volà de kuymi
  Cosmogónica dulcinea de la fábula terráquea
    Una machi mapurbe con actitud sorpresiva
Con fibras de kalku por el torrente sanguinolente
       Ascendiendo al rewe de alta tensión
   Y al tronar de voltajes en noche de lluvia
    Con el espiral del Slam al medio del foye
         Una Guakolda de la esnaki
              Toda Brígida Ella

Glosario

admapu– conjunto de normas y costumbres sociales y jurídicas mapuches

foye– canelo, árbol sagrado mapuche

kalku– describe a alguien que usa sus poderes sobrenaturales para hacer el mal a otras personas.

machi– chamán mapuche, hombre o mujer que tiene la función de curar a los enfermos utilizando remedios, infusiones, rezos, cantos y danzas.

muday– bebida fermentada a base de trigo, piñon y maíz

mapuzungun– lengua de los mapuches

ngenpin– orador ritual

perimontu– visión de la machi

pewma– sueño o estado onírico a través del cual los mapuche pueden acceder al Wenu Mapu y comunicarse con sus ancestros.

rewe o rehue– altar formado por un tronco, árbol o conjunto de árboles en torno al cual se realiza la ceremonia del nguillatun

werken– mensajero


Más sobre David Aniñir Guilitraro



Más sobre Andrea Echeverría

Andrea Echeverría es profesora asistente en Wake Forest University y obtuvo su título doctoral en Literatura Latinoamericana y Estudios Culturales en Georgetown University. Es autora de los libros El despertar de los awquis: migración y utopía en la poesía de Boris Espezúa y Gloria Mendoza (2016) y Yeyipún en la ciudad: representación ritual y memoria en la poesía mapuche (en prensa). Co-editó un número de la revista Diálogo (De Paul University) dedicado al cine, la literatura y el arte que denuncia el extractivismo en Latinoamérica (2019) y ha publicado artículos de investigación en revistas que incluyen Bulletin of Latin American Research, Latin American and Caribbean Ethnic Studies, Latin American Research Review y Revista Canadiense de Estudios Hispánicos.


Palabras que Sanan: Aniceto y Célimo Nejedeka

Abuelo Aire Aliento Vida de Centro © Hernan Gomez De castro (chona)
Técnica mixta; Ambil (pasta de Tabaco con sales) y lápices de grafito y color,
sobre papel Canson de 300 gr (grano medio)



Selección e introducción* por Camilo A. Vargas Pardo

En memoria del abuelo Aniceto Nejedeka

Ilustraciones por Hernan Gomez De castro (chona)


En esta temporada de alarma global a causa de la pandemia las sociedades modernas industrializadas se han visto obligadas a cambiar el desaforado ritmo de vida que marca el pulso de las grandes urbes. En este clima de zozobra nos preguntamos sobre la salud y las formas de combatir la enfermedad. La reciente aparición del libro Cultivando la ciencia del árbol de la salud (2019) de Célimo Ramón Nejedeka Jifichíu / Imi Jooi abre la reflexión al indagar ¿cómo cultivar el árbol de la ciencia de la vida para el buen vivir?

Esta publicación se ha facilitado gracias al empeño de los editores y el ilustrador: Micarelli, Ortiz y Gómez, quienes en la Presentación explican varios pormenores del proceso de elaboración y edición; entre ellos, la decisión conjunta de utilizar el término “ciencia” en el título para “volcar la jerarquía establecida entre la ciencia occidental y otros modos de conocer y, de igual manera, suscitar una reflexión sobre los fines últimos del conocimiento” (p.16).

La Gente de Centro es un complejo cultural integrado por diferentes grupos étnicos (múrui, okaina, nonuya, bora, miraña, muinane, resígaro y andoque) cuyo territorio de origen se encuentra en el interfluvio Caquetá – Putumayo. Estos grupos se reconocen como hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce. Basándose en las tradiciones de la Gente de Centro, el autor muestra una concepción de la salud que se fundamenta en los relatos de origen. Esto contrasta con la reacción generalizada de los medios masivos de información: noticias insistiendo en estadísticas pavorosas que recalcan un sistema de atención vulnerable basado en tratamientos paliativos para contrarrestar síntomas. Este libro plantea una dirección muy diferente, pues pone de relieve el complejo entretejido de relaciones entre la salud y el lenguaje, el bienestar y la palabra, el buen vivir y las historias de origen.

Célimo R. Nejedeka / Imi Jooi pertenece a la etnia Fééneminaa (muinane),específicamente al linaje Ijimi Négégaimijo (Sombra de Cumare) del clan Cumare. Su madre es la abuela Aurelia Jifichiu, quien viene trabajando en la revitalización de la lengua bora, su grupo étnico, como se ve reflejado en dos publicaciones de su autoría: Iijumujelle akyéjtso uguááboju. Despertando la educación indígena Umijijte -Bora- por una abuela del clan oso hormiguero (2016) y Talleu iijumujelle uuballehi uuballejuune kuguatsojuune majchijuune / La abuela del clan oso hormiguero enseña cuentos, arrullos y cuentos del pueblo Piinemunaa – Bora (2019).

El padre de Célimo, el abuelo Aniceto Nejedeka, obtuvo en 2017 un reconocimiento nacional otorgado por el Ministerio de Cultura por su dedicación al enriquecimiento de la cultura ancestral de los pueblos indígenas de Colombia; como parte de sus esfuerzos por el fortalecimiento de la cultura Fééneminaa (muinane) y sus tradiciones, publicó Historia de los dos hermanos Boa / Taagai Buuamisi jiibegeeji (ICANH, 2012) y La ciencia de vida escrita en las aves, trabajo que se publicó en la Revista Mundo Amazónico 2, 3, 4 y 5  en varias entregas. 

Estas publicaciones están ligadas a una tradición oral que ha sido menoscabada por circunstancias históricas desafortunadas relacionadas con procesos de colonización y extractivismo. Los conocimientos de estos autores se sustentan, no en la erudición bibliográfica de las sociedades letradas, sino en saberes prácticos muy en relación con la tradición oral. Así, estos libros son fruto de una ardua labor en la que convergen sistemas de conocimiento diferentes en un ejercicio de traducción cultural que cifra su valor epistemológico en textos escritos que buscan hacer resonar los ecos de la oralidad. Se trata de una muestra de la capacidad de adaptación y de la búsqueda de alternativas para mantener vivo el acervo cultural de los pueblos representados por estos autores.

La escritura se entreteje así en un “canasto” de conocimiento más amplio en donde se encuentran los saberes de la chagra, los bailes tradicionales, los cantos, las curaciones, en fin, prácticas culturales que siguen vigentes y conocimientos que, para el caso de la familia Nejedeka, se vienen asentando en su maloca de la carrera ritual de Amooka situada a las afueras de Leticia.

* Fragmento de la reseña “Palabras que sanan”, publicada en Mundo Amazónico 11 (2020): 122-125.


El bien y el mal © Hernan Gomez De castro (chona)
Técnica mixta; Ambil (pasta de Tabaco con sales) y lápices de grafito y color,
sobre papel Canson de 300 gr (grano medio)

Evolución del Conocimiento de Vida y su transmisión al linaje Sombra de Cumare del clan Cumare de la etnia muinane


Por Aniceto Ramón Negedeka “Numeyi” (“Pepa Pequeña”) 

y Célimo Ramón Nejedeka JIFICHÍU “IMI JOOI” (“Pájaro Bonito”)


Fragmento del libro Cultivando la ciencia del árbol de la salud: conocimiento tradicional para el buen vivir. Celimo Ramón Nejedeka Jifichíu. Curadoría editorial Giovanna Micarelli, Nelson Ortiz y Hernán Gómez (eds.) Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2019



Al principio está el origen de Nuestro Padre (sobre esto no se sabe). Todo lo demás es creación del aire-aliento de Él.


Él, Nuestro Padre, Aliento de Vida, se convirtió (tiempos después) en Aire-Aliento de Palabra, y así creó al Mundo y a la Humanidad del Principio. A esta última, por intentar destruir la Sabiduría del Padre y por confundir al Mundo de su propio origen, Él la maldijo y la expulsó.


Mucho tiempo después, Nuestro Padre dirigió su sabiduría –utilizando una palabra inaudible– a la creación espiritual y material (dulce, fría y sólida) del Planeta. Luego de crearlo lo purificó, lo consagró, lo bendijo y lo extendió.


Después de esto, ya en este sitio cómodo, puro y seguro, Él –a través de la misma palabra– creó todas las frutas que son abundancia de su creación: las que se siembran (cultivadas) y las que por sí mismas germinan (silvestres). A todas estas, Él las bautizó, las purificó con el Agua de Vida y de Crecimiento que Él creó. Con esta Agua de Vida y de Crecimiento, Él las lavó, las hizo germinar, las hizo crecer, las hizo fructificar.


Luego Él, Nuestro Creador, por medio de esta Agua, les insufló Aliento de Creación, las agitó y así esparció las semillas sobre toda la Tierra.


Él creó todo lo que existe sobre la Tierra, también el día y la noche y, una vez creado, lo bendijo, le dio el poder de multiplicarse y le destinó también un lugar sobre la Tierra.


Más adelante, Él “humanizó su imagen”, creando así al Hijo de Centro. Una vez creado, lo sentó, le dio consejo y le encomendó el cuidado de todo lo que Él había creado sobre esta Tierra.


Luego, Nuestro Padre Abuelo Tabaco Centro de Vida regresó a su mundo, al Mundo de Aliento, en donde se sentó sobre la Banca de Vida (banca fría, dulce y de creación) y allí sentó a Nuestra Madre, para fortalecerse del Aliento de Vida de Ella, para “humanizar su imagen” y de esta manera crear a la Mujer de Centro, quien le vendrá a hacer compañía al Hijo de Centro.

Abuela Cuna de Vida, madre de todas las hierbas frías y los frutos cultivables y silvestres
© Hernan Gomez De castro (chona)
Técnica mixta; Ambil (pasta de Tabaco con sales) y lápices de grafito y color,
sobre papel Canson de 300 gr (grano medio)


Mientras Él, Nuestro Creador, estaba dedicado a la creación de la Mujer de Centro, el Mundo del Principio nuevamente se apoderó de este planeta, lo confundió, lo manchó, lo llenó de toda clase de males, haciendo incluso manchar al Hijo de Centro. Viendo esto, Él, Nuestro Creador, interrumpió su trabajo, y aún sin consagrarla, sin purificarla, sin bendecirla ni bautizarla, hizo descender a la Mujer de Centro sobre esta Tierra, y la sentó en el Centro.


Así, durante mucho tiempo, la Tierra estuvo bajo la responsabilidad de Nuestra Madre Vida de Centro, y Nuestro Abuelo Creador, enojado por el extravío de su creación, trató de acabar al Mundo del Principio, aplastándolo contra este planeta. Pero Ella lo impidió, no dejó que lo aplastara.


Por esta razón tanto el Mundo del Principio como esta Tierra quedaron, durante mucho tiempo, bajo su manejo.


Mucho tiempo después, a través de Ella y con el poder de Ella, Él crea a los insectos y a las aves. Allí Él separa los ciclos del día y de la noche y ubica los puntos cardinales, creando así la temporalidad y la espacialidad en este mundo.


Después Él crea, purifica y consagra la Cuna de Nacimiento de la Mujer de Centro, por medio de las plantas medicinales de cultivo: albahaca, yuca dulce y todas las hierbas buenas y frías (símbolo de Nuestra Madre).


Más adelante, Nuestro Creador hizo bajar al Hijo Vida de Centro, para “humanizar su palabra”. De aquí en adelante, este planeta quedó bajo el manejo del conocimiento y la sabiduría del Hijo Vida de Centro. Aquí, los mitos y las historias se vinieron a terminar.


El Hijo Vida de Centro crea en esta etapa, para reordenar al mundo, a la Verdadera Mata de Tabaco (símbolo de su pensamiento) y a la de Coca (símbolo de su palabra), y a través de esta creación, el Hijo Vida de Centro reforma, rejuvenece y reorganiza al Hombre de Centro.


De aquí parte –para nosotros, los pertenecientes a la etnia muinane, del clan Coco (Cumare) y del linaje Sombra de Cumare– nuestro conocimiento para el aprendizaje y enseñanza del Mito de Origen y Creación del Universo. Este conocimiento se difunde, para su aplicación práctica en el buen pensamiento, la palabra correcta, la correcta acción y el buen vivir, para estar en armonía con la naturaleza, con uno mismo y con el Ser que nos creó, según la enseñanza transmitida por el Hijo Vida de Centro al Nieto Huérfano de Centro. De este último recibió el conocimiento el antepasado de la Gente del Clan Cumare, del linaje Sombra de Cumare. Solo desde allí se vino a conocer la Verdadera Palabra de Vida, y él nos la dio a conocer a nosotros, que somos sus descendientes, a través de nuestros antepasados y abuelos.


Los antepasados de la Gente de Cumare y ancianos que se conocen (o que yo escuché) fueron:


Neje daagui: Perico de Cumare, quien engendró a


Tifai-iji: Boca Roja, quien a su vez engendró a


Atiiba-yi: Pepa Verde, quien engendró a


Neje-deeka: Flor de la Palma de Cumare, y este engendró a


Nume-yi: Pepa Pequeña, quien soy yo y llevo este nombre y actualmente vivo y mi nombre en español es Aniceto Ramón Negedeka. Yo engendré, claro que a varios hijos. Después de la muerte de mi primogénito, el que sigue y está, lleva por nombre


Imi Jooi: “Pájaro Bonito”, quien tiene por nombre en español Célimo Ramón Nejedeka Jifichíu “Imi Jooi”.


¡Somos los que estamos en la actualidad!





Sobre Camilo A. Vargas Pardo

Poeta, investigador de las literaturas y oralituras amazónicas. Doctor en Estudios Romances Españoles (CRIMIC - Université Sorbonne) y en Estudios Amazónicos (UN Sede Amazonia), en modalidad co-tutela internacional. 


Sobre Hernán Gómez De castro (chona)


A la Escuela de Pintura Amazónica “Usko Ayar”, dirigida por el pintor de visiones de Ayahuasca Pablo Amaringo, en Pucallpa, Perú, llegué como parte de un intercambio de prácticas culturales amparadas por el Convenio Andrés Bello. En los dos años que pasé en la escuela alcance a concebir, no sin cierto grado de incertidumbre, el lío de enfrentarse a una hoja en blanco. El espacio vacío es un reto estético y, en muchos casos, una aventura espiritual. Yo enseñaba teatro en la escuela y cuando inicié a Ilustrar… un cuento, una historia, un mito, un paisaje; lo convertí en una de esas formas del arte que me permite plasmar en una imagen, esa madeja de fluctuaciones que surgen del lenguaje. Con Célimo, el autor del libro Cultivando la Ciencia del Árbol de la Salud, hablábamos por horas, o mejor, yo escuchaba y preguntaba. Ese ejercicio que surge del pensar la palabra es un acto creativo emocionante y visionario. Con Amaringo pasaba lo mismo y, el lío de enfrentarse a una hoja en blanco… desaparece.


Más sobre la Gente de Centro:


Cultivando la ciencia del árbol de la salud : conocimiento tradicional para el buen vivir. Nejedeka Jifichíu, Célimo Ramón

“El pueblo Murui lucha por su reconocimiento como grupo étnico del amazonas colombiano, han sobrevivido a través del tiempo marcados con las cicatrices de las caucherias y la imposición de la misión católica a principios del siglo. Este documental no es la visión prístina y exotista de los pueblos indígenas amazónicos, ni de la selva amazónica como el lugar exótico por definición, se trata de la visión de ellos mismos y de la realidad de una comunidad indígena, en un país donde el olvido predomina.” -Murui Jafaiki

Alba Eiragi: Rocío, niebla y agua


Selección y notas de Elisa Taber



Alba Eiragi Duarte Portillo es una líder indígena, maestra y promotora cultural nacida en Curuguaty, Paraguay, en 1960. Es descendiente de Aché, criada en una comunidad Avá-Guaraní en la Colonia Fortuna, Departamento de Canindeyú. Tiene una licenciatura en trabajo social y comunicación, y un diploma en Educación Intercultural. Sus libros incluyen la colección de poesía Ñe’ẽ yvoty: Ñe’ẽ poty, y la colección de cuentos Ayvu tee avá guaraní. En 2017, se convirtió en la primera mujer indígena miembro de la Sociedad de Escritores de Paraguay. En 2018 presentó su obra en el 28 Festival Internacional de Poesía de Medellín, dedicado a las voces y visiones de los pueblos originarios de las Américas. Sus poemas e historias han sido antologados en varias publicaciones nacionales e internacionales.


Ayvu tee avá guaraní es una colección de historias sagradas escritas en avá guaraní, auto-traducidas al yopará y al español, e ilustradas por la misma autora. 


Las piezas de esta colección se pueden dividir en instrucciones sagradas y mitos de origen. Aquí lo que es ordinario se vuelve misterioso y viceversa. Las instrucciones explican cómo preparar alimentos, bebidas, y artefactos tales como joyas, hamacas y maracas. Lo ordinario se convierte en sagrado por el protocolo de actos aparentemente separados y superfluos. Por ejemplo, las instrucciones para preparar kaguyjy, chicha, detallan lo necesario — cereales, verduras y miel fermentada por tres días — y lo “innecesario” —un cuenco de cedro, una casa limpia y canciones de alegría, bendición y generosidad. Los mitos describen el origen de la flora y fauna regionales, así como los tres elementos clásicos Tupí-Guaraní: el rocío, la niebla y el agua. El misterio se hace inteligible a través de la ficción. La génesis del agua, por ejemplo, termina siendo la historia de cómo el sol y la luna crearon un río para ahogar a los espíritus malignos que los perseguían.


Los cuerpos celestes antes mencionados procedieron a nombrar a todos los seres de la mítica Tierra sin mal. El cuidado del lenguaje es intrínseco a la familia Tupí-Guaraní, ya que ñe’ẽ significa al mismo tiempo palabra y alma; por lo tanto, anima mientras nombra. Sin embargo, el vocabulario de Doña Alba es particular porque alterna entre términos abstractos y concretos, una dualidad que refleja formalmente el contenido. Su tema está escindido entre la representación del mundo material y el espiritual. La simplicidad con la que explica conceptos complejos se logra a través de la elección de palabras coloquiales y narraciones sucintas. Estas instrucciones sagradas y mitos de origen se entienden mejor como enseñanzas. Ella describe cómo el pasado moldeó el presente y predice cómo el presente afectará el futuro. Su forma de escribir postula un principio moral: que uno puede aprovechar el potencial del lenguaje hacia la bondad, en vez de la crueldad. La autora deja al lector con una pregunta: ¿Qué es sagrado? Quizás sea una vida llevada de tal manera que fomente la existencia de otros seres en otro espacio y en otro tiempo.



                   Pira pytã ñemongaru
 
Pira re mongarutarõ ype remoῖ vaʼerã irundy avati apesa ypy. Upea ouymarõ, koʼẽ ñavoma rera a vaʼerã emoguaetee aḡua era varaity avi avati kai tata peguare emombo mombo vaʼerã ypy avati rayi iichi.

Aa oguaeymarõ reeja jyyrae vaʼerã peteῖ ary.

Mokõi jyy oguae aapy katu eraa vaʼerã pinda aati yvyrare rejopia vaʼerã aaisa vaʼerã mbokaja ryvigui ỹro katu karaguata ryvigui oiporã ymarõ renoese aarima renoeta. Pira pytã jeʼu reko: ikangue eembiʼukue ndovivaʼerã jagua, tajasuai aa, ype. Uguia oourõ na ñarua moavei. Renoe ypype reʼupi vaʼerã ijarypy rema ata endy vaʼerã.
 

                   Pira pytã ñemongaru

Pira emongarútarõ ýpe emoῖvaʼerã irundy avati apesã ýpe. Upéva hoʼu rire rerahavaʼerã avati mbichy okáiva emoḡuahẽ porã haḡua emombo mombo vaʼerã ýpe avati ra’ỹi michῖva.

Oḡuahẽ rire ehejavaʼerã peteῖ ary oḡuahẽ jey haḡua pe pira ha upéi erahavaʼerã nde pinda isãvaʼerã mbokaja ryvipe térã katu karaguata ryvi vaʼerã.

Pira pytã jeʼu reko: ikangue ndoʼuivaʼerã jagua, kure, ype umía hoʼúrõ nerenohevéima, pira pytã renohẽ rire remyataindyvaʼerã.


                      Pez dorado

Alimentar a los peces bajo del agua, poner espigas de maíz todos los días, llevará a acostumbrarlos primero para que vengan al lugar.

El maíz tiene que ser un poco quemado en fuego, tirar también en el agua algunas semillas de maíz. Cuando vienen los peces al sitio donde pusimos el maíz en el agua, esperar un día o dos. Cuando el agua esté mansa debes tirar tu anzuelo con mucho cuidado, tienes que preparar una masa de maíz, ponerla en la punta de tu anzuelo. La cuerda es de hilo de pindo* o caraguata**, por ahora ya se usa el nailon. Cuando agarran bien tu pinda*** van a notar en cantidad los peces de diferentes tamaños.

Forma de comer pescado dorado - pira pytã: su hueso; los pescados no tienen que comer los perros, chanchos, patos, gallinas. El pez va a desaparecer del agua. Lo que pescaste, primero tienes que ponerlo en el altar, prender una vela de cera de abeja; es para la suerte.


 * Palma reína
 ** Corazón de la bromelia
 *** Anzuelo 


                      Yguasu

Yguasu ae peteῖ y ijapyra yvae oiny. Peva rovaire oῖ avakuery ypyru. Upeare oῖ avá kuery rekoa ayuu kuerenda. 
 
Upegui avá kuery oreko temimbota oikuaa agua mbaemo ko yvyre. Y ae peteῖ mbaʼe ypyru, yry juʼi, yvy y ae kuaray a jasy rembiapokue, tuvy kuery remimbota ae kuery omboery pavete oῖ vaguive ipype.
 
Ayvu ypyru y, yaka, ñu, kaʼaguy. Y ojapo okuapy ojeepy a agua añaykuery gui a opyta agua ae kuery ojovai yre vovore. A upeicha ojukapa añay kuerype, oitypa chupe kuery ypy, upegui osea oery noῖ ikuai, jaguarete a amboae mbaemo ñarovae mboi. Ojapopa rire tembiapo oo jyy tuvy renda py a upepy eichupe kuery Ñande Ru eete peepeota aguyjema peesape ñane rembiejakue etare. A ombo eko chupekuery guembiapora kuery. 
 

                     Y guasu

Y guasu ha y ijapyra’ỹva hína. Upéva rováire oῖ Avakuéra, iñepyrũ oῖ avei hekohakuéra, iñe’ẽkuéra renda, upégui Avakuéra oguereko.

Ñemoarandu oikuaa haḡua mbaʼépa oiko yvýre. Y haʼe peteῖ mbaʼe ñepyrῦ, yryjúi, yvy, y haʼe kuarahy ha jasy rembiapokue, ituvakuéra rupive haʼekuéra omboherapaite oῖva guive ipype. Ñeʼẽ ñepyrũete ha y, yakã, ñu, kaʼaguy. Y ojapo hikuái, añete, hapete ohundipa haḡua añakuérape opyta yrembe’ýre ojovái hikuái.

Ha upéicha ojukapa añakuérape, upégui osẽ, ápe heñói hikuái, ombohéra jaguarete, umi mymba iñarõva, mboi avei.


                  El agua grande

Verdadero, que no tiene fin. Al lado del agua grande está el principio del Hombre Avá.

Por eso en las comunidades del río o del agua grande, utilizamos la letra Y en las muchas palabras y oraciones. 

De ahí vienen los conocimientos de los Avá para entender cómo vamos a conducirnos aquí en la tierra. El agua es el principio del mundo, es como la espuma. El agua, es vida, los mandamientos son parte de la vida. Esto hizo: creó el señor sol y la luna, recibió como orden de parte del Gran Padre Ñande Rueete* de poner nombres a cada uno de los que están dentro de su tierra yvymaray.**

La primera palabra o nombre es Y, yka el agua, arroz, el campo, la selva. 

Los arroyos grandes creó para salvarse de los diablos “aña kueragui” se quedaron unos al lado del río grande entre las orillas. Así iban procurando para eliminar a los diablos, ahogando todos y salió también para el nombre del tigre dentro de la selva y del agua grande del diablo salió el tigre, es muy bravo. Después de terminar el trabajo le da hambre se fueron junto a su padre Ñande Ru Tupa ***. Ahí les dijo su padre a ellas dos: ahora se van para siempre alumbrando a la gente que se quedaron allá en la tierra, quedaron muchos. Hagan con ellos lo que tienen que hacer, guiar para su trabajo.


 * Nuestro Verdadero Padre
 ** La tierra sin mal
 *** Nuestro padre, señor de la lluvia, del trueno y el relámpago.  


                    Kurusu

Tata endy ypegua voity jerokyatypy oῖ vaʼerãity kurusu imboeetepy jera kaeity ñane ramoi oñangareko katu koʼaa ejapyrere ñandevy ko yvypy.
 
Kurusu jary tee oiko kaʼaruare umi mamoraete.
 
Jaikua yaagotyo. Y ary gui oñembokatu Kurusu yvyra imboʼeetepy yary ae ñane ramoi rakaeity oiko ichugui yvyra yary. Iporivete sapyʼa rakaʼe ñane ramoi uguiriro guareity Ñande Ru oguerea mamoraity ichupe. Upeiry oaejy uguitene yvyraroity yary yvyra jary kueryro oae ko yvypy. Koay peve opoo epy agua ipirekue poʼatee oparingua mbaʼasypy guaraity.
 
Kagui ryrura yvyra ñae uusu yvyra ñeʼẽ miri avi tataendyy chugui oñembokatu avi ykarai ryrura avi. Pyrenda mitã mongaraia opy omoῖ guapya iichi aro yaryguigua vaʼerãity pyrenda.


                    Kurusu

Haʼe oῖva Avakuéra oñemboʼehápe, tuicha mbaʼe péva, ñande taita oñangareko hese. Koʼãva ojehejarakaʼe ñandéve ko yvy ári ḡuarã.
 
Kurusu: ijára oῖ kuarahy reikére mombyryeterei ndajaikuaái ñande umíva.
 
Ygarýgui ojejapo kurusu, ygary haʼe yvyrakuéra ruvicha.
 
Haʼe ñande taita oho rakaʼe peichaite yvágape, oraha chupe Ñande Rutee ha omboúje ichupe yvyraro ha ygary oiko ichugui. Ikangýje peteῖ koʼẽme ñande taita ha uperõguare Ñande Ru ogueraha ichupe ha upéi ombou chupe yvyraro ko yvy ári ḡuarã.
 
Koʼáḡa peve omeʼẽ tesãi, ipirekue haʼe pohã porã opa mbaʼépe.
 
Chícha ryrurã avei ojejapo ichugui, vatéa tuicháva ha michῖva, kurusu ykarai ryrurã, avei pyrenda mitã omongaraívape ḡuarã, koʼãva ojejapovaʼerã ygarýgui memete.


                La cruz sagrada
 
La cruz está sobre el altar en donde rezan los Avá. Es muy sagrada, la cuidan los abuelos en la casa espiritual. Este elemento cultural nos dejaron nuestros abuelos del más allá en la tierra.
 
El dueño de la cruz, está en donde entra el sol, muy lejos. La cruz se hace del cedro, que es una madera/árbol sagrado y líder de los demás árboles. 
 
El cedro fue un hombre que fue al más allá, lo llevó el Gran Padre al cielo, para luego volver a enviarlo a la tierra en forma de árbol sagrado.
 
Un día amaneció muy débil nuestro abuelo y se lo llevó nuestro Padre al cielo, y hasta ahora es bueno, le sirve a muchos cuando enferman, se utiliza su caparazón, ya que es un remedio poderoso.
 
Se hace de cedro la batea para la chicha grande y pequeña, la cruz, el recipiente para el agua del bautismo durante el mitã karai, el banco pequeño para que ponga los pies el abuelo durante el rezo y el bautismo. Todo esto se hace del cedro yary. 



Más sobre Alba Eiragi



Sayari Campo: Los tapukus y el origen del agua



En palabras de Sayari Campo Burbano:


“El arte para mí es la capacidad de transformar el miedo en esperanza, es la creatividad innata que tenemos todos los seres para expresar y compartir lo que somos. El movimiento, las palabras, los gestos, los cantos, lo que creamos con nuestro ser es arte.  El arte es lo que nos permite soñar y construir nuestro mundo, es permitirnos ser puentes de memoria y conocimientos compartiendo con los demás nuestra forma de ser, pensar y existir. Para mí, el arte es la expresión del espíritu, es aquello que nos salva del miedo y la destrucción, es sanación en tiempos de oscuridad.”


En el siguiente video que la artista Sayari Campo Burbano (nación Yanakuna Mitmak) ha compartido con Siwar Mayu, la narración y escenografía están a cargo de Sayari, y el texto es una adaptación de “Relatos y pensamiento yanakuna” del poeta Fredy Chikangana / Wiñay Malki. Enseguida del video, incluimos el texto original.


TAPUKU Y EL ORIGEN DEL AGUA Sayari Campo, Fredy Chikangana

El útero ~ Relato Yanakuna. Por Fredy Chicangana / Wiñay Malki  (2012) 


Los primeros seres que poblaron esta tierra vinieron en forma de vapor y así mismo se llamaron Tapukus porque surgían del fondo de la tierra y cuando salían a la superficie algunos hacían el sonido de tapuk…tapuk…tapuk…y otros respondían ku…ku…ku… Así seguían brincando y tratando de volar.


El gran padre Waira que era el viento, los tomaba de la mano y los llevaba a sus dominios y pronto iban emblanqueciendo la tierra, entonces algunos tapuk y otros ku no quisieron seguir al gran padre Waira y se juntaron formando una gran sombra, de aquella sombra surgió una masa la cual fue formando un primer cuerpo que tenía el sonido y la seña de los dos, de Tapuk y ku.


El padre Waira sintiéndose rechazado, sopló fuerte sobre esta masa la cual fue cogiendo forma de una gota grande y después tomó forma de mujer, el padre Waira siguió soplando y la lanzó por el aire, pero la masa ya tenía cuerpo de mujer.


Con la fuerza del viento la sombra iba haciendo los dos sonidos de tapuk  ku, tapuk  ku, entonces el gran padre observando que era una mujer decidió llamarle tapuku y acompañarla en su vuelo para formar con su cuerpo los ombligos de agua, las lagunas, los ríos y las quebradas.


Ella iba cantando, rozando su cuerpo entre la oscuridad, con su sonido y aliento se iban formando las aguas cálidas y las frías, el gran padre Waira soplaba suavemente y así iban brotando las aguas que comenzaron a correr por el universo.


Por ello los abuelos Yanakunas dicen que la madre primigenia es un Tapuku y su territorio es el útero, en donde germina la vida para ser regada por el universo. 


El gran padre Waira los tomaba de la mano; Sayari Campo, Fredy Chikangana

Sayari Campo Burbano es descendiente de la cultura andina Yanakuna. Nació el 4 de septiembre de 1991 en el territorio del Macizo Colombiano. Desde muy temprano se interesó por la danza y el movimiento, algo que la impulsó más adelante a hacer parte de grupos de danza y músicas nativas. El arte siempre la ha acompañado, pues sus padres y familiares le han inculcado desde muy pequeña estos saberes.


Creció en el resguardo indigena de Río blanco (Sotará, Cauca) e hizo sus estudios en la ciudad de Bogotá. Es licenciada en Biología de la universidad Pedagógica Nacional y actualmente es aprendiz de partera, danzante y dinamizadora pedagógica en su territorio.


También es guardiana de la Casa Munayki –Uma en San Agustín (Huila), un espacio dedicado a la investigación y el intercambio de conocimientos ancestrales, donde ha venido desarrollando trabajos desde el arte y la medicina ancestral. Sayari colabora en procesos pedagógicos encaminados al fortalecimiento del arte y el idioma propio de su comunidad.


Es creadora del proyecto Warmi Samay (espíritu de mujer), iniciativa pedagógica en torno a temas que involucran el cuerpo femenino, los ciclos de vida y el cuidado del territorio. 



Más sobre el proyecto Warmi Samay y el territorio Yanakuna


“Sana y cuida tu primer territorio, tu cuerpo.” ©2021 Warmi Samay https://warmisamay.org/
  • Sigue a Warmi Samay en Instagram y Facebook:
Ritual Yanakuna. ‘Así inició movilización “El Río de la Vida”‘ Periódico subregión USCO
Colectivo Sumak Komunikaciones,

Cristian Cayupán: “Somos fuego y todavía tierra”

Introducción y selección Mabel García Barrera

Universidad de La Frontera. Wallmapu. Temuco. Chile



Uno de los poetas con mayor proyección en el ámbito de los estudios de la literatura mapuche e indoamericana es el poeta bilingüe Cristian Cayupán, quien radica en las proximidades de la ciudad de Temuco, al sur de Chile, en la comunidad José Cayupán, del Sector Maquewe. Cayupán ha publicado los poemarios Poemas Prohibidos (2007), Reprimida Ausencia (2009), Usuarios del silencio (2012), Tratado de Piedras (2014), Terruño (2014), El hombre y su piedra (2016), Apología del barro. Fotra ñi llellipun. (2017). Además ha publicado, en coautoría con Ana Ñanculef, el libro de investigación etnográfica KuifikeZugu. Discursos, relatos y oraciones rituales en mapuzugun (2016). 


Es gestor y editor de la Revista Comarcas. Literatura sin Fronteras, que se publica desde el año 2011 ininterrumpidamente. A lo anterior se suma el poemario inédito Piedra Humana, un proyecto de orientación ontológica que continúa la senda de sus obras anteriores, inmersas en una “estética de lo sacralizado”, la cual actualiza el conocimiento y discursos mapuche tradicionales, entre ellos los epew (relatos míticos) y otras formas canónicas ancestrales, que convocan un modo de experiencia sacralizado del mundo, donde el ser es uno con el cosmos disolviéndose o fusionándose en las energías que le habitan. Esta perspectiva forma parte de la literatura y del arte mapuche actual, ya sea como desafío por conservar y representar este modo de habitar el cosmos como experiencia vital, como recuperación cultural y/o como posición política de resistencia cultural.  


A lo largo de sus textos, Cayupán logra configurar un proyecto desafiante y complejo, que adopta como centro de su poesía la inscripción de una narrativa cosmogónica desde el rakizuam mapuche, un modo de pensamiento ancestral tradicional, creando una realidad transformadora que se expande desde el rüme fütra kuifi -tiempo de los orígenes- hasta replegarse sobre sí misma en los acontecimientos del fantepu mew -presente-, manteniendo entre estos ejes un movimiento constante y sin fin. En este irrumpir cósmico la voz poética busca expresar cómo deviene la vida y cómo transita el hombre en el mundo, estableciendo lo inconmensurable como medida y frontera de todo ser. 


La palabra


I

Primero habitó en cavernas 

donde emergió el mito 

fue el fuego de todo cimiento 

calor domesticado 

Sombras enclaustradas 

danzaron silvestres 

ahuyentando tinieblas 


II 

Fue pilar de cada fogata 

rito de todo mortal 

Materia indisoluble 

herramienta primaria 

conjuro natural 

Claridad absoluta 


III 

Desertó del silencio 

Se despojó de antiguos atuendos 

parafraseó en un aliento 

lo primero que dijo: 

-es aquí la levadura 

harina y agua 

(Dicho de otra manera: La Palabra) 


IV 

Luego, la piedra habló con dureza 

Voces filtradas en los vientos 

colaron su designio 

Presagio del devenir 

luz inmortal


¿Fue la palabra, acaso 

continuación del fuego 

y mediadora de la piedra? 

Donde vayas 

hallarás la palabra en ti 

Ceremonia sagrada 

culto divino 


VI 

Somos fuego y todavía tierra 

piedra tallada 

Palabra – Hombre

peregrino de sitios eriazos 

la tierra nuestra habitación 

La noche al fin se hizo día 

transparencia de todo vocablo 

luz del porvenir

Camino de la humanidad.


Las cosas… sus sentidos


El hombre fue un solo puñado de piedras arrojado al suelo

ese misterio de estar siempre en el mundo

buscándole un sentido a las cosas

como si las cosas le dieran sentido a los hombres

Las cuatro estaciones de la vida

le confieren una función determinada a los objetos

y éstos con el tiempo se hacen parte de los seres

ampliando su forma de concebir el universo

Las figuras recién hechas

siempre se parecen a la primera luz

descrita por un profeta

Empezaron a nombrar los objetos de otra forma

nacieron los idiomas y así los oficios

Todas las cosas tuvieron su origen en las sombras

el talabartero por ejemplo, aprendió a escribir cuchillo con su sangre

así el artesano esculpió el corazón triste del bosque

el herrero por su parte, machacó sus puños nobles en la fragua

porque la sombra es el alma de las cosas, la médula de uno

Me sustraigo del tiempo

y empiezo uno nuevo

con mi propia forma de interpretar los objetos

Si el destino fue volver al comienzo

nombrando las cosas con el dedo índice

entonces, el hombre tarda

lo que se demora una vida en la tierra

en brotar sus semillas.


Los hombres son atuendos de antiguos dioses


Las sombras que son empujadas a la tierra

con esa bestialidad que desconocemos

no son presagio de otra creación

sino auspicio de nuestra propia existencia

¿Quién dejamos de ser cuando nacemos

alumbrando esa mano misteriosa?

Los dioses por su parte escondieron sus sombras

en piedras inamovibles

El que logra cambiar de sitio la roca materna

encuentra también los secretos de esa especie

Pero los dioses se extinguieron al emerger los hombres

depositando a sus deidades en tumbas de barro

Surgió entonces la palabra escrita

junto al texto del fruto prohibido

El miedo a las serpientes se desarrolló en la memoria remota

en la primera letra del árbol genealógico

por eso hoy el hombre busca algo que jamás ha perdido

sino lo que le han hecho creer que alguna vez sorteó.


El árbol de la vida


El primer camino fue un manojo de piedras

emergiendo de la tierra

donde el hombre se valió de sí

para endilgar sus pasos

buscando el valle de la vida

Al encontrar el lenguaje

trazó un mapa en el suelo

y en el mismo barro escribió su historia

El árbol de la vida

es un camino tallado en la memoria del hombre

donde su viruta celebra

al juntarse con el recuerdo temprano

Un árbol fundado en la raíz del vocablo

donde su tronco se eleva a la altura del ser

Un árbol fornido irguiéndose al universo

El hombre es un camino sin salida

buscando los días sin fin

En la misma travesía

el camino se alarga y se extingue en su interior

como una mano apagada buscando el origen de la luz paterna

El árbol que buscamos cada día está en nosotros

en lo más íntimo del ser.


La ceremonia de cada día


El niño se traga a su padre como de costumbre

y pareciera que todos los días

el progenitor saliera del fondo de ese crío

para ayudar a amasar el pan que la madre deja en el horno

porque quiere ver comer ese alimento de antaño

puesto en la mesa recién hecha

Esa es la ceremonia más pura del paso de la niñez a hombre

Ser tragado desde las entrañas

y dejar que el padre viva dentro de su propio hijo

para aliviar ese pasado que sigue en su memoria

que es el origen de toda comunión familiar

Cuando uno hace un pacto la sangre se estremece

como se encrudece el conjuro

porque al final cada ceremonia tiene su tiempo

donde el hombre perdura lo que tarda su tronco familiar en la tierra.


No estoy aquí todavía


Soy una palabra herida 

carente de idioma y espacio 

Una palabra indecible 

sin diccionario 

ni terruño 

Una palabra 

que no encontró grupo humano 

para ser pronunciada 

ni fue sospechada por boca alguna 

En qué época dejamos de ser vegetal 

para encarnamos en la palabra 

materia y espíritu 

desnudos, dóciles, humanos.


La casa en la roca


Si hice que esta piedra fuera mi casa

no fue sino para hallar la luz que nace de ella

porque en cada hogar hay una lámpara hecha de palabras

que se enciende con las iniciales de cada estación

Me detuve a contemplar la luz que emerge de la piedra

porque en el atardecer de un hombre

las cosas se valoran de otra forma

La luz se hace más antigua al pronunciarla

porque hay en ella algo que nos hace susceptibles

al observarla a través de los hombres

Me reconozco en la piedra al mirar sus cimientos

porque su luz atraviesa las manos del albañil

y trasciende el esfuerzo de los que la levantaron

con una sola palabra escrita en la tierra

Esta roca es la sombra de otro lugar que no existe

una puerta a medio cerrar que ilumina el peñasco

de un modo anterior a la luz

Cuando uno mira las vigas con los ojos de otro

es para darle firmeza a la casa

porque desde sus raíces la piedra es un techo cobijando la claridad

Camino por sus alrededores buscando una respuesta

esa señal que reconocemos desde antes de nacer

y alguien siente unos pasos dentro suyo

unas huellas tan antiguas en él

que fue como si las conociera de memoria

porque esas pisadas las hicieron sus antepasados

Alguien me llama a través de un espejo

y la voz parece acercarse

pero al moverme se aleja en mi interior

Cuando se triza el espejo que siempre permaneció en la casa

también se rompe el misterio que hay en él

porque es una caverna de cristal que ahora habita adentro del género humano

Quién sino el tiempo reconstruye sus muros

haciéndola cada vez más profunda

El tiempo que apenas deja de pasar, no es otro, que un presente rezagado

y el pasado que allí empieza es otra capa de ceniza en la memoria del hombre

porque la casa se remonta a los orígenes del ser.


Más sobre Cristian Cayupán

“El Proyecto Diálogo es el único banco de imágenes dedicado exclusivamente a registrar y poner en circulación retratos de escritores mapuche contemporáneos presentes en Chile.” © 2018-2020 EscritoresIndigenas.cl

Sobre Mabel García Barrera

Es académica de la Universidad de La Frontera, ubicada en la ciudad de Temuco, territorio Mapuche, Chile. Es profesora de Estado en Castellano, Magíster en Literatura, Diplomada en Ciencias Políticas Aplicadas. Ha investigado, escrito y editado libros y numerosos artículos sobre literatura y arte mapuche en revistas de corriente principal.


Francisco Vargas Huaiquimilla: La insistencia de la denuncia

© The Clinic

Por Mabel García Barrera


El arte visual moderno en la cultura mapuche surge con fuerza a inicios de la década de 1990, vinculado con los procesos de recuperación identitaria y de resistencia cultural, estableciendo una frontera simbólica con la producción cultural y política que se impone desde el Estado chileno. Sin embargo, como todas las artes modernas de este pueblo, estas adoptan los soportes, algunas técnicas y cánones de culturas externas, las que se imbrican con el estadio simbólico de lo ancestral. En este proceso,  Francisco Vargas Huaiquimilla (Calbuco 1989), de seudónimo Kütral (fuego), se manifiesta como un creador multifacético que, con una corta trayectoria, aporta a la escena artística mapuche desde un proyecto sólido y rupturista, problematizando las dimensiones éticas, socioculturales y políticas de la cultura colonial, y de su versión neoliberal, a través de narrativizar poética, visual o performáticamente la violenta contingencia que afecta al pueblo mapuche en su relación con el Estado y la sociedad chilena. 


Destaca en la propuesta de Vargas una búsqueda constante por romper las formas canonizadas e instalarse en las fronteras de los géneros artísticos, generando un puente entre la literatura, lo visual y la perfomance, con el objetivo de recrear múltiples versiones del significado y sentido de la obra, operando desde la insistencia de la denuncia. 


En el ámbito literario cuenta con tres libros: la obra poética “libro objeto” Factory (2016), y el poemario Troya es tu Nombre (2019), además del texto narrativo o “libro-guión-instalación” La Edad de los árboles (2017); mientras en el campo de lo visual, destacan sus instalaciones y las obras fotográficas, mediante las cuales expone la violencia de un Estado que margina y precariza la existencia del pueblo mapuche. Consciente del proceso de invisibilización de los acontecimientos, construye una narrativa visual orientada al espectador, mediante una estrategia textual que ancla detalles del contexto en una composición de imágenes realistas poéticamente hilvanadas. 

Las imágenes que seleccionamos aquí ponen en evidencia el conflicto del pueblo mapuche con el Estado chileno; pueblo originario cuyo territorio fue invadido y despojado, posteriormente privatizado, cercado con alambre, y visto como valor de mercado, mediante una lógica economicista de producción y depredación del suelo; perspectiva que se opone a la visión comunitaria de la cultura mapuche cuyo valor se encuentra en la subsistencia, y una conexión sagrada y de respeto con el medio natural. 

El dispositivo estético de las imágenes de Francisco Vargas enfatiza la impronta neoliberal de la cultura chilena sobre la madre Tierra (Ñuke Mapu) y el mapuche, proceso que el artista acentúa desde la ironía, mediante los recursos de la corporalidad y de la publicidad, dando origen a una estrategia visual que opera por inversión, al reiterar cómo procede la ética superficial. Destaca en su obra la resignificación que realiza de los símbolos de mercancía, como el de la empresa multinacional Nike transformándola en Ñuke (madre tierra), o el de Puma a Pangui (puma, en mapudungun); aludiendo a la invasión del monocultivo del pino radiata y del eucaliptus que realizan las empresas forestales transnacionales instaladas en el territorio, monocultivos que progresivamente hacen retroceder el bosque nativo, secan la tierra, y como consecuencia despojan de su lugar natural a la vida silvestre y a las comunidades mapuche. 

En palabras de Francisco Vargas Huaiquimilla:

“El ejercicio performativo Cosecha es un trabajo de investigación sobre el cuerpo mapuche huilliche y el movimiento en espacios cerrados, las estructuras de los árboles, la madera, las forestales y los sistemas de producción masivos. Un estudio sobre el quiebre del cuerpo, la memoria y sus movimientos” (Notas del Dossier 2020).

Esta obra provocadora impacta el espacio público por su realismo descarnado, en la medida que busca afectar los sentidos y a través de ellos conmocionar a los espectadores, actualizando la memoria de una violencia cotidiana que se consume rápidamente en las noticias, pero no transforma las relaciones culturales. La obra se abre a signos que movilizan lo sinestésico asociado al dolor físico y psicológico de las víctimas, testimoniando esta particular relación histórica. Un ejemplo de esta propuesta artística es la obra La edad de los árboles, texto video-guión donde expone la represión por parte de la policía, aludiendo a un menor de edad mapuche que es reducido  y al que sin embargo se le disparan 180 perdigones a 50 cms de distancia; este acontecimiento es el que el artista imprime como tatuaje en su espalda, como acto de denuncia de un conflicto territorial que se mantiene desde la fundación del Estado chileno.



Sobre Mabel García Barrera

Mabel García Barrera es académica de la Universidad de La Frontera, ubicada en la ciudad de Temuco, territorio Mapuche, Chile. Es profesora de Estado en Castellano, Magíster en Literatura, Diplomada en Ciencias Políticas Aplicadas. Ha investigado, escrito y editado libros y numerosos artículos sobre literatura y arte mapuche en revistas de corriente principal.


Más sobre Francisco Vargas Huaiquimilla

Una entrevista de Francisco Vargas Huaiquimilla, con The Clinic (2019)
EN LOS BOSQUES DEL HAMBRE (2019)

“Chaikonibo”, de Pedro Favaron y Chonon Bensho

  El sueño del mar dietador © Chonon Bensho

Con la asesoría y correcciones de Manuel Gonzales (Menin Bari) 

y del profesor Eli Sánchez (Pakan Meni) 

 Introducción de Juan G. Sánchez Martínez


Inin Niwe (Pedro Favaron) y Chonon Bensho (Astrith Gonzales) son esposos y comuneros empadronados de la Comunidad Nativa de Santa Clara de Yarinacocha, nación shipibo-konibo (Amazonía peruana). En dicha comunidad han fundado la clínica de medicina tradicional Nishi Nete y un jardín etnobotánico. En los últimos años, a partir del trabajo comunitario, Chonon y Pedro han estado compartiendo sus oralituras, documentales, pinturas, bordados y conversaciones, con quienes creemos que la creatividad y la palabra fuerte pueden curar el desequilibrio ambiental y social en la Amazonía y el mundo. Ante la dificultad de hacer inteligible los modos propios shipibo-konibo de estar en el mundo, Pedro y Chonon han optado por un vocabulario mito-poético para fundar un puente intercultural:  “el mundo del Inka”, “los médicos visionarios”, “los dueños de la medicina”, “la sabiduría líquida”, “los diseños kené”, “el pueblo perfumado”. Desde el aprendizaje con los onanya (los médicos de la comunidad), las imágenes de Chonon, y las palabras-canto de Pedro parecen forjarse en el “tiempo vegetal”. 


Hoy, con permiso de los Ibo (dueños de las plantas medicinales), presentamos presentamos el poema Chaikonibo (traducido al inglés por nuestra querida Lorrie Jayne), en donde Chonon y Pedro traducen a un “lenguaje sencillo” una experiencia límite de purga y ensoñación. En tiempos de neo-chamanismos, apropiaciones culturales, y migraciones de las plantas mismas, Pedro y Chonon nos recuerdan el sentido tradicional de las dietas y del vínculo con la selva, así como la responsabilidad de los médicos legítimos con la curación del mundo. En este poema, la raíz no está sembrada sobre identidades raciales, étnicas, nacionales o religiosas, sino sobre la Tierra Madre y la memoria. Quien olvida el territorio, el río, la comunidad, queda en riesgo, pues ¿cómo va a usar el desmemoriado las plantas visionarias? 


Gracias a Chonon Bensho y a Pedro Favaron/Inin Niwe por compartir con Siwar Mayu estos cantos de buen pensamiento. Inin Niwe (Pedro Favaron) ha publicado Caminando sobre el abismo: vida y poesía en César Moro (Lima 2003); la novela Puka Allpa (Lima 2015); los poemarios Movimiento (Buenos Aires 2005), Oeste oriental (Lima 2008) y Manantial transparente (México 2016); y la investigación Las visiones y los mundos: sendas visionarias de la Amazonía occidental (Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica, 2017).



Para leer Chaikonibo como PDF,

Chaikonibo

1.
Moatian jonibo
koshi shinayabo ikana iki,
ani shinayabo,
metsá shinayabo.

Jatibi jaton koshi,
jaton onan shinan,
joa iki Nete Iboibakeax
jainoaxribi rao meranoax.

Jaboan onana iki yoyo iti
ani jiwibobetan, 
niibobetan,
isabobetan, parobetan,
ianbobetan, baribetan.

Jatona iká iki koshi joi.
Tsoabi yoyo ibiresyamakatiai
Moatian ikatikanai yoyo iosmabo,
tsokas shinan-omabo.

Non yosibaon
noa yoikatiai 
nete benatian.
Nai iká iki
mai ochoma;
jonibo yoyo ikatikanai
baribetan, wishtinbetan.

Jatibi ikatikanai jaskara joiyabires.

Yapabo,
maimeabo,
peiyabo,
jiwiboanribi
ninkapaokatikanai noa yoyo ikai.
Jaboribi yoyo ipaonike.

Ani ianmeran
Inka japaonike
noa ochoma.

Jakon Inkan
jonibo axea iki
jakoni jati,
jakon akin shinanax,
jatibi menianani,
yoashitima,
jaton mai oroti,
yoá banati,
yoá aki,
jakon akin chopa saweti,
jawetianbi sinakanantima,
jatikaxbi teti.

Moatian jonibo
ikatikanai yoitibo, 
raro shinayabo.
Jabo japaonike jaon rarokanai
Papa Baribetan,
Inkabobetanribi.

Jaskara iitibi
Ikana iki
yoshina bakebokeska.
Jakon akin shinayamakana iki.
Ikana iki yoitimabo,
jakonmai yoyo iki.

Jaskatax Inka pikota iki,
Kaa iki janbiribi jai 
wetsa neteoribiribi,
jakon netenko,
metsá netenko.

Kakin boa iki
ainboyabi benbobo
jakon shinanyabo,
jakoni jaabo,
jan jato axeakeskati jakanabo.

1.
 
Los antiguos
tenían fuertes pensamientos,
grandes pensamientos,
hermosos pensamientos.
 
La insondable fuerza
de sus sabios pensamientos,
provenía del Gran Espíritu
y del influjo de las plantas medicinales.
 
Ellos sabían conversar
con los grandes árboles
y con el bosque,
con las aves y con el río,
con los lagos y con el sol.
 
Para ellos la palabra era fuerte.
Nadie hablaba solo por hablar.
Los antiguos eran silenciosos
no tenían ansia o inquietud.
 
Nuestros abuelos
nos contaron sobre el tiempo 
cuando el mundo era nuevo.
El cielo no estaba
lejos de la tierra;
los hombres podían hablar
con el sol y las estrellas.
 
Todos tenían la misma lengua.
 
Los peces,
los seres que caminan sobre la tierra,
los seres que vuelan
y los árboles
escuchaban nuestra palabra.
Ellos también hablaban.

En una gran laguna
el Inka vivía
cerca de los seres humanos.
 
El Inka bondadoso
enseñó a los antiguos
a vivir bien,
pensando bien,
compartiéndolo todo,
sin mezquindad,
cultivando la tierra,
sembrando alimentos,
cocinando,
vistiéndose bien
y sin nunca discutir,
trabajando juntos.
 
Los antiguos 
eran obedientes,
con alegres pensamientos.
Ellos vivían agradecidos
con el Padre Sol,
con los Inka también.
 
Pero luego de un tiempo
se comportaron
como niños endemoniados.
No pensaron bien.
Fueron desobedientes
y hablaron de forma impropia.
 
Entonces el Inka se marchó,
se fue a vivir
a un mundo diferente,
a un mundo bueno,
a un mundo hermoso.
 
Se llevó con él
a las mujeres y a los hombres
humildes y generosos,
que vivían bien,
como él les había enseñado.


2.
(Bewá)

Eara bewai yakake
Inka mai masene
nete xaman paniax
nai neten paniax

paniake kainax
nai nete xamanbi
jakon nete kepenkin
inka nete kepenkin.

Ea bewa bewai
mato non ninkakin
nato bewa bewai
nato metsá bewakan

nato jakon bewakan
koshi shinan bitaana
ani shinan bitaana
non Inka netenxon

non bari papaka
koshi Inka meraya
rao ibo meraya
jakon Inka meraya.

Ea riki Onanya
inkakeskaboribi
jakon xawen Onanya
Inka bake Meraya.

Nokon metsá maiti
inkan metsá maiti
nete maitishoko
keneyaki maiti

Jaton neten yakaxon
bewa bewabainkin
metsá bewabano
bewa bewashamani.
2.
(Canto)

Estoy sentado cantando
en la tierra perfecta de los Inka,
en la profundidad del cielo,
en el mundo del cielo,
 
suspendido en lo más alto,
en la hondura del firmamento,
abriendo [con mi palabra]
el mundo perfecto de los Inka.
 
Estoy cantando 
por la salud de los seres sensibles;
entonando un canto profundo,
un canto de hermosura insondable,
 
un canto compasivo y curativo
que transmite la fuerza y el espíritu,
y los pensamientos infinitos
del mundo de los Inka,
 
del alma de nuestro padre sol,
y del gran sabio Inka,
del Dueño espiritual de la medicina,
del Inka sabio y generoso.
 
Soy un gran médico 
como fueron los Inka
un buen y sabio hombre,
un hijo del Inka iluminado.
 
Tengo una hermosa corona,
una hermosa corona Inka,
que contiene el universo entero
en sus hermosos diseños.
 
En ese mundo bueno estoy sentado
mientras mi alma se desplaza
con la fuerza de mi canto hermoso,
con la profundidad de mi canto.
3.
Nato neten
Banekana iki non papabo
kachianakeskabo
noibatitishokobo,
kikini teti
ja jawekiatikopi
jawen awinbo, jawen bakebo 
waiai, xoboai.
 
Jaskatax jatikopi
non papabo
kikini tetaibo ikatikanai.
Jabo oxas oxayamakatikanai
neteamabi,
bari pikotamabi.
 
Moatian ainbobo
tsinkikatikanai karo jan yoa ati aki,
wai oroi,
xobo matsoti,
mapó akí,
yoman timai,
keweai.
 
Moatian jonibaon
akatikanai nonti akin,
yomerakatikanai yoinabo, yapabo.
Paro, niibo
Ikatiai jainoa jawekiatibo
jawebi maxkayamakatikanai.
 
Moatian jonibo
Ikatiai rao jaweki onanbo
chikish raonti onanbo.
Janin bichin
rayatikopi.
 
Benakatikanai janin jiwi
taweneshaman
janbi wenen-ai.
Tsekakatikanai ja bichi
pachikatikanai
nete beamabi.
Ja xeakatikanai
jaixon samakatikanai
bariapan kaman.
Bakeranonbaon xeakatikanai
rayá inoxon.
 
Jainoaxribi 
manxaman kawati
taxbakan xoxoai.
Ininshaman jiwi
chitari ininkeska
jaonmea onantiribi.
Jawen bichi
iki kinanti
janra poró chokai,
yora jishtiai
rayá itikopi,
mecharibi
manxankeska
ja iki nato jiwi ibo
nama meran noa axeai.
 
Jaskarakopi non yosibo
ipaonike mechabo.
Jiwibaon raomepaokanike.
Nii raobo ikatia jan raomekanaibo.
 
Jawetianki ja bichi tsekakanai
wetsa jiwimea
yoyo ikatikanai ja jiwibetan,
jakon akin yoikin
onanmabo ixon:
 
“Ea mecha imawe,
ea rayá imawe,
jakon shinaya ea inon,
koshi shinaya,
nokon kaibobo jawebi mashkatimakopi”
 
Ja jiwi ibon
ninkakatitai,
jawen jointi oinxon;
jakon shinayarin ixon
koshi  meninoxon,
jawen ani onan shinan.
 
Jiwi taponbora
boai maixamaori
jainoaxribi jene xamaori.
Jawen poyanbo aniai
neteori.
Maimeabo,
jenemeabo,
oimeabo,
bari papa neteorikeabo,
naixamaoriabo
jainoaribi ochaoma Nete Ibora
joai jawen jakon raoboya
jawen onan shinani
niimea raobo.
 
Moatian jakatikanai
nii ochoma.
Ikatikanai onanbo.
Westiora yakatibo jakatiai
ochochashokobo
jatonbiri jakoni jaabo.
Jawin kaiboboiba merati
Bokatikanai nontin.
Paro ikatiai moatianbi
jaton bai
jaskatax jaton kaiboboiba merati.
 
Jonibaon shinan,
jaton jointi
ikatiai rarobires 
paro oinax,
wetsa kaibobo shinantaanan.
 
Yoikatikanai non yosibaon
nete benatian
moatian onayamakatikanai
keweti.
Iikinbi westiora ainbaon
meraa iki parokexakea
metsashoko jene ainbo oxaa
iká iki jawen yora
kewekanbi rakota
kikin metsá.
Jainoax ainbo jawen xobon karibaa iki,
nokoxon tanaa iki ja oina kewebo.
Jainxon peokana iki
chopa keweakin.
 
Parokeska iki kené
Ja iki ianki tekitabo
jemaboribi.
Jatiribibo iki mayakené,
mayá mayabaini
parobokeska.
 
Jatibi jawen metsabo,
jawen raobo,
jatibi jakonbo,
jake jawen mestá kenebo.
 
Noa riki paromea jonibo.
Shipibo-konibo
noa jati atipanyamake
paro ochó.
 
Yosiboan yoikatitai
paro xaman
jake wetsa jonibo
ani shinaya.
 
Moatian Merayabo
jeneori bokatikanai
jain jakatikanai
ja paro jonibobetan
jatonmea onani.
3.
 
En este mundo
quedaron nuestros padres
como huérfanos
sufriendo mucho,
trabajando duro
para alimentar
a sus esposas y a sus hijos,
abriendo chacras y levantando sus casas.
 
Para poder vivir
nuestros padres
eran muy trabajadores.
Ellos se despertaban
antes del alba,
cuando no había salido el sol.
 
Las mujeres antiguas
juntaban leña para cocinar,
cultivaban la chacra,
barrían la casa,
modelaban la greda,
tejían su ropa
y la bordaban con diseños.
 
Los hombres antiguos
hacían canoas,
cazaban y pescaban.
El río y los bosques
daban todo lo necesario
y nada les faltaba.
 
Los antiguos 
conocían plantas medicinales
que curaban la pereza.
La corteza del tangarana kaspi
los volvía trabajadores.
 
Buscaban un árbol de tangarana
que estuviera bien cultivado
por las propias hormigas.
Cortaban su corteza
y la remojaban
antes del amanecer.
Eso tomaban
y luego ayunaban
hasta el mediodía.
Los jóvenes tomaban
[la corteza del árbol tangarana]
para ser trabajadores.
 
También conocían
el árbol de sacha garza
que crece a las orillas de los lagos.
Es un árbol aromático
que huele como la canela
y tiene grandes conocimientos.
Con su corteza
se prepara un vomitivo
que limpia el estómago
y despierta el cuerpo
para ser trabajador
y un buen pescador
como la garza
que es el Dueño de ese árbol
y en sueños nos transmite
[sus habilidades y conocimientos].
 
Por esos nuestros abuelos
eran buenos pescadores.
Los árboles los curaban.
Se sanaban con el monte.
 
Cuando sacaban la corteza
de algún árbol medicinal
ellos conversaban con el árbol,
hablaban con respeto
para pedir que les enseñe:
 
“Hazme un buen pescador,
hazme un hombre trabajador,
de buen pensamiento,
con un pensamiento fuerte,
para que nada falte a mi familia”.
 
El Dueño espiritual del árbol
los escuchaba,
miraba sus corazones;
si tenían buen pensamiento
les transmitía su fuerza, 
y su gran sabiduría.
 
Las raíces de los árboles
se hunden en la tierra
y también bajo el agua.
Sus ramas se elevan
hacia el cielo.
 
De la tierra,
del agua,
de las lluvias,
de la luz del padre sol,
de la profundidad del cielo
y del Gran Espíritu
 
vienen las buenas medicinas
y los conocimientos 
de las plantas del bosque.
 
Los antiguos 
no se alejaban del bosque.
Lo conocían a la perfección.
Cada familia vivía
lejos de los demás
una vida tranquila.
Para visitar a sus parientes
navegaban en canoa.
Los ríos eran para los antiguos
los caminos
que unían a las familias.
 
En sus pensamientos,
en sus corazones,
sentían alegría
contemplando el río,
recordando a sus parientes.
 

Contaban nuestros abuelos
que en el principio del mundo 
los antiguos no conocían
los diseños kené.
Hasta que una mujer
encontró en una orilla del río
a una bella sirena dormida
que tenía su cuerpo
bordado con diseños 
de gran hermosura.
 
La mujer volvió a su casa;
y al llegar, dibujó esos diseños.
Desde entonces 
los antiguos comenzaron 
a bordar su ropa con diseños.
 
Los diseños kené son como ríos
que unen las lagunas
y los pueblos.
Algunos son circulares,
avanzan dando vueltas
como los ríos.
 
Todo lo que es hermoso,
todo lo que es medicinal,
todo lo bueno
está cubierto con diseños kené.
 
Nosotros somos gente del río.
Los shipibo konibo
no podemos vivir
lejos de los ríos.
 
Los abuelos contaban
que en la profundidad del río
habitan otros humanos
que son grandes sabios. 
Los antiguos Meraya
se hundían en el agua
y se iban a vivir
con los espíritus del río
para aprender de ellos. 
4.
(Bewá)
 
Paro xaman kanoxon
kanoshaman abano
jene xamankoniax
ani paro xamanbi.
 
Nokon bewa bainkin
jene xaman kanoni.
 
Metsá jene ainbo
jawen yora keweya
metsá yorashamanbi
metsá keweshamanbi.
 
Nonbira yoinon
noabira meninon
jawen ani shinanbo
jawen koshi shinanbo
 
jene nete meninon
jene nete kepenxon
jawen koshi bitaanan
jawen metsá bewakan
 
nonribi onanon
jene metsá netenxon
jawen kewé netenxon
paro xama netenxon.
 
Jawen akoroninbi
kawayonparibano 
jawen koshi biboi
jainbira jonini
 
jene neten jonini
jene koshi jonini
ja jene koiranti
jene nete xamanbi.
 
Jene ibo meraya
merayashama riki
jene rokotorobi
jawen roninbobetan.
 
Jawen noi roninbo
jaton kewé neteo
jaton metsá neteo
jawen paro xamanbi.
4.
(Canto)
 
Vinculándome con la profundidad del río,
haciendo una conexión profunda
con la hondura del agua,
con lo más hondo del gran río,
 
mi canto se va encaminando
hacia la profundidad del agua.
 
Hermosa mujer de las aguas
con un cuerpo bordado con diseños
de indescriptible hermosura,
bellos y profundos.
 
Nosotros le hablamos [a la mujer del agua]
para que nos transmita
sus conocimientos infinitos,
sus fuertes pensamientos
 
y abra para nosotros la sabiduría líquida
del mundo del agua,
para que recibamos su fuerza
y sus hermosos cantos medicinales.
 
Junto a ella aprendemos 
la sabiduría del mundo del agua,
del mundo de los diseños bordados,
la hermosa profundidad de los ríos.
 
Sobre el barco espiritual
[de la mujer del mundo del agua]
estoy caminando
recibiendo la fuerza
del territorio oculto
en el que ella se transformó en ser humano,

[donde nació] el espíritu del mundo de agua,
el fuerte espíritu del agua,
que cuida de los ríos y de las lagunas,
de la profundidad del mundo acuático.
 
La mujer sabia del agua
es un ser iluminado,
con facultades extraordinarias
que domina sobre los dragones.
 
Esas serpientes descomunales
viven en el mundo de los diseños,
en una geografía hermosa,
en lo más profundo del río.

  Jene Ainbo © Chonon Bensho
5. 

Jawetianki moatian jonibo
Onanyakasi
bokatikanai ochó
niimeran  peotashoko akax.
 
Tsekakatikanai jiwi bichibo,
koshi jiwibo,
ani onanyati jiwibo,
inoaxatankeska,
anakeska.
 
Jakoni yoyo ikatikanai
ja rao ibobobetan:
“Ea ani shinan meniwe,
min panati ea meniwe,
maton bewá ea onanmawe,
isinaibo en jato benxoanon,
nokon kaibobo akinon,
Maton neterao ea kepenxonkanwe,
eara raomis ikasai
moatian jonibokeska”.
 
Rao jene xeakatikanai
jainoaxribi peibaon nashikatikanai.
Piamakatikanai
jaweti netebo
jainxon samakatikanai
oxebo winoti
tashioma pii,
bata piamai,
yoranyamai,
jaskati noibatiti
koshi shinaya ikasi
yoitanan:
“Eara ikai ani Onanya joni,
Kikin koshi Onanya,
Jakon Onanya,
Nete Ibon bake”.
 
Jawetianki jawen yoraxama
moa kerasma iketian,
jawen shinan jakon-ira
rao jonibo
jaimashaman
nokokatikanai.
Jawen namameran axeai,
jaton koshi menii,
jaton onan shinan menii.
 
Jaweratoboki Onanya ikasai
iti atipanke jakon shinanya
jato raonkasai
jawen kaibobo
jaton rao bewakan.
Jawetianki samatai
non kayara kai
jatibi netenko:
mai xaman kai
rao taponbomeran;
onanti jawetio chichorin ixon
jawen jene neteoribi;
jainoariibi mananmeran,
shanka neteo,
nai xamao.
 
Ja samataikaya
kai jemabotiibi 
rao nete ibobo,
Chaikonibaon jeman.
Nokokatikanai joni
ja basi samata jonibo,
inin peiraon
nashiabo.
Ja joné jonibo
kenyamai non jakonma  itsa.
Xeteti jake raopei inin
jaskaaraxon chaikonibo 
nokotikopi.
 
Jatonra biai
jakon shinaya jonibo,
jakoni jaa jonibo,
jakon joe Netemeran
jawen jointiabi .
 
Ja joné jonibo
jawetianbi ramianayamakanai.
Kikin raro shinayabo jakanke,
Rao inin poataibo
Nii xamameran
ani jema ochó
weanbotiibi.
Jatibitian raota.
Akanai jatonribi ani xeatiakin
metsonananax ransai,
mashá bewai.
 
Jawetianki westiora Onanya
Chaikoniboiba meratai
aribakanai jaton bake bimakin.
Jabaon jawetianbi potayamai,
akinkanai
isinaibo benxoatikopi .
 
Kikin metsashoko ainbobo
Joxo  tena yorayabo.
 
Jawen rayos Onanya
meniai jawen koshi,
jawen onan shinan,
raonai itikopi
yokakanaibo.
 
5.

Cuando los antiguos
querían ser médicos y sabios
se iban a vivir lejos [de sus familias]
en pequeños refugios en el bosque.

Cortaban las cortezas
de los árboles de gran fuerza espiritual
y de grandes conocimientos
como el ayahuma y la catahua.

Conversaban respetuosamente
con los Dueños de la medicina
[para pedir que les transmitieran
sus conocimientos]:

“Dame un gran pensamiento,
dame tu protección,
enséñame tus cantos
para curar a los enfermos,
para ayudar a mi familia.
Abre tu mundo medicinal,
quiero ser médico,
un sabio como los antiguos”.

Tomaban el agua medicinal
[en la que remojaban las cortezas]
o se bañaban con las hojas.
Entonces ayunaban
por varios días
y luego dietaban
algunos meses
sin comer sal,
sin comer dulce,
sin tener relaciones sexuales,
así sufrían
con un pensamiento fuerte
diciendo:

“Voy a ser un gran médico,
un médico fuerte,
un buen médico,
hijo del Gran Espíritu”.

Cuando la profundidad de su cuerpo
ya estaba limpio
y su pensamiento tranquilo
los espíritus medicinales
de a pocos
se acercaban.
En sueños les enseñaban,
les transmitían su fuerza,
les daban sabiduría.

Quien quería ser médico
debía tener un buen pensamiento
y tener la voluntad de curar
a sus familiares
con los cantos medicinales.
Durante la dieta iniciática
nuestro espíritu se desplaza
por diversos mundos:
se hunde bajo la tierra
con las raíces de las medicinas;
conoce lo más hondo
del mundo de las aguas;
también los cerros,
el mundo de las piedras
y la profundidad del cielo.

El espíritu del dietador
viaja por los territorios espirituales
de los Dueños del mundo medicinal,
y visita el pueblo de los Chaikonibo
[los ancestros perfectos].

Ese territorio solo es alcanzado
por las personas
que han dietado mucho tiempo,
que se han bañado
con hojas perfumadas.

A los espíritus escondidos
no les gusta nuestro mal olor.
Hay que oler a planta perfumada
para acercarse
a los Chaikonibo.

Ellos solo reciben
a las personas que piensan bien,
que viven en armonía
con la luz del Gran Espíritu
en los pensamientos de su corazón.

Los seres escondidos [Chaikonibo]
nunca discuten entre sí.
Ellos viven con mucho contento,
emanando un perfume vegetal,
en lo hondo del bosque
lejos de las ciudades,
en las quebradas.
Siempre usan vestidos adornados.
También hacen sus celebraciones
y danzan tomados de las manos,
cantando mashá.

Cuando un médico
encuentra a los Chaikonibo
le entregan para casarse a sus hijas.
Ellas nunca lo abandonarán
y lo ayudarán
para sanar a los enfermos.

Son hermosas mujeres
de piel muy blanca, que resplandece.

Su sabio suegro
le transmite su fuerza,
le da su conocimiento,
para que cure con compasión
a quienes pidan ayuda.
6.
(Bewá)

Nokon bewashamanbi
bewashaman kanoni
rao bewashamabi
metsá bewabanon
 
Maya maya bainkin
bewá keneabanon
metsá keneshamanbi
metsá keweabanon.
 
Ea riki Onanya
jakon joni Onanya
rai rokotoroshamani
nokon metsá maiti
 
Nokon maitishamanbi
biri biri mabokin
inin bires maiti
metsá keneshamanbi.
 
Nokon metsá tari
metsá tarishamanbi
joxo tarishamanbi
metsá keweshamanbi
nokon pino tari keweya.
 
Eakaya keyanon
nai xaman panixon
rao nete kepenkin
rao neteshamanbi
 
ani nete kepenkin
metsá nete kepenkin
jakon nete kepenkin
inin nete kepenkin.
 
Inin jema kanoni
chaikonibaon jemakaya
metsá jemashamanbi
jaton metsá xobonbi
 
raro inin nomabo
mayá mashá itikaya.
 
Nato metsá netenko
ea riki awinya
soi noma metsashoko
ja riki nete biriai 
 
nokon papashokobo
raro bewashamanxon.
 
Rao nete ibobo
mayá mayashamani
nonra isinbo benxoai
non metsá bewakan.
 
Ea riki Meraya
moatian jonibokeska
nato xawan benxoai
nato noma benxoai
 
nokon rao bewashamaxon
nete bewa shamaxon
Nete Ibo jakon joi
Nete Ibo rao joi.
 
6. 
(Canto)
 
Con la profundidad de mi canto,
con la conexión profundo del canto,
con la profunda medicina 
del canto hermoso 
 
me abro camino cantando, 
y avanzo dando vueltas y espirales
haciendo un canto con diseños,
con hermosos y profundos diseños.
 
Yo soy médico tradicional
un hombre bueno y sanador,
un [curandero] Onanya de gran sabiduría, 
con una hermosa corona. 
 
Tengo una profunda corona
que vibra resplandeciente
perfumada y brillante                 
con diseños de indescriptible hermosura.
 
Y tengo una cushma,
una cushma hermosa,
una cushma blanca,
con bellos diseños bordados.
Es mi cushma bordada 
que me regaló el colibrí.
 
Mi alma se eleva
y se suspende en el insondable cielo
abriendo lo más profundo
del mundo medicinal;
 
abro el mundo ilimitado,
el mundo hermoso, inexpresable,
el mundo sin mal, el mundo bueno,
el mundo del aroma medicinal.
 
Me vinculo con el pueblo perfumado,
con el alma de los Chaikonibo,
con la profundidad de ese pueblo 
en el que tienen hermosas casas;
 
las alegres y aromáticas mujeres
dan vueltas bailando el mashá.
 
En ese mundo hermoso
tengo mi esposa
que es un ave muy hermosa
y todo en ese territorio resplandece.
 
Mis entrañables ancestros
cantan con mucha alegría.               
 
Los espíritus Dueños de la medicina
giran y giran desde lo más hondo
curando las enfermedades
con el alma de nuestros bellos cantos.
 
Tengo el saber de los Meraya
como los antiguos
y a este hombre estoy curando
y a esta mujer estoy curando
 
con la profundidad de mi canto, 
la profundidad del mundo medicinal
y la buena palabra del Gran Espíritu,
con la palabra medicinal de Dios.      
7.
 
Moatian jonibo
ikatikanai koshibo onan jonibo.
Jakatikanai Inkan jato axeakeska.
 
Rama Inka jake
wetsa neteori,
wetsa paroori,
noakeskama netenko,
jakon netenko.
Jabo mawayamai,
keyoisma Inka. 
 
Noa riki bakebo
moatian Merayabo. 
Noa iti atipanke jatokeskaribi.
Non yosibo
jake non jointiainko;
bewakanai
Inkabobetan.
 
Non rao onanketian,
non jakon akin samaketian,
yosibaon noa namameran noa benai.
Noa bokanai
non onanyamaa parobaon;
noa onanmakanai icha jawekibo
jatibi raomeranoabo.

Noa koshi menikanai,
jaton onan shinanbo,
jaton ani shinanbo,
jakon joi
tsonbi noa paketimakopi.
 
Ramara noa jake “moderno” netenko
ikaxbi noa shinabenoti atipayamake
non rekenbo.
Jaskatax jatikopi
jemabotiibi nato ani paron,
jatibitian koshi itikopi,
noa jati iki non rao ochoma,
ani nete namati.
 
Rome koinman
non atipanke yoshinbo ishtomakin
noa ramiakasaitian.
 
Non jakon akin samaketian
Chaikonibaon noa axeati atipanke,
jaton koshi menikin,
jaton jakon shinanbo,
noa jakon jatikopi,
ikonshaman jonibokeska itikopi.
 

 
7.

Los antiguos
eran fuertes y sabios.
Vivían como el Inka enseñó.
 
El Inka vive ahora
en otro mundo,
en otro río,
en un mundo diferente al nuestro,
una tierra sin mal.
Él nunca muere,
es el Inka eterno.
 
Nosotros somos hijos
de los antiguos médicos
y podemos ser como ellos.
Nuestros abuelos
viven en nuestro corazón;
y siguen cantando
junto al Inka iluminado.
 
Si conocemos nuestras plantas,
si dietamos bien,
los abuelos nos visitan en sueños.
 
Nos llevan a viajar
por ríos desconocidos
y nos enseñan las propiedades
de las plantas medicinales.
Nos dan su fuerza,
sus pensamientos sabios,
sus pensamientos infinitos,
y nos donan una buena palabra
para que nadie pueda vencernos.
 
Ahora vivimos en el mundo moderno
pero nunca podemos olvidar
a nuestros antepasados.
Para sobrevivir
como una nación de este gran río
debemos permanecer fuertes,
cerca de nuestras medicinas,
soñando con los mundos ilimitados.
 
Con el humo del tabaco
debemos alejar a los demonios
que quieren destruirnos.
 
Si dietamos bien
los Chaikonibo pueden enseñarnos,
darnos su fuerza,
sus buenos pensamientos, 
para que vivamos bien
como verdaderos seres humanos. 


Más sobre el arte y poesía de Chonon Bensho, Pedro Favaron/Inin Niwe y la nación Shipibo-Konibo


Mira las pinturas y bordados de Chonon Bensho en Siwar Mayu.

Los diseños MAYA KENÉ son símbolo de identidad del pueblo shipibo.

El manifiesto shipibo, Red Antisuyo:

“NON JOI: Nuestra palabra”

Una explicación sobre el uso ancestral del Ayahuasca, Red Antisuyo:

AYAWASKA

La poesía cuir de Manuel Tzoc Bucup

© Fotografía de Fabrizio Quemé

Introducción de Rita Palacios

Manuel Tzoc Bucup es un poeta y artista visual maya k’iche’ de Iximulew (Guatemala). Su trabajo consiste en tratar de metaforizar realidades sociales desde la interseccionalidad identitaria a través del lenguaje poético y de las artes visuales. Los tópicos constantes en su propuesta son: género, identidad, cuerpo, origen, memoria, lenguaje, imagen, objeto, disidencia sexual, y todas las posibles hibridaciones. Autodidacta a través de talleres, diplomados, y lecturas de arte y literatura contemporánea. Cuenta con varios libros publicados por editoriales alternativas y artefactos poéticos en edición de autor. Textos suyos aparecen en revistas y antologías literarias en toda Abya Yala. Ha presentado su trabajo visual en diversas galerías y muestras de arte contemporáneo locales y extranjeras. Tzoc es uno de los fundadores junto a Rodrigo Arenas-Carter de la Maleta ilegal, una editorial alternativa que se dedica a publicar textos de manera limitada e independiente. El poeta es bien conocido por su poesía cuir, erótica y por sus libros-objeto poéticos.

Un ejemplo de “textos sin fronteras” © Maleta Ilegal

Recientemente se vio a cargo de la edición de una las primeras colecciones de poesía cuir en Centroamérica, Antología LGBTIQ+ Guatemala (e/X 2018). En general, Tzoc se preocupa por la edición y publicación de su obra de manera práctica, esto le permite evadir la censura y a la vez asegurar una experiencia sensorial para el lector. Asimismo, esto significa acortar la distancia entre el creador y su público, dándole a sus versos la corporeidad de la cual la palabra impresa generalmente carece. Para el poeta, la textura del papel, el impacto de las imágenes y la interacción con el objeto poético son parte de la experiencia y a la vez una invitación a pensar en la fetichización del libro y, finalmente, de la palabra.

atómica © Manuel Tzoc Bucup

Su artefacto poético más reciente, Wuj (edición de autor, Guatemala, diciembre del 2019), recrea un tipo de experiencia epistolar. El poeta-creador confecciona tan solo cincuenta copias de un objeto poético compuesto de hojas sueltas de rica textura y con una tipografía mecanográfica en un sobre sellado cuya función es de cubierta de libro. Para obtener una copia, es necesario contactarse con Tzoc directamente y su entrega se realiza a través de servicio de mensajería internacional dado que no hay servicio de correos nacional en Guatemala o de manera personal (no está demás considerar el impacto de la crisis global para adquirir una copia de Wuj). Los versos contenidos en esta obra ofrecen una reflexión en torno a nuestra relación con los medios sociales (“Adiós Facebook! Cierro mi cuenta contigo ☹️”) y el internet (“San Google cómo se encuentra tu espíritu cyborg en este momento?”); con la escritura y la lectura (“Ejercicios de escritura”, “A los lectores” y “Wuj” Palabra); con la indumentaria Maya (“Kat Waj” Te quiero); y con la vida urbana (“Memoriales urbanos”). Para esta edición de Siwar Mayu, Tzoc nos brinda versos totalmente inéditos que tratan de la pandemia global y lo que significa estar solo, enfrentarse al miedo, a la enfermedad y, por último, a la muerte.

Wuj © Manuel Tzoc Bucup, 2019
Polen © Manuel Tzoc Bucup, 2014
Polen © Manuel Tzoc Bucup, 2014

5 poemas del libro inédito con nombre tentativo “Fresa y Fracaso”, escrito bajo la pandemia mundial del Covid-19 para la revista electrónica Siwar Mayu, Guatemala 2020.

 Fresa y Fracaso © Manuel Tzoc Bucup


FECALIDAD EN EL OLVIDO 

Observando las cosas de mi baño

me pregunté por las pequeñas fecalidades que quedan en ellas

y ahí están los cuerpos futuros y cínicos 

limpiándose las culpas con jabón gel sin aroma 

Exacto nene

los cuerpos sin futuro

SOMOS NOSOTROS

limpiando y ensuciando el corazón con el deseo

de escribir en medio del abismo 

Reconstruir el crimen de vivir el día a día 

abrazando nuestro libro preferido 

regando cada mañana una planta de amapolas 

observando el mar infestado de petróleo 

abrazando un cuerpo muerto y aún tibio 

acariciando perros callejeros 

en fin y por fin

esto es la fecalidad de los años felices 

La crónica roja del día 

llena de obligaciones domésticas y laborales 

¿estamos solos o nos sentimos solos?

la verdad es singular en cada sujeto 

no puedo a hablar por ti nena

lo siento

aunque me odies 

yo desapareceré en cualquier momento 

reconstruyendo la malvada historia de nuestras vidas 


ESTRELLA DE LA SOLEDAD 

En este momento 

lo único que existe eres tú 

Estrella de la Soledad

serás nuestra compañía 

en estas noches de disparos al aire 

noches de aislamiento colectivo 

de cuerpos perseguidos y olvidados 

de flamencos brillantes y libres 

que nadan en ríos urbanos

 

Noches de espejos solitarios 

DEL YO CONTRA EL YO 

Nota: texto escrito el primer día del toque de queda en Guatemala, 22 de marzo del 2020. 


MASA 

Morder la memoria

devorar 

la mazorca dorada por el fuego 

ceniza viva 


MUCHACHA HERIDA 

El mundo y sus peligros cotidianos 

está afuera muchacha hipocondríaca

(incluso adentro) 

te espera

te llama 

ya no puedes seguir recorriendo el universo 

en esa máquina de correr eléctrica 

los bichos te sonríen en cualquier objeto 

estás horrorizada de abrir la puerta de la calle 

de tocar la piel de tus amigos

de penetrar la carne de tus amantes 

Las esquinas filosas de las cosas te amenazan 

hiciste una cueva de tu corazón herido 

le temes a las esporas que flotan frente a tus ojos insanos 

respira y siente el aire infectado y puro 

respira y siente y pide aumentar tu calma 

Anda  y respira profundo amiga hipocondríaca 

que todo estará bien! 

o talvez será todo lo contrario


AGUA SALADA

Todos saldremos heridos de esta historia 

con un muerto a cuestas 

con un amor en plena pandemia 

restaurados

lesionados

iguales

cerrados 

enfermos 

renovados 

aburridísimos hasta el cansancio 

más solos que nunca

más acompañados que nunca 

sobre explotándonos con teletrabajo 

o con nuestro curriculum esperando eternamente una respuesta

Esta historia 

este camino 

el destino

el azar

la mala y buena suerte 

nuestros pasos del día a día sobre aceras de sangre y pasto verde

filmaciones de recuerdos y olvidos

y el agua salada 

siempre el AGUA SALADA

esperando con ansias 

nuestros cuerpos derrotados

Cuerpo de niño triste, Polen, Wuj, Atómica © Manuel Tzoc Bucup

Para aprender mas de Manuel Tzoc, la poesía cuir y los textos sin fronteras

Latin American Literature Today: 4 Poemas de Manuel Tzoc

Por favor sigue este enlace, y disfruta cuatro poemas más de Tzoc. Cubren una amplia gama de temas, escritos durante muchos años. Hablan de la complejidad de la existencia humana, tocando todo, desde el niño interior hasta las plantas medicinales y lo cuir.


Ediciones la Maleta Ilegal

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